¿porqué me enamore de tí?

Capitulo 32: Aprender a odiarte

Adriana

Ya llevamos cerca de 3 horas esperando a que Alejandro despierte. El doctor ya nos dijo que el niño bonito esta bien. El médico solo comento esa frase y senti que el alma regresaba a mi cuerpo. Fue un gran alivio para mi corazón. Pero eso se acabo cuando las chicas esas dijieron que querian entrar a ver a MI novio. 

Obviamente que yo las mate con la mirada y tambien quería hacerlo con mis manos. Pero el señor Fabrizio me detuvo. De todas maneras,  les advertí que antes entro yo a verlo. De hecho, todas ellas pierden su tiempo aquí, por que no pienso dejar que lo vean.

El médico dijo otra cosa importante tambien, menciono que Alejandro tenía el brazo fracturado, pero nada grave, nada fue grave gracias a Dios.

Una enfermera se acerca hacia nosotros.

-El joven Alejandro ya desperto.

-Puedo ir a verlo-Pide la rubia, la cual se me adelanta.

-Él solo quiere ver a una persona ahora, me ha dicho que entre la señorita Adriana-Yo sonrio victoriosa.

Toma por idiota, rubia plastica, el niño bonito es mío.

Camino hacia la habitación en donde esta mi niño bonito. Él se encuentra acostado en la camilla. Apenas escucha la puerta, gira para mirarme.

Tiene un curita en su frente, pero es pequeñisima. Su mirada no es la misma.

¿Qué me dicen sus ojos? ¿Es decepción? ¿Es enfado?

No lo sé.

Intenta sentarse en la camilla y yo corro para que no lo haga, no quiero que haga algún tipo de esfuerzo.

-¿Qué haces Alejandro?-Pregunto en forma de regaño-Me has dado un buen susto. ¿Sabes? Afuera hay muchas chicas que quieren entar a verte, pero.........

-Esto se acabo-Dice a secas, interrumpiendo.

-¿Cómo?-Contesto sin poder asimilar sus palabras.

-Lo que escuchaste, Adriana. Pedí que vinieras porque quiero acabar con esto de una vez-Vuelve a hablarme con un tono de voz frío.

-¿Qué? ¿Entiendes lo que me estas diciendo?-Exclamo enojada y triste a la vez, ya no se ni lo que siento en realidad.

Camino de un lado al otro sujetando mi cabello, Alejandro solo me observa.

Estoy sintiendo desesperación en este momento.

-Sé lo que estoy diciendo, Adriana, así que ya dejate de tus ataques de histéria y acepta........

-Ya callate, Alejandro-Grito bastante molesta.

Osea que me esta terminando y encima de dice loca.

¿Quien mierda se cree?

-Callate por que no debo golpearte, ahora no-advierto.

Juro que tengo ganas de golpearlo, pero me estoy aguantando porque esta así, todo adolorido y por el accidente.

-Se acabo.....-Me mira directo a los ojos- Ahora, ya te puedes ir-Sus palabras tan frías me queman por dentro, me queman por completo.

-Si claro, me voy ahora mismo, ya no tiene caso seguir aquí. Piensas que soy una cobarde y tú eres igual, solo cometí un puto error, Alejandro, y lo primero que haces es terminar conmigo. Es que soy un completa idiota-Y otra vez, ahí voy llorando-¿Tan rápido dejaste de sentir algo por mí o es que nunca me quisiste en realidad?-Pregunto.

Ya no sé ni para que pregunto algo que es obvio, es más que seguro que nunca me quiso lo suficiente. O tal vez ese amor ni siquiera existió.

¿Acaso nadie me puede querer de verdad?

-Tal vez nunca te quise lo suficiente-Y con esas palabras siento que se va mi vida-¿Qué pensabas? ¿Qué iba a cambiar mi vida, solo por tí? No Adriana-Suelta un risa amarga, mientras mi garganta se ha secado, creo que ni siquiera estoy respirando-Para empezar, si te dije que me gustabas era para que aceptaras acostarte conmigo, y eso ya lo conseguí, así que ya no tiene sentido fingir algo que no es verdad.

¿Enserio estoy escuchando esto?

¿En serio Alejandro, mi niño bonito me esta diciento todas estas barbaridades?

-Eres de lo peor, Alejandro Guerra-Ahora yo río como una loca-Ya no tiene caso decir lo que siento, eso no cambiara nada-Me seco la lágrimas de mi rostro con desprecio-Hasta nunca, niño bonito-camino unos pasos y antes de salir, su voz me estorba el paso.

-Adios, loca histérica-Dice en un susurro.

Quiero girar, correr a sus brazos y besarlo, pero ya nunca más haré lo que quiera, ahora solo haré lo que debo.

Me dijo claramente que fui un juego, fui una más de su lista, justo lo que no quería ser.

Que se largue al carajo entonces.

Salgo de esa habitación sin mirar atrás.

Para empezar, aquel día en que me entregue a él, fue porque así lo quise, quisiera decir que me arrepiento, pero no lo hago, no me arrepiento de haber echo esa locura, apesar de todo lo que le acaba de decir.

Pero como él mismo lo dijo, esto se acabo.

Al salir me topo con Martín y Fabrizio, ambos notan las lágrimas en mis parpados, e intenta interrogarme, pero yo no les doy opción, salgo corriendo de la cliníca.

Mis lágrimas no cesan, cada vez son más y más, no desaparecen, no puedo dejar de llorar por más que así lo desee.

Una vez más empiezo a caminar como una loca, escucho la vocinas de los autos, las escucho, pero no las oigo, mi mente esta perdida, y parece que lo mismo sucede con todo mi cuerpo.

Te amo Alejandro, te amo más de lo que te puedes imaginar, pero ahora debo de aprender a odiarte.

Tú debes de darme los motivos para que lo haga. Estoy segura que volveras a tu vida de antes, volveras a acostarte con la primera que se pase por tu camino. Eso hará que te odie.

Además debo de olvidar cada momento que pase contigo, debo de olvidar cada uno de tus besos, de tus caricias, tengo que olvidarte Alejandro Guerra. Lo tengo que hacer.

Mi célular vibra, suena y suena, pero nisiquiera me tomo la molestia de ver de quien se trata. No quiero saber nada de nadie en este momento.

Una vez más mis piernas me conducen a un lugar insolito, llego a la playa. 

Aquí nadie podrá encontrarme por un buen tiempo.

Me siento en la arena y escucho como rompen la olas. Miro hacia al frente y ahi estoy yo, junto con Alejandro. Sus manos deslizandose por todo mi cuerpo.



#5688 en Joven Adulto

En el texto hay: amor odio romance juvenil

Editado: 11.07.2021

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