Porque tú lo querías así

⟡ Capítulo 3 - Feliz cumpleaños mamá⟡

Mi cama, al fin puedo dormir tranquilo. Ya pasó una semana y al parecer Hali se ha acercado más a Suvan y ya no tartamudea tanto cuando lo tiene en frente, pero aún es interesante y divertido molestarla con eso. Salen mucho tiempo durante los descanso y a la salida del instituto, empieza a alejarse de mí, pero estoy bien, hablamos por llamada y mensaje así que todo va normal, ya estoy acostumbrado a su comportamiento de niña enamorada.

¿Estás enojado? La quieres para ti y eso lo sé muy bien. Vas a permitir que él se la lleve mientras tú te hundes en tu miserable soledad.

De nuevo esta aquí esa estúpida voz, será mejor responderle antes de que empeore todo.

—Entonces ¿Qué se supone que haga? —menciono al aire cerrando la puerta de mi habitación, no quiero que mi abuela piense que enloquecí o algo por el estilo, aunque quizá si estaba loco después de todo — ya hemos hablado, no le confesaré lo que siento.

Eso es porque no sabes lo que sientes en realidad, eres patético.

— No sé lo que siento. porque tú siempre te estás metiendo en todo — me siento en la cama y desabrocho los botones de la camisa que llevo durante todo el día desde que terminó el instituto.

No quiero que te lastimen.

— ¿Y tu quién eres para decir eso? Tu eres quien más me lastima — blanqueo los ojos, siempre era la misma conversación.

Lo hago para que nadie más lo haga, soy considerado.

—Vaya que eres impresionante, en serio desearía que no fueras tan amable —niego con la cabeza sin comprender porque sigo hablando solo, es solo una voz, la estupida e inútil voz de mi consciencia o lo que sea.

Y tú eres un imbécil que se deja lastimar por cualquiera, eres patético.

—Si, gracias a ti sé eso, algo que agregar o ¿ya puedo irme a dormir? —retiro las cobijas de mi cama dejando todo listo para la hora de dormir, y continúo alistándome para poder descansar, estoy agotado, está tarde hemos ido de nuevo al parque de diversiones y aparte de todo lo demás. Iba mejorando mi salud mental a diario y no quería volver a recaer, después de muchos años al fin empiezo a sentir lo que es estar bien nuevamente.

Tengo muchas cosas que agregar

—Entonces habla de una jodida vez, que ya tengo sueño y no tengo tiempo para esto —Sus palabras empiezan a molestarme, sé que son solo mis pensamientos pero por más que lo intenté hace mucho, no he podido callarlo, así que me resigne a simplemente escuchar. De pronto suena un ligero golpe de la puerta y acto seguido la voz de mi abuela.

—¿Puedo pasar? —la escucho decir desde fuera.

—Si, claro —me coloco la pijama azul de osos, un magnífico regalo de Hali por mi cumpleaños —¿Ya te vas a dormir?

—Si, ¿necesitabas algo? —dirijo la vista hacia ella. está de pie bajo el marco de la entrada, observandome mientras oculta su risa cumbriendose los labios con la mano. No la culpo, en serio me veo patético con esta pijama, tiene una capucha con orejitas y cara de oso, es de una sola pieza incluso con una pequeña cola esponjosa, pero es realmente cómoda y no puedo tirarla, Halia me mataría

—Hoy es el cumpleaños de tu madre, ¿Quiéres que le pongamos una vela? —Mi abuela me contó hace años que mi madre murió el día de mi nacimiento, cuando era niño siempre me habló de ella, de como era a mi edad y lo grandiosa que podía haber sido como madre. Realmente quiero mucho a la mujer que me dió la vida, nunca la conocí, pero con todo lo que me ha contado la abuela siento que tiene razón, ella habría sido la mejor.

—Si, me encanta la idea —agarro su arrugada mano y bajamos hasta la sala, los cuatro sillones del lugar nos reciben pero camino directo a la esquina del fondo, en donde están una vasija de metal junto a un pequeño marco con la foto de una adolescente sonriendo, mi madre. Colocamos una vela blanca junto a la foto y conversamos por algunos minutos, la abuela me cuenta tantas cosas como si mi madre estuviera viva, siempre quise conocerla, pero lo único que había de ella era esa foto en donde podía verla, su cabello oscuro, sus ojos cafés iguales a los que yo tengo y su vestimenta escolar, su rostro tiene una grande y hermosa sonrisa.

Después de un rato de tantas charlas nos vamos cada quien a su habitación con la intención de dormir. Me recuesto en mi cama con la mirada fija en el techo, mi mente se pone en blanco y sé que esta por pasar de nuevo, no quiero, pero esto es realmente inevitable en un día como hoy.

Vaya, sabes que tu madre murió porque no quería conocerte.

—No estoy para tus bromas, además, no hables como si la hubieras conocido, cállate —el tema de mi madre es el único que aún no he logrado superar.

¿Qué me calle? No me pidas eso pequeño, mi trabajo es arruinarte la vida.

—No recuerdo haberte contratado para eso —tapo mis oídos con la almohada lleno de frustación —Ni siquiera recuerdo haberte contratado

No lo hiciste, por eso no exijo que me pagues.

—¿No te basta con mi estabilidad emocional? —me acomodo en posición de feto intentando sentirme seguro, aunque la presión en el pecho continuaba amentando haciendo que la respiración se descontrolé de a poco.

No, no me basta. Sabes no recuerdo la primera vez que hablamos, ¿Tú sí?

—¿En serio? —hablo con ironía, esa voz está en mi cabeza, obvio recuerda cada cosa que he pasado, incluso más cosas de lo que yo logro recordar.

Es broma, si me acuerdo, tu primer ataque de ansiedad; un recuerdo tan hermoso y apreciado para mi.

—No, no eso de nuevo, por favor...— suplico, pero las imágenes vuelven a mi cabeza de nuevo, reviviendo uno de los momentos más dolorosos que he pasado.

︶꒦꒷♡꒷꒦︶

8 años atrás...

Estoy sentado en el suelo junto a las gradas del edificio que pocas personas usan, es tranquilo y acogedor, casi nadie pasa por aqui así que es relajante poder leer en silencio, evitando los los ruidos tipicos de los minutos de descanso, gritos, pelotas chocando contra la cancha y así. Mientras me encuentro en mi momento de serenidad leyendo "el principito", dos niños de mi salón se acercan, deteniendose frente a mi.




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