7:30 am...
El timbre suena como si la vida de quien lo pulsa dependiera de ello, pero no es así, obvio que no, sé perfectamente quien es; me dirijo a la puerta y la abro.
—Un día de estos vas a quemar mi timbre —digo bostezando —aún no son las 8am Hali
—Lo sé per...—se detiene al hablar y cambia su expresión de felicidad a enojo, quizá por mi apariencia...aún estoy en pijama —t-te acabas de ¡¡despertar!!!
—Claro que no —entra a la casa casi empujándome hacia las escaleras —estaba preparando mi desayuno, ¿Quieres desayunar conmigo?
—Cállate y vístete rápido, esto es importante —me da un ultimo empujón viendo como subo al segundo piso, río de camino a mi habitación, cierro la puerta observando el conjunto de ropa listo en la cama. Jamás desaprovecharía una oportunidad para molestarla, es muy tierna al enojarse.
Me visto lo más rápido que puedo con un conjunto de ropa bastante simple; un pantalón de mezclilla, zapatillas negras, camiseta roja junto a mi característico gorro de lana gris. Salgo de la habitación poniendome el buso azul de algodón y bajo hasta la cocina, la imagen de Halia, cocinando me recibe junto al olor de un par de huevo y tocino frito.
—Cuidado incendias mi casa, enana —digo causándole un susto, aunque finja estar tranquila, noto que se ha sorprendido —aún quiero vivir aquí.
—Ya casi está el desayuno, ¿puedes arreglar la mesa? —habla sin despegar la mirada del sartén.
—Yo veo a la mesa en perfecto estado —Finjo ignorancia con un tono inocente en mi voz
—Me refiero a poner cubiertos, idiota —el insulto lo dice casi susurrando. Tan tierna.
—¡Oh! Claro que si bella dama —obedezco acomodando los cubiertos sobre la mesa.
Sirve los platos de comida sobre la mesa, los huevos y el tocino forman una carita feliz que me hace sonreir por lo adorable que se ve, nos sentamos uno frente a otro en el comedor, cada cual cn su plato y una taza de café que huele delicioso. Sé que al tener ansiedad no debería tomar café pero que más da, es delicioso. sujeto la agarradera de la taza y bebo el primer sorbo de la bebida algo amarga sintiendo su exquisito aroma en mi nariz, pero mi disfrute no dura mucho.
—¿Por qué crees que me invitó Suvan? —habla Hali rompiendo el silencio de la mesa.
—Simple —la miro con una sonrisa —notó la boba mirada que tienes cada que hablas con él y te quiere decir que quizá necesitas un médico.
—Lua, habló en serio —me mira sin gota de gracia en su expresión —¿y si tienes algo de razón? ¿Qué pasaría si me dice que no quiere nada conmigo?
En ese momento, me doy cuenta de que esta preocupada en serio, ella quiere mucho a Suván desde hace ya algunos años atrás y aunque me lo dijo recién yo ya lo sabía desde hace tiempo. Su forma de mirarlo cada que tenía alguna exposición frente a toda la clase, o cada que pasaba a nuestro lado cuando caminábamos en las innumerables veces que nos encontrábamos con él durante el receso.
—Sea lo que sea, cualquier cosa que te diga mañana, no importa en este momento, eres increíble —lo único que puedo hacer es sonreírle, mirando a esos ojos color avellana que tanto me gustaban mientras le digo con voz tranquila unas palabras de “aliento” (Porque en serio no tengo ni idea de que hacer) —Sé que todo va a estar bien y si te rechaza, ten por seguro que se arrepentirá por no elegir a la persona más maravillosa del mundo —Sus ojos se cristalizan y me levanto poniéndome a su lado para darle un abrazo de consuelo, la sostengo entre mis brazos como si me la quisieran quitar, por alguna razón no quiero soltarla, quiero que se quede conmigo para siempre.
Y ¿si la secuestramos? La llevamos lejos y será tuya para siempre como tanto quieres, no, no quieres; lo deseas, ¿verdad?
Jodete voz
︶꒦꒷♡꒷꒦︶
7 años atrás...
Recuerdo perfectamente como llegué aquí, mi abuela dijo que es por mi bien, que ya no me molestarían si me cambiaba de escuela, pero aquí estoy, en una pequeña bodega, todo es oscuro, pero por alguna razón no tengo miedo, la oscuridad siempre es mi lugar seguro, donde puedo llorar, insultar incluso gritar, y a nadie le importa, estar en los brazos de las sobras me transmite completa seguridad. Aunque este día no estoy aquí por cuenta propia.
Soy nuevo en esta escuela, tras las agresiones que sufrí de mis compañeros, mi abuela decidió cambiarme de escuela al final del año escolar de cuarto grado, fueron los peores años de mi vida, pero al fin estoy en otro lugar, en donde todo se supone iba a ser diferente y no me equivoque, es diferente, muy diferente los nuevos agresores son peor que los anteriores.
8Me insultaron desde los primeros días de mi llegada, todo lo que decían era nuevo; al principio dolió, lo admito pero aprendí a ignorarlos con el paso de los días, al ver que en algún momento ya no reaccioné ante sus insultos; ahora obsoletos; me golpearon, amenazando con lastimarme peor si los acusaba con un maestro o con mi abuela, tenía miedo, mucho miedo de ellos así que mi cabeza no encuentra otra solución que obedecer, sin embargo, al parecer eso no les basta y así fue como terminé en esta bodega.
El miedo me recorre cuando escucho el sonido de alguien maniobrando con la perilla para quitar el seguro. veo la puerta abrirse y mi tranquilidad se ve quebrantada con el pensamiento de que son ellos, mis agresires, vuelven a cruzar la puerta, me escondo en una esquina con la esperanza de que no me encuentren, no quiero que me lastimen de nuevo y mucho menos que me vean llorando. Quizá si no me ven piensen que he escapado.
Pequeño cobarde, eso es lo que eres
—¿Hola? —escucho una voz femenina algo cerca, tapo mi boca manteniendome en posición de ovillo, esperando que se vaya —¿Dónde estás Lulú?
Matala, está indefensa, es tu oportunidad. hazlo
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Editado: 29.05.2024