*Promise that I´ll make you feel like we´re on Ferris Wheel—*canto la letra de la canción que se reproduce en el televisor Ferris Wheel de Imagine Dragons. Estoy recostado en la cama, sin pensamientos, mi mente en blanco, como en un pequeño transe del cual salgo al ver como mi puerta se abre he olvidado poner el seguro, pienso. Me pongo alerta hacia quien va a entrando, mi mirada se fija en sus pequeños pies descalzo caminando en puntitas para alcanzar la perilla de la puerta.
—Hola, te he traído algo —Se agacha y recoge el plato que estaba en el piso, el cual asumo dejó ahí para alcanzar y poder abrir la puerta— No puedes dormir con el estómago vacío —Un pedazo de carne y un poco de arroz se encuentran en el plato que me entrega, el cual agarro con mis manos mientras le sonrío. la calidez de su sonrisa llena un poco mi pecho y sonrío de vuelta.
—Te lo agradezco —Realmente no siento hambre, lo último que probé fueron los frijoles guardados de la abuela, no quiero que ese sabor desaparezca de mi memoria. Mi pecho duele, como que lo apretaran con fuerza al recordar, mis ojos amenazan con empezar a humedecer y no quiero, me niego a llorar, aunque su recuerdo me llene de nostalgia y tristeza.
—Bueno, come y lava tu plato —Sonríe y empieza a salir de la habitación— Me iré antes que me regañen por desobedecer —dice cerrando la puerta. Otra vez solo en la oscuridad de la noche, no sé qué hora es, mi celular se ha quedado sin gota de batería y no tengo como cargarlo, así que como, o al menos lo intento, mastico, pero mi garganta no lo quiere pasar, no sabe mal, pero no es lo que quiero ahora mismo. Sé muy bien que desperdiciar está mal, pero no me importa. Tiro todo por el escusado, bajo la cadena y vuelvo a como estaba antes, durmiendo, hasta que un fuerte ruido me despierta.
—¡Duele! —Escucho una voz femenina y muy fina es Yui*, ¿qué sucede?* me detengo a escuchar detrás de la puerta.
—Basta, no ha sido para tanto—Escucho suplicar a Catalina. De pronto oigo un golpe contra el piso que me hace reaccionar y salgo de mi habitación.
—Si tu madre da una orden, ¡SE OBEDECE! —grita un hombre, asumo que es el esposo de Catalina. Escucho el llanto de Yui y salgo viendo la escena; la mujer en el suelo, su mejilla roja, quizá por una bofetada; Yui intentando mantenerse en pie con lágrimas fluyendo a través de sus mejillas, está pegada a la pared siendo sostenida por el cabello; un hombre es quien la somete, sus ojos muestran enojo puro.
No sé por qué estoy aquí, ni siquiera me importa, pero cuando escuché a la pequeña mi cuerpo reaccionó solo, y ahora no me puedo mover ante tal espectáculo de violencia. Él me mira y suelta a la pequeña quien cae al suelo adolorida, tapando sus labios con sus pequeñas manos para ahogar el llanto, ese hombre se acerca a mí, pero permanezco inmóvil, lo tengo justo enfrente, con una estatura de 1,90 o quizá más, tiene músculos, como si bebiera esteroides 5 veces al día, es intimidante lo que no me permite reaccionar, correr o hablar son cosas que ahora mismo soy incapaz de hacer
—En esta casa cenamos todos juntos, sin excusas —Su voz era grave, su aliento apesta a alcohol y termina de decir— Si no comes en la mesa, no comes y punto.
—Todo el show por un trozo de carne y dos granos de arroz —No he sido yo quien habla, pero mi voz ha sido la que ha sonado, ha salido de mí. Su mano se levanta amenazando aterrizar en mi rostro.
*Vamos, hazlo, déjanos sentir algo —*Alienta la voz en mi cabeza
*—¡*No lo hagas! —grita la mujer en el suelo que ahora abraza a la niña—. No lo golpees, el obedecerá, tranquilo, solo ve a dormir.
Aguafiestas.
El hombre palmea mi cabeza y desordena mi cabello, ahora tiene un aire amable— Se un buen muchacho con tu madre, ha hecho mucho por ti —Se va hacia una habitación que asumo es la suya, doy media vuelta y entro al cuarto que me han entregado, dejando a la mujer y a la niña detrás, en el suelo ¿Qué carajos acaba de pasar?
Pobrecillo, en donde has venido a terminar por un par de ojos completamente desconocidos para ti.
El golpeteo en la puerta llama mi atención— Pasé —digo casi por instinto. La puerta se abre y aparece Catalina con Nori en sus brazos
—¿Podemos hablar? —La pequeña parece cansada, sus ojos un poco rojos por el llanto, se cierran poco a poco, solo puedo asentir para que la mujer siga hablando— Él no es así, solo ha tenido un mal día —No encuentro sentido a lo que ha dicho, quizá para que no piense que me ha traído a un horrible lugar, ya lo pienso de todas formas, así que permanezco inexpresivo. Tampoco sé que puedo responder aún estoy intentando procesa todo lo que ha ocurrido tanto hoy como en el último mes.
—¿Tienes cargador de Android? —interrumpo a la mujer ignorando lo que ha dicho antes, ella asiente y sale a buscarlo. Solo respiro en un vago intento de mantener la calma. Por alguna razón estoy ansioso, mi pierna rebota de arriba a abajo sin control sobre mí pie. Minutos después regresa con el cargador sobre su mano, Nori ya no se encuentra con ella así que supongo que la ha dejado durmiendo, le agradezco por el cargador, cuando veo que voltea dirigiéndose hacia la puerta respondo lo que ha dicho antes— Lo que haga tu esposo no me interesa en lo más mínimo —Ella se mantiene en silencio sin decir nada, solo se retira, dejándome nuevamente solo.
♡♡♡
La luz del sol entra por el ventanal, no sé qué hora es, ni a qué hora logré conciliar el sueño, pero estoy aquí nuevamente, despertando, la pesadilla no ha terminado. Apenas abro los ojos y puedo observar toda la habitación, el televisor aun encendido, pero en pausa, el cuarto está completamente iluminado y de pronto siento todo el peso encima, me siento cansado, recordando todo lo que ha pasado en menos de un mes. Me pongo de pie dirigiéndome hacia dónde está mi celular, 100% muestra la pantalla y lo enciendo, ni un mensaje, ni una llamada, absolutamente nada.
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Editado: 29.05.2024