Siento las gotas de agua caer sobre mi cabeza, ahora el clima se siente deprimente, la ropa pesa cuando camino por la carretera y puedo imaginar a Yui regañandome cuando llegue con la ropa empapada, pero la realidad me golpea de inmediato, sé que no volverá a pasar, cuando regrese a casa ella no estará ahí y no sé cómo podré vivir ahora si cada cosa que hago me recuerda a ella. Creo que ahora debería llorar, gritar o golpear algo, pero no puedo hacerlo, y no porque no lo desee en serio, simplemente no puedo hacerlo, no tengo la capacidad de hacerlo, simplemente me siento con un vacío gigante en el pecho que no me deja desahogarme como debería.
A la mañana siguiente tomo el primer vuelto de regreso a casa. Catalina y Kiran volverán en unas semanas. Ni siquiera sé porque he decidido volver, ni en el pueblo ni en la ciudad podré estar a gusto, ella no está allá y tampoco estará para recibirme en casa como solía hacerlo.
Ed, Kant, Marc y Sam han regresado conmigo en el mismo vuelo,todo lo que ha pasado ha hecho que me de cuenta que realmente ellos no son tan malos como pensé, sin embargo, ahora mismo no siento que pueda sentir afecto.
Solo te están utilizando.
Lo sé, pero para eso me habían traido ha está vida, hace cinco años me habian alejado de mi espacio de paz, para encargarme de una pequeña a la cual adoré con mi existencia por completo, pero ella ya no está y el hilo de mi destino se ha roto, ya nada importa. ¿Qué se supone que debo hacer ahora? No lo sé.
♡♡♡
—Esta noche hay una fiesta en casa —habla Ed desde atrás asomándose por encima de mi asiento— ¿Quieren ir? —invita aunque sin sonreír como suele hacerlo.
Sam lo fulmina con la mirada y Kant lo golpea en las costillas—. A veces te pasas de idiota —Añade Marc quien esta junto a mi.
Ed siempre ha sido el fiestero, el niño consentido que se la vive de fiesta en fiesta. Pero si algo sé, es que aunque el resto no lo ve, puedo distinguir aquella máscara que utiliza siempre ocultando algo que sus ojos no pueden negar. Las fiestas, el alcohol y las mujeres lo ayudan a soportar lo que sea que pasa por su cabeza día y noche, y parece funcionarle por ahora
— Yo voy —hablo y todos me miran asombrados, incluso Kant que ha imitado a Ed asomandose por encima del asiento de Marc.
—¿Hablas en serio? —cuestiona Sam con duda.
—Será divertido, ¿No? —Miro a Ed quien me devuelve una sonrisa alegre mientras asiente con la cabeza.
Cuatro meses después...
—¿No crees que ya deberías dejar el luto? —Habla Kia en la mesa —El negro te queda bien pero ya deberías superarlo, es absurdo.
Sam la aparta de su lado indicándole que debería callarse a lo que ella protesta disculpándose sin una gota de sinceridad, pero no me interesa lo que diga, quizá tiene razón o quizá no, no lo sé, hace meses que he dejado de darle importancia a todo y a todos, así que las palabras de Ed intentando arreglar lo que dijo Kia carecen de utilidad para mí. Me levanto de la mesa pues tengo clase en unos minutos .
—Ves, ya lo molestaste —reclama Ed y es lo último que escucho al marcharme alejándome del grupo.
Aún quedan dos meses para que termine el último semestre de la universidad y pueda deshacerme de ellos, de una vez, sé que para el resto, ellos son mis amigos pero no es así y quizá resulte cruel pero si realmente me conocieran, si se hubieran acercado a mi por amistad y no por interés, se habrían dado cuenta que no vale la pena estar cerca de mi, nunca he tenido ganas de aportar algo a la vida de alguien y mucho menos ahora.
"Solo sigue viviendo" Lo último que pude escuchar de Nori es la única razón por la que sigo aqui. Me siento cansado realmente asqueado de todo, la universidad por ahora es lo único que me mantiene distraído, las tareas, trabajos, proyectos y evaluaciones son lo único en lo que puedo usar mi tiempo para sentirme productivo, caso contrario pasaría encerrado en mi habitación sin hacer nada durante todo el día.
Las clases terminan y salgo directo a casa. Cuando llego Kiran y Catalina están en la sala viendo una película en el gran televisor del lugar, es una costumbre supongo, desde que Yui ha muerto, ellos casi no se han separado de esta casa. Saludamos pero cuando estoy por subir las escaleras escucho a Claudia en la cocina y decido ir en su busca.
—Buenos dias —Rodeo su cintura con mis brazos besando su cuello sintiendo entre mis manos como su cuerpo se tensa.
—Ya es más de medio día Lua —Acaricia mi cabello y dejando las verduras a medio picar, gira su cuerpo quedando frente a frente conmigo, sonríe— Bienvenido a casa.
Atraigo su cuerpo hacia mi cuando pasa sus manos por mi cuello y la beso. Hace cuatro meses, la primera de muchas veces en las que tomé más alcohol del que debia en una fiesta, llegué a casa a eso de las 3am, había olvidado mis llaves en casa de Ed así que llamé a Claudia para que me abriera la puerta, no quería molestar tocando el timbre a esa hora, de lo poco que recuerdo de esa noche, es que entramos por la puerta de atrás de la casa, la que lleva a la cocina, y la besé acorralandola contra la isla, ella no se negó a nada, se dejó llevar por sus sentimientos y yo dejé que el alcohol guiará mi cuerpo, al amanecer el sol asomaba por la ventana haciendo que despierte cuando la luz llegó a mi rostro, me llevé una gran sorpresa al percatarme que estaba desnudo en mi cama, recordando la apasionada madrugada que había tenido con Claudia. Sé que cometí un error al haberlo hecho con ella, debido a la posición de cada uno en la casa pero no tenía porque volver a ocurrir.
Ese día me preparó el desayuno con total naturalidad, no quería que fuera incómodo para nosotros, así que, no fue hasta la noche que volvimos a mencionarlo, cuando subió a mi habitación para proponerme un acuerdo, ella y yo tendriamos encuentros sin sentimientos, debo admitir que esa propuesta me sorprendió pero de todas formas la acepté.
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Editado: 22.04.2025