— ¿No les agrada verme? —habla el hombre en la silla con una sonrisa amplia en su rostro.
Volteo la mirada hacia Kant quién mira fijamente hacia adelante, su rostro es inexpresivo pero sus ojos muestras preocupación cuando voltea a verme.
— ¿Por qué? —Es lo único que logró pronunciar.
— ¿Por qué, qué? —cuestiona
— Mierda Edward no te hagas el idiota —habla Kant con evidente molestia en su voz.
Sujetó el archivo que nos entregaron hace minutos y por primera vez en los últimos años, leo el archivo completo del interrogatorio.
Edward Joseph, dueño de una popular cadena de casinos en las ciudades más importantes del continente tras el asesinato de su padre hace un año. Datos confidenciales: Principal proveedor de armas a distintos grupos delictivos, incluyendo la agencia en la lista aparecen casi diez nombres entre ellos, nuestra organización. Seguida de una larga lista de múltiples nombres que comparten un mismo apellido
— Por eso lo hacías —menciono cuando sus actitudes de hace años toman sentido tras leer la larga lista de familiares fallecidos a causa de riñas entre mafias—. Te ahogabas en alcohol por qué no sabías cómo lidiar con eso —digo levantando el archivo en mi mano.
Kant me mira confundido antes de arrebatarme la carpeta de las manos y leer rápidamente cada una de las páginas—. Por esto nos prohibieron asistir a negociaciones —habla en voz baja.
Lua, solo has tu trabajo.
La voz en mi cabeza ordena y obedezco, el pasado queda atrás y la lealtad a esta nueva familia es lo que importa.
— ¿Qué es lo que quieres ahora? —pregunto llamando su atención
— ¿Qué quiero? —sonríe haciendo una pausa—. Es tarde para conseguir lo que quiero.
— ¿De qué hablas?
— Quise salvarlos —su sonrisa se borra y su mirada se vuelve melancólica—. No merecen vivir así. ¡No merecen sufrir lo mismo! —grita antes de volver su mirada al suelo.
— La información ¿Para qué la querías? —demando una respuesta ignorando todo lo anterior.
— Cuando me enteré que eran parte de esto, pensé que podría manipular a Salome para que los dejara salir ilesos —declara con la mirada perdida hacia al suelo—. Pero no lo logré.
— ¿Qué hiciste con la información que conseguiste?
— Lo tenía en un cajón en mi escritorio, pero quemaron la oficina así que no queda nada.
— Ed —Llama Kant y este alza la mirada soltando una pequeña sonrisa ante ese apodo—. ¿Por qué arriesgar tanto sin intentar hablar con nosotros?
— No quería perderlos —Su voz se quiebra y un par de lágrimas brotan de sus ojos—. Son lo único bueno que me quedaba.
Miro a Kant quién tiene una mirada fija sobre Ed, no sé lo que piensa pero es claro que dentro de su cabeza, al igual que en la mía, existe ahora un conflicto sobre lo que debemos hacer—. Cuando hay una traición, una parte siempre debe morir —las palabras de Salome aparecen en mi cabeza aumentando el lío que se ha creado ahí dentro. Si hablo con ella talvez logre hacer que lo perdone. Pero si no lo hacen nos matarán a nosotros. Quiero salvarlo, pero tampoco soportaría ver morir a Kant.
— Solo hazlo —La voz de Ed nuevamente sonando llama la atención de ambos—. Sé el castigo que merece esto solo hazlo, ya no me queda nada.
Sus palabras ruegan pero ninguno de los dos es capaz de sostener su arma y disparar, ni siquiera somos capaces de apuntar. Kant niega con la cabeza cuando Ed lo mira. Él no lo haría, sería incapaz de asesinar a uno de sus amigos, se conocen desde pequeños, son como hermanos.
— Lua y yo decidimos este camino —
— Pensé que tendría el apoyo de la pequeña, desde el cielo —Mi ceño se frunce ante sus palabras y los ojos de Kant se abren de par en par al reconocer sus intenciones—. ¿Tu crees que ella quería esto?
— Ed —advierte Kant intercalando su vista entre ambos.
— ¿Cuánta sangre has derramado que no sea en su nombre? —Su mirada furiosa y su sonrisa me miran directamente y mi respiración se acelera—. ¿Cómo te vería Yui ahora, Lua?
Solo matalo
Saco el arma y apunto justo en su frente entre ceja y ceja mientras el solo sonríe mas— No pronuncies su nombre. —amenazo quitando el seguro del arma. mi cuerpo se mueve solo y mi mente grita— Detente. Es tu amigo, Lua.
— Lua —Llama Kant intentando detener el impulso causado por las palabras de Ed.
— El juramento —ordeno haciendo que me mire con notoria confusión—. Recítalo ¡AHORA!
Noto la molestia y la desesperación combinarse en su mirada mientras baja, una rodilla al piso y un puño sobre el pecho—. La familia y la lealtad serán una prioridad. Incluso a costa de mi vida, siempre daré mi lealtad absoluta a mi nueva familia.
— Yui estaría decepcionada de la mierda que eres ahora —El olor a hierro y pólvora se esparce por todo el lugar al igual que el sonido de una bala tras otra hasta que el pequeño chasquido anuncia que el arma está vacía, una y otra vez.
— Tu no sabes nada de ella —Es lo único que digo antes de salir de aquella bodega, sin mirar a Kant ni al cuerpo sin vida que le pertenecía a uno de sus mejores amigos.
♡♡♡
El cielo es profundo, el azul claro tan profundo en donde las nubes danzan de un lugar a otro a un paso lento, con un tono gris que amenaza con empezar una leve llovisna. Me pregunto cuánto tiempo habrá pasado mientras estoy aquí, sé que es algo tarde porque las nubes del este se han movilizado hasta el oeste, unas al norte y otras solo se han dispersado, el cielo ya no es tan brillante como al medio día, el suelo está húmedo, lo siento en mi espalda.
Lo mataste, tres tiros a quemarropa solo porque no cambiaste el cargador antes.
La imagen de la sangre manchando el piso no deja de pasar por mi mente, no es la primera vez que lo veo pero era Ed. El fiestero, quien siempre estaba bebiendo, con chicas, siempre con una sonrisa coqueta y alegre, dispuesto a incluir a cualquier persona que desee divertirse, nunca excluía a nadie, era el más tolerante, honesto, leal y paciente. Siempre dispuesto a sacrificar lo que sea por sus amigos.
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Editado: 06.05.2025