—¿Podemos hablar? —Jenny me detiene a la mitad del pasillo.
—¿Qué tendría yo que hablar contigo?
—Aléjate de Klein.
—Él es lo suficientemente grande como para decidir con quien se junta ¿No? Además el té dijo lo mismo con Peter pero tú aun así te arrastraste hasta él.
—Peter me ama —¿Cómo puede ser tan niña para decir las cosas?
—¿Quieres que te aplauda?
—No quiero que juegues con él, es importante para mí y tú solo lo utilizaras.
—¿Yo lo estoy utilizando? Te recuerdo que eres tu quien se acuerda de él cuándo te peleas con Peter, él te ama y aun así prácticamente le restriegas tu relación con ese idiota, tú eres quien lo utiliza y eres egoísta.
—Eso no es cierto —dice casi llorando.
—¿Vas a llorar? aprende a enfrentar tus problemas en vez de llorar e ir a correr a los brazos de uno de los chicos.
—No has cambiado y no me convencerás de lo contrario.
Cruzo mis brazos y me acerco a ella, hasta quedar solo a centímetros.
—¿Quién te dijo que he cambiado? Sigo siendo la misma perra de antes cariño —le digo en tono de amenaza.
—Jenny —Peter llega corriendo hacia nosotros— ¿Te ha hecho algo? —apoya sus manos en sus mejillas.
—Dile a tu princesita que no se me acerque —doy media vuelta y me voy.
¿Si le hice algo? Fue la idiota quien se me acerco ¿Acaso no se dan cuenta que ya no quiero nada que tenga que ver con ellos? Me pasa por meterme con un idiota y rebajarme a pelear por el con una mosca muerta.
Estaba tan enojada, si no fuera porque mis uñas correrían grave peligro golpearía lo primero que tengo en frente... Pero las uñas están primero.
—Quiero un helado —me digo a mi misma en voz alta.
—Kleinnn —le mando un mensaje de texto.
QUEEEEE?
—Quiero un helado AHORA.
Pues ve y comprate uno
—OYE tú debes cómprame uno
¿Por qué debería?
—POR QUE ESTOY EMBARAZADA Y ES UN ANTOJO Y DIJISTE QUE ME CUIDARIAS, ¡QUIERO UN HELADO AHORA!
Lo pensare.
—Por favor quiero un helado ¿Si?
Está bien, te veo en la entrada.
...........
Lo veo parado en la entrada de la universidad, troto hacia a él y engancho mi brazo con el suyo.
—Si te molesta puedo soltarte.
—No, está bien, solo no creí que fueras esa clase de chicas
—¿Cuál clase? Siempre lo he hecho nunca te has dado cuenta que es distinto.
—Ahora puedo darme cuenta de todo, eres maravillosa y las personas deberían de saberlo.
—Tal vez —susurro.
Al cruzar la calle había un lugar donde venden helados.
—¿Te parece si compramos un pote con helado mejor? Así lo compartimos en los individuales viene muy poco.
—Si no tengo problema —le contesto mirando el mostrador con helados de todo tipo.
—¿Cual quieres?
—Haber... Naranja ¿Cuántos sabores son?
—Cuatro, dos tú y dos yo, brownie y frambuesa ¿Te gustan?
—Si ¿Te gusta el de naranja? —asiento con la cabeza— Y... ¿chocolate menta?
—Perfecto.
Después de hacer la fila, fuimos a las pocas mesas que había pero estaban todas ocupadas, así que mejor nos fuimos a sentar a las áreas verdes de la universidad.
—Por tu culpa engordare —me quejo, pero aun así me llevo una cucharada de helado a mi boca.
—Fuiste tú la de la idea.
—Lo sé, pero es para no sentirme culpable.
Me gusta mucho que sonría ¿eso es normal? de alguna forma me siento especial.