A la mañana siguiente Felicia despertó recostada sobre su lado derecho. No se movía mucho al dormir. Al contrario de Richard que había pasado toda la noche recorriendo todo el colchón hasta quedarse profundamente dormido. Despertándola al menos una vez en la madrugada por un brusco movimiento.
"Interesante peculiaridad" pensó ella. Se preguntaba cómo es que había pasado tan quieto el sábado pasado. Pero seguramente había sido el cansancio.
Dándose la vuelta lo contempló dormir, se recostó un momento más a su lado mientras esperaban la segunda alarma a los 10 minutos.
—¿Y si nos casamos en Junio?— Preguntó ella mientras iban de camino al trabajo.
—¿Junio? — preguntó extrañando.
—Si. Yo estaría de vacaciones y Jenny también. Además habría más tiempo para preparar todo y arreglar la mudanza.
—Si. Tienes razón. Aunque creí que preferías una boda en otoño o en invierno.
—Bueno... No creo que quieras esperar hasta el próximo invierno para...— dejo sin terminar la frase y se rió.
—Tomando en cuenta ese factor. ¡Claro que no! — Rió con ella—. Será cuando tú quieras.
—¿Que tal el 17? — Continuó viendo la agenda en el móvil—. Es vienes. Así podemos tener un fin de semana largo. — Le sonrió.
—Me parece.
Así que los planes estaban hechos.
Esa noche fueron a recoger a su hija. Cenaron con la familia y acordaron verse para el siguiente fin de semana. Prepararían una parrillada.
También avisaron a Christopher para que pudieran hacer planes y apartar el fin de semana.
Él aceptó con entusiasmo, quería volver a ver a sus sobrinos.
La semana transcurrió sin mayor novedad. A excepción del viernes. Jenny volvió a despertar buscando a su madre quien terminó durmiendo con ella.
Richard había llegado tarde esos días a casa. Al parecer se habían llenado de más trabajo. Aunque fueran días de fiesta por Navidad y el fin de año necesitaban dejar todo listo a tiempo antes que los juzgados terminarán de laborar.
A la siguiente semana la risueña niña de rizos alborotados ya se encontraba mucho mejor. Había sido obediente a su tío en tomar todos los medicamentos pues cuando mejorara prometió llevarla a comer un helado.
—¿Comer helado en diciembre Christopher?—preguntó incrédula a su primo.
—Los niños comen helado todo el tiempo Lissi.
—Bueno. Ojalá y no se ponga peor.
El jueves Richard llegó más tarde de lo que estaba llegando. Ella le esperaba y le sirvió algo para cenar pero él dijo no tener hambre.
—¿Día ocupado?
—Si. — Se limitó a responder antes de tirarse en el sofá frotándose la frente.
Parecía molesto o muy estresado. Se soltó un par de botones más de la camisa y se quedó con los ojos cerrados.
Ella solo le miraba así que sin interrumpir le sirvió un café y lo dejo en una silla cerca de donde él estaba.
—Iré a dormir — anunció ella, que le veía desde el pasillo.
Él la miró pensativo. Más que pensativo. Era una expresión distinta a cualquier otra que hubiera contemplado ella en su rostro. Lucia inquieto, sus ojos incluso rehuían su mirada en el momento siguiente.
—¿Estás bien?
Él lo pensó un momento.
—Si. Es solo que estoy cansado.
—Claro... Buenas noches.
—Buenas noches.
Fue a acostarse a la cama junto a Jenny que ya dormía plácidamente. Esperó por si él entraba en la habitación para despedirse antes de irse a su apartamento o solo para mirarlas. Pero no fue así. Al cabo de pocos minutos solo se escuchó la puerta del apartamento al cerrarse.
Por la mañana la taza de café seguía en su sitio sin ningún cambio.
Ése sábado. Puesto que no habían clases por las vacaciones, irían a casa de los Smith para el gran anuncio.
Así que se fueron antes del medio día para pasar el resto de la tarde con la familia.
El almuerzo fue agradable. A pesar del clima los muchachos insistieron en seguir la parrillada. Prepararon hamburguesas para los más pequeños, Alice y Felicia pasaron la tarde hablando de infinitos temas.
Llegada la hora de la cena mientras todos degustaban el delicioso pastel de calabaza que ellas habían preparado, Richard tomó la palabra para hacer un anuncio.
Un vigoroso aplauso alegró el ambiente. Las felicitaciones y los buenos deseos les invadieron.
De inmediato, Alice se ofreció para ayudar a su cuñada con la organización del evento. Christopher dijo que con gusto sería el fotógrafo oficial pero que debería supervisar el vestuario y la decoración antes. Y Phil ayudaría al novio para la elección del traje y el anillo.
El comentario hizo que los demás preguntaran por el anillo de compromiso. La novia lo había mantenido escondido esa noche.
Richard se lo colocó y ella orgullosa lo mostró.
No se trataba de un anillo "ostentoso" como decía Felicia. Más bien era una pieza delicada, sencilla y elegante. Una argolla finísima de oro blanco con un pequeño diamante en la parte superior. Un diseño clásico de 1910. Encajaba a la perfección con la fisionomía de su portadora.
—¿Qué es casarse? —preguntó Jenny de repente.
—Eh...— Richard dudó un momento.
—Quiere decir que ahora Lissi tu papá y tu vivirán juntos — Se apresuró a responde Alice sin darle mayor importancia.
—Y yo ¿Con quién voy a dormir? — Volvió a preguntar.
—En tu habitación amor. Y Lissi dormirá conmigo.
—Ah.
—Así es. Ahora tus padres "comenzarán a dormir" juntos — añadió Christopher alzando las cejas al pronunciar el "comenzarán a dormir" reprimiendo una risa.
—Pero si Lissi y mi papá ya duermen juntos.
El silencio puso nerviosa a Felicia haciendo que las mejías se le volvieran más rosas. Los demás sólo sonrieron con el comentario y continuaron comiendo como si nada.
—Entonces tendrán un bebé — dijo tranquilamente Johnny que se sentaba junto a ella.
—¡¿Un bebé?!
—Pues... — Felicia tartamudeo y Christopher intentó detener la carcajada bebiendo más de su café.
—Si. Cuando los papás duermen juntos es por que tendrán un bebé — le explicó su primo la lógica conclusión.
—Bebé. Bebé — repetía el pequeño Zac.
—¿Entonces tendrán un bebé? — Preguntó entusiasmada Jenny a su madre quien le fallaba un poco la voz por la sorpresiva pregunta. Sin embargo no se dejó intimidar por la curiosidad habitual en los niños. Estaba acostumbrada a ello.
—Aún no sabemos si tendremos un bebé cielo.
—¡¿Aún?! — Volvió a verla Alice con excesiva curiosidad.
—Pues...
—¿Entonces piensan tener hijos?— Preguntó Phil con interés sincero.
—Todavía no hemos hablado de eso — respondió Richard.
—Pues deberían hermanita, si ya están practicando dormir juntos. — Disimulo una risita pero su prima le lanzó una mirada fulminante por el sugerente comentario.
—Cielo. Todavía no sabemos si tendremos un bebé. Primero tenemos que hablarlo tu papá y yo.
—¿Por qué?
—Bueno, un bebé requiere muchos planes amor. Hay que comprarle su cuna, su ropa, sus juguetes. Tendríamos que buscar donde vivir para que todos tengamos nuestro espacio.
—Pero el bebé puede dormir conmigo.
—No. Por qué los niños no duermen con las niñas — refutó Johnny.
—Pero yo lo puedo cuidar y darle de comer como a Zac.
—Gracias por ser tan servicial Jenn — dijo su padre—. Ahora por favor termina tu pastel.
—Entonces ¿Cuándo tendré un hermanito?
Todos se miraron sonrientes al ver su insistencia en el tema.
—¿Quieres un hermano?— preguntó Richard.
—Si. Un niño así como Johnny. Él ya tiene a Zac.
—Un niño — repitió Felicia que masticaba el pastel.
—Jenn. Mira...— Felicia lo interrumpió tomando su brazo.
—Gracias por decírnoslo linda.
—De nada — dijo. Y le sonrió—. Un bebé. Un bebé — tarareaba en ritmo continuo—. Un niño Papi. No lo olvides — dijo mirándolo.
—No cielo. Lo tomaré muy en cuenta cuando .... — Pero se quedó en silencio.
Todos reprimieron una risa comiendo o bebiendo.
—Los niños tienen una percepción interesante de su alrededor — dijo Phil al darle un sorbo a su copa.
—Por que no servimos más del postre — sugirió Alice.
—Yo te ayudo — dijo Felicia con tal de salir de la incómoda conversación.