Posibilidades.

Capítulo 19: Al mal tiempo buena cara.

Las siguientes tres semanas transcurrieron lentas.  Demasiado lentas.
Todo parecía seguir igual pero las conversaciones se habían reducido casi a totalidad.  Seguían viajando juntos en las mañanas y viéndose en las cenas. Pero la distancia era palpable entre ellos.
Incluso Jennifer podía sentirla y comenzó a portarse muy mal esos días.  Al llegar a casa no quería comer lo que le servían ni ir a la cama cuando se le pedía.
Parecía que solo estuviera probando los límites de paciencia en ambos.  Sin embargo despertaba en la madrugada sollozando, arrastrando su sábana para buscar a Felicia.
El desvelo la estaba agotando y seguramente Richard también despertaba al oír a la niña llorar.
Un fin de semana ellas se fueron a casa de Alice, quien se extrañó al ver solo a Felicia y a su sobrina.
Jenny fue a jugar con sus primos al patio pero luego decidieron llevarlos a comer unas hamburguesas para que se entretuvieran en los juegos para niños del lugar.  No era el ambiente más tranquilo para que ellas hablarán pero al menos los pequeños estarían distraídos y les dejarían solas un rato.
—Parece que las cosas no andan muy bien.
—No...  La verdad no.  Y hay un aire tenso en la casa, es extraño y molesto.  Y esta semana ha sido la peor.  Ya ni siquiera hablamos.  Pareciera que él solo se esfuerza por hablar cuando estamos frente a Jenny pero después de eso no vuelve a hablarme.
—Y tú ¿Has intentado hablar con él?—Sinceramente no.  Me dijo que necesitaba tiempo y yo le dije que respetaría eso.  Pero...  Si hasta los planes de la boda se han pospuesto es por qué esto tardará un poco más.
—Si.  Bueno.  A mí también me ha parecido extraño estos días.  Parece evitar mis llamadas.
—Alice en serio no sé qué hacer.  No sé qué pensar.  Su silencio me está matando.  Y solo puedo conjeturar en que estoy haciendo las cosas mal. 
—Tranquila.  Tú no has hecho nada malo. — Le sujetó las manos para que dejara de hacer que sus dedos crujieran.
—Entonces ¡¿Que es lo que sucede?! — Soltó desesperada.  Estaba a punto de llorar—.  ¿Que es lo que está pasando?
—No lo sé Lissi pero te prometo que te ayudaré a averiguarlo.
Felicia se limpiaba las mejías rápidamente para que sus sobrinos y Jenny no le vieran así.
—Talvez debería mudarme — dijo mirando a los chiquillos correr para subirse de nuevo en el tobogán.
—¿Mudarte?
—Si. Talvez sea lo mejor...
—Pero ¿Cómo se lo explicarán a Jenny? Esta tan entusiasmada con que seas ahora su madre y se llevan tan bien.
Felicia negó con la cabeza.
—Estos días no.  Creo que el estrés de ambos le ha afectado.  Se porta igual que siempre en la escuela y bueno, tú la ves en este momento pero en casa se está portando muy mal.
—¿En serio?
—Alice.  Hace unos berrinches terribles en las noches.  Y se enfada por todo — dijo pasando su mano por la frente—.  Y luego despierta en las madrugadas porque quiere dormir conmigo o con Richard.  Me siento tan cansada.  No he dormido nada en todos estos días.
—Si.  Los niños suelen reflejar el estrés de sus padres de distintas formas.  Algunos pelean en la escuela.  Otros no comen, duermen demasiado o lloran por todo. 
—Esto tampoco es justo para ella Alice...  No es justo... — Se lamentaba sin dejar de mirarla jugar y sonriéndole cuando ella le saludaba con la mano.
—Sabes tengo una sospecha.
—Dime — dijo sin mirarla todavía.
—La madre de Jennifer volvió.
—Si.  Richard lo mencionó.  Dijo que necesitaba su ayuda para sacar a un tal Thomas de un problema legal.
—Si.  Pero a lo que quiero llegar es ¿Qué tal si Jennifer está tratando de convencer a Richard para ver a la niña?
—¿También se llama Jennifer? — Giró para verle.
—Si.  Por eso le pusieron así a la niña.
—Oh.
—Bueno.  Eso es lo que se me ocurre.
—Si.  Bueno, también pensé en eso.  Pero ¿Por qué no solo me lo dice? Yo no tengo inconveniente con qué ella vea a Jenny.  Es su hija.
—Quizás él cree que le dirás no.
El móvil de Felicia sonó.
—Es él — respondió—. Hola...  Si, hemos salido con Alice y los niños.  Estamos en el Mc Donald's del centro comercial.  Sí... ¿Quieres que te lleve algo para cenar? Ah...  Si está bien...  Si, yo te aviso cuando estemos listas.
—Vaya. — Bebió de su café—.  En serio que aquí pasa algo.
—Si... — respondió con tristeza mirando la sortija entre sus dedos.
—Ya lo arreglaremos.  No te angusties más.  No quiero que mi linda cuñada este triste. — Le acarició la mano dulcemente.
—Gracias — dijo devolviendo la sonrisa.
La excursión por el centro comercial siguió.  Fueron a ver ropa y zapatos.  Aunque no compraron nada.  Pasaron al supermercado y compraron algo para la cena. 
Zac ya parecía cansado y no quería caminar así que tuvieron que cargarlo.  Terminaron las compras y se fueron a casa.
Phil ya había llegado y comía unas sobras que encontró en el refrigerador frente a la televisión.  Prepararon la cena y pusieron una película para los chicos pero Zac termino quedándose dormido en el sofá.
Llegaron las nueve de la noche.  Felicia ayudaba a su cuñada a limpiar y lavar los platos cuando Phil se acercó a Alice por la espalda y la abrazó dándole un beso en el cuello.
—Gracias por la cena.  Estaba delicioso.
—De nada. — Le sonrió y besó.
—Y gracias por sacar a Alice, Liss. A veces pasa demasiado tiempo en casa.
—No es nada. Me gusta pasar con ella.
Phil a pesar de ser tan alto como Richard o incluso más, había dejado puesta su barbilla en el hombro de Alice.  A Felicia le causó un nudo en la garganta verlos así.  Tan enamorados, tan encaramelados y empalagosamente cariñosos.
—No hagas eso frente a las visitas Phil — Rió ella por las cosquillas en su cuello.
—De acuerdo — dijo con una sonrisa y la beso de nuevo—. Oye ¿Dónde has dejado a mi cuñado?
—Se quedó en casa.
—No seas imprudente - le regañó Alice—. Ahora no lo están pasando muy bien.
—¿De verás?—preguntó extrañando—. Espero no sea nada grave.
—La verdad no sabemos — respondió Felicia.
—Jmmm. — Pensó un momento—. Veré que puedo hacer.
—Sería buena idea — dijo su esposa—. Talvez te dice algo a ti.  Por que con nosotras definitivamente no quiere hablar.
—Buscaré hablar con él.  Aún siguen pospuestos los planes de la boda ¿Verdad?
—Si.
—No te preocupes.  Ya se resolverá todo.  Y nos tienes a nosotros.  Somos familia. — Le sonrió y abrazo con cariño.
—Gracias — dijo con una sonrisa por el sorprendente abrazo de su cuñado.
—Y tú.  No creas que te dejaré tranquila hoy — sentenció mirando a su esposa.  Le besó los labios suavemente y sonrieron.
Richard llegó por ellas y se fueron a casa.  Ella decidió hacer caso a su cuñada y pensar lo menos posible en ello.
Tarde o temprano se resolvería todo y puso buena cara al mal tiempo que estaban teniendo.  Y pareció funcionar, Jenny dejó de hacer los enormes berrinches, al menos por ahora.




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