Viernes.
—Jenny. Necesito hablar contigo— dijo. Ella se acercó y se sentó su lado. Felicia la tomó en brazos y la dejó en su regazo—. Tú sabes que yo te quiero ¿Verdad?
—Sí.
—Sabes que yo te amo con todo mi corazón ¿Verdad?
—Sí. Tú me lo has dicho.
—Sí y te lo diré de nuevo. Te quiero Jenny y te amo con todo mi corazón.
—Y yo a ti — respondió dándole un beso en la mejía.
Aquello iba a ser duro.
—Lo sé linda. Por eso quiero darte algo.
Sacó una cajita de madera en forma de corazón. Era pequeña y estaba tachonada por botones, perlas, flores y una infinidad de detalles minúsculos apretujados en la superficie.
—Ábrela - le instó.
Dentro, encontró una finísima cadena con un colgante ovalado. Tenía una pequeña flor blanca congelada en su interior.
—Que bonito.
—Y eso no es todo.
Abrió aquel pequeño portafotos para encontrar una de ellas dos. Y en el otro extremo tenía gravado: "Siempre estas en mi corazón".
—¿Qué dice Lissi?
—Dice: “Siempre estas en mi corazón".
—Pónmela. Pónmela — pedía entusiasmada.
Ella se la puso y corrió hacia Richard.
—Papá. Mira lo que me dió Lissi.
—Es hermoso.
—Aún me falta otra cosa Jenny.
Ella regresó y se sentó de nuevo en sus piernas.
—Gracias.
—De nada. — Dió cuerda a la pequeña cajita y comenzó a sonar una melodía suave. Para Eliza.
—Wow.
—Jenny — habló ahora en un tono serio—. Estos regalos son tuyos y esa canción que suena es tuya. Cada vez que quieras recordar cuanto te quiero escúchala por favor.
—Sí mamá. La cuidaré bien.
—Ahora... Hay algo que debo decirte... Yo... Ya no viviré con tu padre y contigo.
—¿Nos vamos a otra casa de nuevo?
—No cielo. Solo yo. Yo ya no viviré aquí.
—¿Por qué? — Preguntó extrañada.
—Tú papá y yo creemos que es mejor así. Ya no estar juntos.
—Pero ¿Por qué Lissi? ¿Iré a dormir contigo? ¿Cómo en la otra casa?
—No princesa. Yo me iré a otra casa.
—Pero. Pero...
—Sé que esto es complicado cariño pero, las decisiones de los adultos son así a veces. Solo queremos lo mejor para ti.
—Pero yo quiero estar contigo — comenzó a sollozar.
—Y vendré a verte siempre que quieras cielo pero, ya no viviré aquí.
—¡Entonces no quiero mis regalos!
—Jenny...
—¡NO! Yo quiero estar contigo.
—Cielo... — Interrumpió Richard—. Esos obsequios Felicia te los da por qué te quiere y desea que los conserves.
—¿Por qué te vas mami? Yo te quiero.
—Y yo a ti Jenny. Muchísimo...
—Me portare bien — dijo comenzando a llorar—. Te prometo que ya no pelearé con Alex en la escuela ni con Johnny ni con Zac... — decía entre lágrimas.
—Perdóname Jenny. Sé que tú me quieres pero tu papá y yo ya hemos hablado de esto. No es tu culpa amor.
La niña volvió a ver a su padre que resignado con un nudo en la garganta aceptaba la situación.
—Papi. Dile que se quede. Dile que no se vaya-vaya — suplicaba —. Dile que la quieres mucho.
—Cariño la decisión está tomada.
—¿No quieres a Papá Lissi? ¿Por eso te vas? — Inquirió mirandola.
Felicia no pudo aguantar más y sus mejías se humedecieron con las lágrimas silenciosas.
—Yo amo a tu padre Jenny. Después de tí es lo que más amo en el mundo pero, las cosas irán mejor si ya no estamos juntos.
Richard no soportaba ver a su hija llorar así, tan desconsoladamente y ver que era abandonada de nuevo y está vez su conciencia le acusaba diciendo que era su culpa. Él mismo había arrinconado a Felicia a aquella decisión y su hija estaba pagando las consecuencias.
Se levantó y camino hasta la ventana. No quería mirar.
—¡Es tu culpa! — Richard se volvió ante el grito de la niña — ¡Tú no quieres a Lissi y por eso se va! — Soltó enfadada.
—Jenny. — Ella trato de intervenir al ver que las cosas se estaban saliendo de control.
—Dile que la quieres mucho papá y Lissi se quedará — le lloraba.
—Jenny...
—¡Díselo papá!
—Jenn. Felicia debe empacar y nosotros debemos irnos ya.
—¡NO!
—Vamos — dijo tomola de la mano.
—¡No! ¡No! ¡No! ¡No quiero! ¡Lissi!
—Tienes que ir a la escuela cielo. Vendré a verte pronto ¿Sí?
—¡No! ¡Es tu culpa! ¡Tu culpa! — Repetía a su padre.
Felicia volvió a verlo a los ojos antes que salieran.