Post Mortem

Capítulo 3: La flecha

Ethan

Espero a que Sara cierre la puerta para ver a Kate, su pecho se mueve acompasadamente, indicando que respira, sus ojos aún siguen cerrados, su piel luce un poco menos pálida. Molly toma su mano acariciándola, muevo la fina cobija que cubre a Kate, su vestido fue remplazado por una bata azul.

—Molly, ¿podrías? —pregunto apenado.

Aún no entiendo porque Sara diría que no había ninguna herida, Kate saco la flecha de su estómago, la sangre escurría por su vestido… Me doy la vuelta para que Molly pueda revisarla.

—Es cierto, no está. —exclama sorprendida.

Espero unos segundos para darme la vuelta de nuevo, la única explicación que se me viene a la mente es que ella sano su propia herida, igual que lo hizo conmigo cuando William me hirió, pero no entiendo porque aún no reacciona, ¿porque no despierta? Estoy tan absorto en mis pensamientos que no me doy cuenta que Molly me mira con detenimiento.

—¿En qué piensas?

—Creo que ella logró curarse, por eso la herida desaparecio, pero sigo sin entender porque sigue inconsciente.

—Tal vez el proceso es más largo, la flecha le daño tambien internamente, esta sanando desde dentro.

Asiento, pero algo en todo no me da buena espina, he visto sus poderes, si quisiera despertar ya lo hubiera hecho. Alguien abre la puerta entrando al cuarto, Jackson se mueve a un lado para dar paso a la reina, mi cuerpo se tensa al verla, hago una pequeña reverencia como es costumbre, me muevo a un lado para que pueda acercarse a su hija.

—Necesito estar a solas con ella—anuncia sin mirar a nadie.

Maia deja la mano de Kate junto a su cuerpo, se aleja de ella para salir del cuarto, Jackson sale detrás de ella otorgándole su privacidad a la reina, al igual que ellos avanzo a la puerta para salir. Me detengo en el marco con la necesidad de decir algo, tengo tantas cosas que decirle a esta señora, ensaye lo que le diría de verla de nuevo durante años, pero nada sale de mi boca, por más que quiera hablar sé que este no es el momento para hacerlo. 

Salgo de aquí para ir directo a la escuela en busca de la flecha, varios carros parpadando con luces azules y rojas están estacionados en la entrada, personas portando un uniforme negro revisan el lugar, otros hacen preguntas a varios de los compañeros de Kate. alcanzo a ver a un hombre salir por las puertas sosteniendo una bolsa transparente con algo dentro, me acerco un poco al sujeto para ver mejor, el hombre tiene la flecha.

Lo sigo detrás, fuera de su rango de visión, camino por las sombras para que nadie pueda verme, analizo las opciones que tengo. Opción A: Lo golpeo dejándolo inconsciente en el suelo, lo malo es que el golpe alertara a cualquiera que esté cerca, sabrán que alguien robo la única arma que estaba en el gimnasio y estarán buscando a un culpable, aunque, dudo puedan encontrarlo. Opción B: Espero a que deje el objeto y lo tomo cuando este distraído, lo darán como perdido. 

—¡Montero! ¿Qué traes ahí? —alguien le grita al hombre al que sigo, me escondo detrás de un árbol para que no puedan verme.

—Una flecha—explica entregándole la evidencia. 

—¿Un fanático? —el otro hombre pregunta inspeccionando la flecha.

—No lo creo. Esto iba dirigido especialmente a alguien, por la sangre hallada en la escena del crimen, se sabe que fue atacada solo una persona—apunta a la sangre. —Los testigos dicen que no vieron nada, las luces se apagaron y todos salieron corriendo de la escuela.

—¿Qué hay del cuerpo?

—Desaparecido—el hombre alza la vista a su compañero meditando la información, le entrega de nuevo la bolsa a Montero.

—Lleva esto a que lo revisen.

—Si, señor—Montero se aleja con la bolsa, el hombre sostiene un aparato en su hombro, el cual presiona antes para hablar. —Quiero patrullas circulando las calles cerca. Se presume que hay un herido. El atacante puede estar con él…

Sigo a Montero hasta llegar junto con una mujer que acomoda algunas cosas en la caja. Montero le entrega la bolsa para que ella lo clasifique y acomode.

—¿Encontraste a tu hija? —la mujer pregunta mientras cierra la caja guardándola en la parte trasera del carro, oprime un botón creando un sonido, después las puertas se cierran con seguro. 

—No. Le marque, pero me manda a busón, creo ya debió regresar a casa, iré a buscarla en cuanto terminamos aquí —ambos se alejan para continuar con su trabajo.

Espero a que desaparezcan para mirar a través de la ventana, hay tantas cajas que va a ser difícil entrar ahí, giro la cabeza viendo los asientos traseros, hay papeles y carpetas por todo el lugar, pero al menos me deja un pequeño espacio para tomar lo que quiero de la caja. Salto dentro del carro, las hojas vuelan al suelo tan pronto aparezco, abro la caja buscando entre las cosas la flecha.

De pronto, puedo escuchar voces venir de afuera, acercarse cada vez más al carro, paso mis manos entre las bolsas buscando el arma. 

—Todo es demasiado raro, no hay cámaras, ni manera que hubiera entrado sin ser visto—escucho la voz de la mujer.—¿Y para que una flecha? No traes eso y pasas desapercibido...




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