Kate
El timbre suena dando por terminada la clae, todos se levantan de sus escritorios para salir del salón, Molly me mira con una sonrisa esperando que me una a ella en la puerta, cruzo el salón para caminar a su lado, un susurro a mi lado llama mi atención.
—¿Cómo?—frunzo el ceño al no oírla.
—No dije nada—me mira de una forma extraña, juro que escuche a alguien hablarme.
De pronto, Jack aparece frente a nosotras.
—¿Qué va a ser divertido? —pregunta abrazando a mi amiga, tardo unos segundos en darme cuenta que me pregunta a mí.
—Kate no quiere hacer la audición para la obra—miro a Molly atónita. ¿Cómo sabe que no quiero hacerla? ¿Hable en voz alta en el salón?
—Por más que la idea que yo quede como Romeo y Molly mi Julieta, sabes que me encantaría verte audicionar, sabes que eres muy buena en eso.
Juraría que ya hemos tenido esta conversación antes, todo me es tan familiar que pone mi cuerpo entero con piel de gallina, mi amigo me mira esperando mi respuesta.
—Lo pensaré—es lo único que se me ocurre decir.
Desde que desperté esta mañana me siento extraña, algo esta mal conmigo, todavía puedo sentir el miedo que tuve con esa pesadilla, se sentía tan real. Pero tanta coincidencia no puede ser, ¿verdad? Sin poder evitarlo choco contra alguien, levanto la mirada del suelo encontrando a Bash en frente de mí, una sonrisa enorme ilumina su rostro, sus labios están en los míos antes de que pueda reaccionar, rompo el beso sintiendo una energía rara venir de él, salto del susto al ver sus ojos tornarse oscuros.
—¿Estás bien, amor?—pregunta acaricaindo mis brazos.
Parpadeo varias veces segura que mis ojos me están traicionando, regreso la mirada a él con recelo, sus ojos vuelven a recuperar su color azul natural.
—¿Amor?
—Nos vemos en la mesa—Molly dice guiñandome un ojo, ella y Jack se alejan desapareciendo por las puertas que dan a la cafetería.
—¿Estás bien? —Bash se acerca sosteniendo mi rostro entre sus manos, me alejo de su toque, por alguna razón no me siento comoda con él cerca.
—Si—aclaro mi garganta.
No sé que sucede conmigo hoy, nunca había experimentado este rechazo hacía él. ¿Porqué no siento esas mariposas en el estomago? ¿O esa emoción que siempre siento cuando lo verlo? ¿Porqué quiero alejarme de mi novio, si se supone que lo amo?
—Estoy un poco mareada, eso es todo—me esfuerzo en decir.
—No te vez muy bien, es mejor que vayas a casa—frunzo el ceño confundida, no sé de que habla, si yo me siento perfectamente… Mi estomago da un vuelco en mi pansa causandome unas nauseas horribles. No me... no me siento bien. —No quiero arriesgarme. Vamos. Yo te llevo.
—No…
—Ve a casa o me veré obligado a llevarte por la fuerza—lo miro unos segundos, hay algo en su mirada que me deja en claro que no hay lugar para una discusión, además, sigo sintiendo como mi estomago estuviera en una montaña rusa. Quiera o no, no puedo seguir aquí, mi cuerpo demanda un descanzo.
—Está bien, tu ganas, me voy a casa. Pero tú te quedas aquí, no quiero que pierdas clases por mi culpa.
—No te preocupes por mí—niego con la cabeza rehusándome a que me acompañe.—Esta bien, pero al menos déjame acompañarte al carro.
Mi novio deja que me vaya cuando se asegura que estoy segura en el carro, me promete marcarme más tarde para asegurarse que estoy en casa. Se acerca a mi dándome un beso en los labios antes de irse, un beso que me sabe frío y amargo. Cierro la puerta de un golpe, inhalo aire por la nariz y lo dejo salir por la boca intentando controlar el impulso de vomitar, cuando logro controlarlo arranco el carro camino a casa.
Unas nubes oscuras aparecen cubriendo el cielo azul. Hoy no estaba pronosticado lluvia. Gotas de agua empiezan a caer en el vidrio, cubriendolo poco a poco, enciendo el parabrisas para ver mejor la calle. El timbre de mi celular suena dentro de mi bolsa indicando una llamada entrante, lo observo de reojo en el asiento del pasajero, debato entre tomarlo o dejarlo ir a correo de voz. Vuelve a sonar con más insistencia, estiro mi brazo para tomarlo. Por un segundo algo en la calle capta mi atención, mi corazón se salta un latido al ver un venado parado en medio de la calle.
Piso el freno con fuerza esperando detenerme a tiempo para no golpearlo, las llantas rechinan luchando consigo mismas para detenerse, puedo sentir como el carro empieza a patinar, muevo el volante controlando el carro lo mejor que puedo. Un suspiro de alivio sale de mi boca cuando la maquina mortal por fin se detiene, salgo del carro para asegurarme que el animal siga con vida.
Lo miro con la boca abierta, sorprendida. El animal se para erguido en su lugar, observandome con una tranquilidad que no comparto, pareciera que no estuve a punto de atropellarlo. Me dedica una última mirada antes de regresasr por donde vino. Conmocionada por lo que acaba de pasar, logro mover mis pies de regreso al carro, ahora empapada de pies a cabeza de agua. No puedo creer que esto me este pasando a mí.
Logro llegar a casa sana y salva, encontrando a mi padre sentando en la sala, no necesita verme para saber que fui yo quien llego.
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Editado: 08.09.2023