Post Mortem

Capítulo 12: Recuerdos

Ethan. 

La flama de la antorcha pegada a la pared por las delgadas rejas de la puerta baila de un lado a otro, pequeños destellos alcanzan a entrar a mi celda. Golpeo la puerta con fuerza maldiciendo, solo esto me faltaba. Un sonido chillón viene detrás de mí sobresaltándome, un pequeño ratón corre debajo de la cama ocultándose de la luz creyendo que no lo he visto. Se queda ahí, viéndome con sus ojos resplandecientes, mueve su cabeza de arriba abajo, como si estuviera dándome la bienvenida a la celda. Me dejo caer al suelo derrotado, apoyo mi cabeza en la puerta, imágenes de Kate bombardean mi cabeza.

Mi pecho se contrae, lágrimas resbalan por mi rostro, no puedo evitar sentir que estoy perdiéndola, estar encerrado aquí no ayuda con mi desesperación. No sé qué le inyectaron y no entiendo por qué sigue sin despertar.

Me acerco a la cama, recuesto mi cabeza en la dura almohada, me remuevo en la cama buscando la posición más cómoda sin lograrlo. No es difícil darme cuenta que ha pasado tiempo desde que alguien estuvo en este lugar. Sin poder evitarlo, mis pensamientos me llevan hasta mi padre, imagino lo que él estuvo haciendo en esta celda, en sus últimos momentos de vida. Las lágrimas me asaltan de nuevo. Hay días en que me encuentro a mí mismo extrañando su presencia.

Tengo muy pocos recuerdos de él, pero los pequeños fragmentos que mi cerebro guarda junto con él son los fragmentos más preciados que tengo. Saber que estuvo en este lugar encerrado esperando por su muerte hace que se me revuelva el estómago. Intento recordar el último momento que pasé con él. El recuerdo es vago, pero una frase se quedó grabada conmigo para siempre. “Si no hago esto ella será la causa de tu muerte.” Siempre he vivido con la duda de a que se estaba refiriendo. Lamentablemente no tuve la oportunidad de preguntarle.

Al día siguiente vi como guardias del castillo lo sacaban de nuestra casa. Mi madrastra y su hija no estaban ahí cuando lo arrestaron, seguí a los guardias hasta el castillo seguro de que no podían verme, me escabullí hasta que logré entrar al castillo desapercebido, presencie como la reina y el rey les ordenaban a los guardias que lo encarcelaran en las celdas, esa misma tarde mi padre fue ejecutado por traición al reino.

Después de eso no pude volver a casa, tenía miedo que ellos fueran por mí y me hicieran lo mismo que le hicieron a él. Desde entonces me encontraba perdido en este mundo, sin un hogar al cual recurrir cuando necesitaba el calor de una familia, un consejo, unas palabras de aliento o algo tan sencillo como un cálido abrazo. No había sentido nada de eso hasta que Kate apareció en mi vida, ella me da esa tranquilidad que he estado buscando todo este tiempo, logra hacerme ver que aún hay algo por qué seguir luchando, sin ella a mi lado me siento perdido de nuevo. Cierro los ojos recordando sus brazos alrededor de mí, su cabello oscuro, su rostro dulce, sus mejillas rosadas, sus ojos grises...

Escucho la puerta principal de este lugar abrirse llamando mi atención. Pasos se acercan a mi celda. Me levanto de la cama viendo a Jackson entrar por la puerta, espero a que él sea el primero en hablar.

—Hubo una reunión, hablamos de tu caso, la reina anunciara mañana su decisión con respecto a dejarte salir de aquí.

—¿Qué la hizo conciderarlo? —recuerdo la seguridad con la que me hablo en el cuarto de Kate, si por ella fuera me dejaría aquí hasta que su hija despertará.

—Kate te nombro su sucesor, por ende, tu tomarás su lugar mientras ella despierta y no puedes hacer ninguna decisión mientras estas encerrado aquí.

—Eso no es posible. No recuerdo…

—Ella te dijo algo antes de desvanecerse. Le prometiste cuidar del reino, ¿no es así?

—Yo…—no creo haber estado en mis cinco sentidos esa noche, aun siento que fue como un sueño, un muy mal sueño.

—No importa si es cierto o no, necesito que salgas de aquí para que encuentres la flecha y descubras el antídoto del suero, tienes que ayudarme a salvarla. —contesta desesperado.—Mi hermana te escogio a ti, no importa que digan los demás, tu dirás que es cierto. 

—De acuerdo—confio en Jackson, si dice que tengo que saltar yo salto. 

—Bien, veré que más descubró antes de mañana y...

—Y ahora aquí estoy, sentado en el lodo, debí haber muerto, en su lugar salvó mi vida...—vuelve a recitar al otro lado de las celdas. Ruedo los ojos cansado de escuchar su parloteo, no se ha callado desde que me encerrarón aquí. 

—¿Qué es eso? —Jackson pregunta extrañado.

—El orco—me limito a responder. 

—Esperando a que la muerte venga, que venga por nosotros…

Sigo sin entender porque Kate decidió regresar a los calabozos por él, ¿qué tanto habran compartido como para arriesgarse así?




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