Molly.
Estaciono el carro en frente de la casa de Jackson, una ventaja que vivamos juntos, ahora camino de regreso a casa deteniéndome a unas cuadras, me escondo detrás de unos arbustos, papá es el primero en salir de la casa, entra a la patrulla esperando por mi madre. Se siente como una eternidad hasta que por fin sale ella, cierra con seguro la puerta antes de subir a la patrulla.
Cinco.
Cuatro.
Tres.
Dos.
Uno.
Desparecen por la calle.
Uso mis llaves para abrir la puerta del garaje, encendiendo la luz para ver por dónde camino, me muevo por todo el lugar buscando la radio que no usa papá, lo encuentro debajo de unas viejas revistas. Quito las cosas dejándolas encima de una caja, enciendo la radio esperando que aún funcione, la luz se enciende al instante para mi suete. Muevo la perilla cambiando de estación, paro el oído lista para escuchar alguna noticia que tenga que ver con los desaparecidos.
—…cuyo paradero se desconoce. Fue visto por última vez a las ocho de la mañana cuando salió de su casa para ir al trabajo…—la voz de la mujer se distorsiona. Muevo la perilla de un lado a otro buscando una mejor recepción.—…posible sospechoso en la calle… frente a una tien… ropa... —de pronto la radio se apaga.
Maldición.
Frente a una tienda de ropa. Nada difícil de encontrar. Si ignoro el hecho de que hay como cincuenta tiendas de ropa en este lugar.
—Vamos concentrate, piensa, piensa—esto no puede ser tan difícil.
Snake debió atacar en un lugar donde no hay mucha gente que pueda verlo y atacarlo, las tiendas del centro, porque no se me ocurrió, están deshabitadas por remodelación. Salgo de mi casa corriendo hasta el carro. ¿Por qué tuve que dejarlo tan lejos?
Entro a mi auto cerrando la puerta de un portazo, lo enciendo y me muevo lo más rápido que puedo hasta el centro, me estaciono en un lugar estrategico dónde puedo pasar desapercivida. Bajo del coche cautelosamente, avanzo un poco por la calle llegando a una cuadras de la tienda. Un par de policías, amigos de mi papá, cuestionan a los pocos testigos que pasan frente a la tienda. Los veo negar con la cabeza con cada pregunta que estos le hacen.
Llegué tarde, Snake debió desaparecer antes de que ellos llegaran. Busco algún indicio que me indique que estuvo aquí, sin embargo, algo en la otra cuadera frente a nosotros llama mi atención, un hombre encapuchado mira la tienda sospechosamente. Como si pudiera sentir mi mirada gira la cabeza para todas partes búscandome, sus ojos recaen en los míos, al segundo sale corriendo como alma que lleva el diablo. Mis pies se mueven siguiendole el paso, algo sabe, estoy segura, no estaría huyendo si no fuera así. Estoy tan cerca de ver su rostro, cuando hace un giro inesperado en un callejón. Mira sobre su hombro para ver confirmar si aún lo sigo.
Es rápido, pero no más que yo. Mi padre me ha entrenado toda mi vida para esto. Sin esperarlo mi vista se nubla teniendo una visión. El chico aparece corriendo por la esquina de la panadería. Tengo poco tiempo si quiero interceptarlo, le doy la vuelta a la manzana esperando que aparezca en cualquier momento como lo hizo en mi visión. Me pego a la pared sosteniendo un pedazo de cartón, segundos pasan hasta que por fin aparece en frente de mí buscándome detrás de él. Golpeo su rostro antes de que se dé cuenta que estoy a su lado. Cae al suelo desconcertado y confundido. Lo giro bruscamente tomando su mano con fuerza, doblo su brazo detrás de su espalda, pongo todo mi peso en su espalda, mientras mi mano aprieta su rostro contra el suelo impidiendo que escape.
—¡¿Quién eres?!
—¡Estás loca! —escupe retorciéndose en el piso, luchando por liberar su mano de mi agarre. Lo aprieto con más fuerza.
—¿Quién eres? —repito impaciente. —¿Que hacías frente la tienda?
—Que te importa—más presión.
—Te recomiendo que hables.
—¡Buscaba a mi hermano! —grita haciendo muecas de dolor, aflojo un poco la fuerza que uso en su brazo.
—¿Porque buscabas a tu hermano?
—Se suponía que iría a la tienda a comprar unas cosas. Me preocupé cuando no regresó, así que vine a buscarlo. Supe que alguien más había desaparecido cuando vi a los policías empezar a cuestionar a aquellas personas, creo que mi hermano puede ser uno de ellos.
—¿Entonces porque corriste de mí?
—¿En serio? Una desconocida me persigque por la calle y esperas que la reciba con los brazos abiertos. Lo siento, pero no quiero ser el siguiente en desaparecer.
Me aparto de él ayudándolo a levantarse del suelo, sacude el polvo de su ropa con sus manos.
—¿Has ido con la policía?
—No—niega mirándome de frente un poco molesto.—No sé si has escuchado del rumor que corre por las calles.
—¿Cual rumor?—frunzo el ceño.
—Que el gobierno forma parte de estas misteriosas desapariciones.
—¿Por qué el gobierno desaparecería gente? —eso no tiene sentido.
—Por la sobrepoblación—dice como si fuera lo más obvio del mundo.—No es la primera vez que lo hacen, usan sus muy comunes distracciones para desviar la atención de la gente en algo más.
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Editado: 08.09.2023