Jackson.
Los guardias abren las puertas permitiéndome entrar a la sala del tribunal. Sorprendentemente Phoebe es la primera en llegar. Al igual que ella, tomo mi posición en la línea de las sillas esperando que todos lleguen. Miro a Phoebe por el rabillo de mi ojo. Tiene la mirada perdida en el suelo, parece estar muy concentrada en sus pensamientos. Me pregunto porque le preocupa tanto el veredicto de hoy. Nunca la había visto tan involucrada en algo como lo está con este caso.
Testigos empiezan a llenar las butacas en frente de nosotros. Susurran entre ellos mientras esperan a que inicie la sesión. El resto del comité llega tomando sus respectivos lugares a mis lados. Guardan silencio esperando que la reina entre al tribunal. Todos se callan cuando ella entra por las puertas. Hacen reverencias hacia ella mientras camina en medio de las butacas.
La reina sube las escaleras para después sentarse mi lado, en la silla más alta y grande de todo el cuarto. Espero ver algo en su rostro que me diga lo que está pensando, pero su rostro se mira inexpresivo. Hace un movimiento con la mano señalando a los guardias que traigan al acusado. Las puertas se abren de nuevo, guardias entran arrastrando a Ethan de los hombros. Puedo notar que ha sido golpeado varias veces, sangre cae por su ceja hasta su ojo hinchado, lo dejan frente a nosotros para que todos podamos verlo. Tiene las manos atadas con cadenas, lo inyectan con el suero que bloquea sus poderes antes de apartarse de él.
—¿Qué es esto? ¿Por qué está sangrando? —Phoebe se para de su asiento furiosa. Noto como aprieta la mandibula con fuerza.
—Trato de escapar—el guardia principal nos aclara justificándose. Miro a Ethan confundido. Dudó que haya intentado escapar. Y si lo hiso, debió ser por algo muy importante.
Maldiciones y golpes se escuchan afuera del salón atrayendo mi atención. El orco entra abruptamente golpeando a los guardias que intentan sostenerlo. Toma seis de ellos detenerlo. Lo golpean con fuerza obligándolo a hincarse en el suelo junto a Ethan. Escupe la sangre de su boca hacia los zapatos de unos de los guardias ensuciándolos.
—¿Qué estoy haciendo aquí? —gruñe molesto. Estoy por hablar, pero mi madre me detiene.
—Está aquí, porque sus actos serán enjuiciados, al igual que los del señor Hunter.
—Mis actos—ríe con burla —Por favor señora—Mathew se levanta de su asiento para poner a Orco en su lugar, pero mi madre carraspera, indicándole a Mathew que regrese a su lugar. Hace caso mirando con desagrado al Orco.—Yo estoy aquí porque su hija así lo quiso. Yo nunca quise estar aquí. Si no fuera por ella yo ya estaría muerto y alejado de toda esta basura.
—La princesa cometió un error al traerte aquí—contesta mi madre con rudeza. —Un error que casi le cuesta la vida—observo a mi madre no muy seguro si sigue hablando con Orco o con Ethan.
—Puedo traerla de vuelta—Ethan susurra con dificultad llamando la atención en el cuarto. Trata de ver mi madre.
—¿Qué dices? —Phoebe pregunta con el ceño fruncido.
—Encontramos pruebas que nos pueden ayudar a despertarla—trata de enderezarse con la mirada fija hacia delante.
—¿Qué clase de pruebas? —Bash pregunta intrigado. Ethan contesta sin apartar la mirada de la reina.
—La flecha con la que la atacaron contenía algo más que metal y su sangre—guarda silencio asegurándose que tiene la atención de todos en la sala.—Un líquido estaba mezclado con su sangre. Lo que significa que, lo que sea que contenía la flecha ahora está dentro de ella.
—¿Dónde está la flecha ahora? —mi madre pregunta sin apartar la vista de él..
—Escondida—responde sin ningún titubeo.—Espero entienda que después de lo que pasó con su hija no puedo permitir que nuestra única pista para traerla de vuelta a nosotros esté al alcance de la mano.
Mi madre se queda callada analizándolo. El orco pasa la mirada entre él y ella esperando que algo suceda. Mi madre le hace una señal a Owen. Se levanta de su asiento para leer algo escrito en una hoja.
—Ethan Hunter—levanta la vista para ver al orco sobre la hoja. Limpia su garganta antes de continuar. —Y el orco. Los cargos que se les imputan son: Cómplices de capturar aldeanos, destruir innumerables hogares, mantener a los aldeanos bajo terribles condiciones, torturarlos de las formas más inhumanas posibles hasta que no les queda más remedio que morir. —Puedo ver como Owen deja de leer lo que dice el papel para hablar con sus propias palabras. —Y, por último, pero no menos importante, agresión a los soldados he intento de escape. —regresa a su asiento doblando y guardando el papel en su bolsillo.
—Cómo se darán cuenta, los cargos en su contra son demasiados. ¿Qué tienen que decir en su defensa? —la reina pregunta seria.
—Acepto los cargo—Ethan es el primero en hablar. Volteo a verlo con los ojos en blanco sorprendido. ¿Qué diablos está haciendo?—Acepto haber sido participe de todos esos crueles sucesos. Acepto sus golpes, sus insultos, sus insinuaciones sobre mí. Si, hice todo lo que mencionan. Lo hice porque como cualquiera de ustedes tuve que encontrar la manera de sobrevivir. Mataron a mi padre. Mi madrastra desapareció al igual que mi hermana. Yo no tardaría en ser el siguiente en desaparecer. No tuve más remedio que huir, esconderme para no correr con el mismo destino que mi familia. Refugiarme en lugares que, de una manera u otra, me llevaron a Condor. Dónde cedí gran parte de mi vida para poder tener un techo, alimento, una cama en que dormir, para tener un hogar…
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Editado: 08.09.2023