10 HORAS ANTES DE LA AUTOPSIA.
Las voces le llegaban lejanas y confusas, y más bien parecían ruidos ininteligibles de algún idioma desconocido para él. Su cabeza era un torbellino de imágenes, y le era difícil distinguir, si eran recuerdos o alguna de sus más frecuentes pesadillas. Todo daba vueltas dentro de su memoria, y era incapaz de abrir los ojos, por más intentos que realizara. Se sentía desorientado y trataba desesperadamente de darle forma a la confusión que bailaba en su mente trastornada, pero no lograba poner en orden los ritmos frenéticos de sus pensamientos. El dolor en sus sienes era insoportable, y el hecho de pensar en eso, le ayudó a recibir la primera revelación.
La escena en la que llevaba un arma hasta la parte lateral de su frente, y su intento fallido de quitarse la vida con una bala; que tenía su cráneo como destino, pero que por alguna razón, no había salido de la pistola. ¿Pero qué había pasado después? La pregunta rondaba su cabeza, dejando las pocas fuerzas que tenía, tratando de encontrar la respuesta sin ningún resultado satisfactorio.
Un nuevo recuerdo apareció y se vio sentado en el comedor del primer nivel de su casa, comiendo unos sándwiches y bebiendo whisky. Su rostro reflejaba incertidumbre y desdicha, y se preguntaba; si efectivamente, era la imagen que proyectaba, si alguien hubiese podido verlo en ese momento.
Luego, el recuerdo cambió y se vio haciendo el amor con su esposa en la ducha del baño, arrancándole un breve momento de felicidad. La endorfina y dopamina, empezaron a hacer efecto, y un buen número de imágenes junto a su mujer, pasaron rápidamente por su cabeza. Aquellas memorias donde era todo felicidad, merecían revivirse una y otra vez. Una Olivia sonriente a su lado, jurándole amor eterno, el día de su boda, que fue un remolino de emociones y sentimientos encontrados al no tener a su familia a su lado, pero dando el "sí" a la mujer de su vida. Imágenes fugases de sus encuentros sexuales al frente de la chimenea, recostados sobre el tapete y entregados el uno al otro. Aquella noche en que la conoció, y las citas posteriores, hasta que fue ella quien había tomado la iniciativa, y le había dado el primer beso. Aquella noche en que deseó no conocer a nadie más, porque creía que ya había encontrado a quien por tantos años estuvo buscando. Los recuerdos fueron cambiando, y ahora se veía de nuevo al frente del lago de la pesadilla que había tenido, pocas horas antes de haber ingresado al... ¿A dónde?, ¿En dónde estoy?
Hizo un nuevo esfuerzo por abrir los ojos, y descubrir de una vez por todas en donde estaba. Las voces se hicieron más fuertes,y ya lograba comprender palabras y oraciones, y luego escuchó su apellido: ¡Materson!
Un flash de recuerdos inundó su mente, y se vio asistiendo a reuniones secretas y ritos con tintes satánicos. Los animales sacrificados, los canticos, el ritmo de las palmas de los asistentes, y él; como espectador, horrorizado por las escenas diabólicas, y cuerpos de personas muertas, y un nuevo recuerdo intercalado, viéndose con el arma debajo de su túnica y su discusión con hombres que resguardaban entradas…¿Entradas de que sitio?, ¿Qué lugar?, ¿Dónde estoy?
Y luego la epifanía final y el descubrimiento de tiempo, modo y lugar. Llegó como agujas apuñalando su cerebro. Las escenas que danzaban en su cabeza, le hicieron sentir un fuerte dolor, y deseó morir de una vez por todas. Él; vistiendo su túnica y la nota de su esposa, diciéndole que había llegado el momento. Él; bajando por las escaleras y saliendo al patio de su casa. Él; hablando con los vigilantes y luego entrando al sótano. Él; observando la parafernalia de su muerte y luego…luego… ¡Steve!
Abrió sus ojos y se quedó observando el cielo raso del recinto. Todo era oscuridad, y la timidez de la luz que emanaban las velas, no le permitió enfocar en su primera impresión lo que veía. Un nuevo ataque de migraña le hizo retorcerse un poco, pero por alguna extraña razón, no pudo llevar sus manos a sus sienes, por más que lo intentó. Ladeó un poco su cabeza y logró enfocar una imagen nítida y visible, recuperando su visión completamente. Observó a varias personas recogiendo cuerpos, aparentemente muertos; sin tenerlo del todo claro, todavía costándole un poco las deducciones de lo que veía.
Los cuerpos iban dejando un rastro de sangre por el piso del lugar, hasta ser amontonados al costado donde se encontraban unos muebles de la sala. Cerró de nuevo los ojos y giró su cabeza; esta vez a la izquierda, y encontró a Olivia siendo atendida por una persona, que no alcanzaba a reconocer. El hombre le estaba colocando una venda en su pierna derecha, mientras ella mostraba una cara de dolor, y unas lágrimas iban bajando por sus mejillas. Le pareció que el hombre que atendía a su esposa, lucía como la persona que le aplicó la inyección antes de perder la conciencia. A la izquierda de Olivia, vio a su hermano; Steve, también siendo vendado en uno de sus hombros, aunque este mostraba un rostro de furia como si buscara una revancha desesperada.
Volvió a recibir una nueva andanada de recuerdos, y se vio desgonzado sobre las escaleras de acceso al sótano. Había descubierto que Steve, también era miembro de la hermandad, y que tenía un amorío con su esposa. La revelación le había hecho perder el control, y había sacado el arma que tenía escondida, con la intención de quitarle la vida a su hermano menor, dejando de lado el plan para acabar con los miembros más importantes de la sociedad secreta; aunque de alguna forma, terminaron convirtiéndose en sus objetivos. También recordó que tuvo intenciones de matar a Olivia, y que de hecho, le había incrustado una bala en su pierna. Sintió un poco de culpa por haber tenido la intención de matarla, pero satisfecho de haber fallado en el intento. Y por último; en su afán por defenderse, había matado a cuatro miembros de la hermandad y herido a dos: Su hermano y su esposa; concluyendo que falló por completo y sobretodo; que no debería estar vivo. Que el hecho de seguir respirando, significaba que había fracasado en su intento por librarse de la hermandad, e impedir que hicieran cosas espantosas con él. Aunque intuía, que tal vez su cadáver podría ser utilizado para sus horrorosos actos; pero que al menos, no estaría vivo para sentir ese sufrimiento.
Editado: 15.09.2024