Agur, quien estaba rastreando un poco de la energía que logro capturar de su encuentro anterior, se terminó topando con uno de los huecos que el sismo había realizado. No le hubiera tomado tanta importancia, de no ser porque logro distinguir un bulto en lo más profundo del hoyo.
Su mochila contaba con unos botones a los lados, cada uno con su respectiva función y con una descarga de magia de rayo realizaban su cometido.
Oprimió el primer botón de su lado derecho haciendo que de la mochila salieran dos mini cohetes y dos controles de mando. Fue entonces que bajo al hoyo para inspeccionar lo que vio momentos antes.
Estando en el mismo, se dirigió hacia aquel bulto extraño, el cual era nada más y nada menos que Jil.
—Es una chica —Jil hizo un quejido en señal de recuperación de consciencia—. Ah, despertó —pensó Agur—. Oye, ¿estás bien?
—S—Sí… Estoy bien —intento incorporarse, pero una molestia en su cabeza impidió que continuara con su acción.
—Pues no parece que lo estés.
—¿Eh? ¿Esto? N—No, no te preocupes por esto —se tocaba la zona afectada.
Agur suspiro y la tomo en brazos.
—¡¿Eh?! —Jil se sorprendió—. ¿Q—Qué haces?
—Te llevaré a un lugar seguro y te revisaré.
—N—No tienes que hacer eso —insistía. Agur lo mira serio.
—No te estoy preguntando —sin poder hacer nada, Jil termina accediendo.
Agur se eleva con uno de los controles del Jet y se dirige a casa.
—Por cierto, soy Jil, Jil Shokusei.
—Yo soy Agur, Agur Shitto.
En otro lugar de la zona, se encontraban inconscientes Fivi y Cinthia, quienes no cayeron en un hoyo, pero si estaba cerca de una de las grietas.
—M—Mm… —Fivi fue la primera en recobrar el conocimiento, tan pronto como su vista se aclaró, examino el lugar—. ¿Dónde…? ¿Dónde estoy? —se preguntó a sí misma con miedo.
Al observar alrededor, se percata de la presencia de Cinthia, quien aún no despertaba. Fivi intento despertarla, sacudiéndola y llamándola, pero no reaccionaba.
Fivi se incorporó sentada a lado de Cinthia, mientras coloca sus manos frente a su cuerpo. Estaba tratando de hacer algo, pero su cara mostró desconcierto al no hacer nada.
—¿Qué? —Examina sus manos—. No tengo magia… El sello la absorbió toda —aprieta sus puños con fuerza.
Tras unos minutos de ansiedad, Fivi escucho unas ramas moviéndose delante de ella, obviamente se giró de inmediato.
—¿Jil? —dijo esperanzada.
—No querida, no soy esa tal… Jil —respondió un hombre con un vestir negro.
Fivi no sabía que decir, estaba asustada, sacudió un par de veces más a Cinthia, con la esperanza de que cuando despertara supiera qué hacer.
Poco a poco, Cinthia fue despertando a regañadientes.
—¿Q—Qué? ¿Qué? ¿Qué pasa? —se incorpora y mira a Fivi, después de ver la expresión de terror en ella, dirige su vista lentamente hacia la de su compañera.
—Me voy a divertir mucho con ustedes —dijo el hombre con un tono perverso y acercándose amenazadoramente a ellas, provocando que ambas soltaran un grito de auxilio.
Por suerte, no muy lejos de ahí se encontraba Elvira, inspeccionando el área. Al escuchar los gritos de auxilio, no espero un segundo más para salir corriendo en esa dirección.
Al llegar se encontró al hombre sujetando del cuello a Cinthia.
—Suéltala ahora —exigió Elvira.
—¿O qué?
—O… —con un movimiento rápido sacudió sus manos, sacando de ambas unas cuchillas—. Seré yo quien te vaya a colgar a ti.
Volviendo con Florián, quien estaba interrogando a Kati.
—¿Quién eres? —volvió a preguntar Florián, estaba impaciente por una respuesta.
Kati finalmente reacciono a lo que estaba pasando, parpadeo un par de veces y lo miro fijamente.
—N—No es de tu incumbencia —dijo cambiando su mirada de sorpresa por una más seria.
Sin esperar un segundo más, da media vuelta y comienza a alejarse.
—¡O—Oye! Espera —estaba por tomarla del brazo, pero ella lo esquivo, dejando a Florián aún más sorprendido.
—¿Qué es lo que quieres de mí? —un silencio invadió la situación por unos segundos.
—Esta chica… Tiene algo extraño —la examina por un momento—. Tu nombre —dijo casi como excusa.
—¿Solo eso? —no estaba convencida por esa respuesta.
—Si —respondió veloz.
—Bien —se cruza de brazos—. Me llamo Kati—lo miraba con total seriedad.
No espero nada más y se giró nuevamente para irse del lugar, pero Florián la toma del brazo bruscamente.
—No te irás, vendrás conmigo —ordeno.
—¿Eh? ¿Por qué?
—Porque… —no respondió al instante—. No lose. Tengo un raro presentimiento… —Pensó—. Porque quiero saber quién eres —respondió mientras forcejeaba con ella.