La razón de que todo esto pasara fue por aquella entidad de la que se ha estado hablando. Al realizar todos esos terremotos, abrió parte de la barrera que impedía hasta cierto nivel el paso de los Hostil—us.
Fue entonces que ellos aprovecharon este acontecimiento para así atacar y conquistar ese pueblo.
La pobre chica causante de todo este alboroto se encontraba inconsciente cerca de aquel hueco hecho por ella misma momentos antes. Pero recupero la consciencia al escuchar todos los alborotos dentro del bosque.
—¿Dónde…? ¿Dónde estoy? —se preguntó a ella misma mientras examinaba el lugar en donde se encontraba.
Ella tenía el cabello hasta la cintura ondulado color rojo carmesí y sus ojos eran azul verdoso. Tenía una camiseta de botones con mangas camiseras color blanca, una falda plisada color azul marino y unos zapatos florita color crema.
Ella se levantó del suelo y seguía mirando a su alrededor, para así lograr reconocer aunque sea un poco.
—¿Chicas? ¿Mayra? —preguntaba con miedo.
Escucho las ramas romperse al lado de ella, se trataban de los Hostil—us adentrándose al bosque. Ella se acerca, con la esperanza de orientarse un poco.
—No se detengan, no tendrán la misma energía para siempre. Si los derrotamos, nada nos impedirá conquistar este territorio —hablaba el superior de todos.
Él escuchó a alguien acercarse, cuando se gira, se encuentra con nuestra desorientada pelirroja.
—Vaya, vaya. Una chica.
—Ho—Hola… —saludo con cierto temor, pero a la vez con amabilidad.
—¿Qué hace una mujer tan linda en un lugar como este?
—E—Eso me gustaría averiguarlo —confeso mientras acariciaba su brazo con pena—. ¿Podrían decirme dónde estoy? —El hombre bufo burlón.
—Estás en la frontera de nuestra base y un pueblo pequeño —explico.
—Ya veo… —analizo la chica.
No tardo mucho para que recordara por fin el lugar donde estaba en realidad.
—¿Pasa algo? —pregunto al percatarse del comportamiento de la chica.
—N—No… Estoy bien —respondió ansiosa—. B—Bueno… Ya tengo que irme —se alejó con rapidez, pero su camino fue obstruido por otra persona.
—¿Vas a algún lado? —la chica lo miro horrorizada.
—¿Qu—Quiénes son? —dijo tartamudeando.
El hombre con quien hablaba momentos antes se acercó a ella.
—Somos los denominados… —se acerca a su oreja—. Hostil—us —la mujer se llenó de asombro—. Tú nos podrías ayudar mucho ¿Sabes?
El otro hombre que se interpuso en su camino, la sujeto de los hombros con fuerza, ella intentó zafarse, pero fue inútil.
—No te preocupes, no haremos nada que no quieras, aún —torturaba a la chica.
Ella comenzó a llenarse de pánico, las lágrimas salieron por la impotencia y como pudo sujeto su cabeza entre sus manos.
—Estoy bien, estoy bien —repetía la chica una y otra vez. El hombre solo la miro con desagrado y se fue alejando—. N—No… Por favor… No quiero… No quiero girar otra vez —susurro para sí misma.
Cuando el Hostil—us vuelve a girarse para mirar a la chica pelirroja, esta suelta un grito desgarrador y el hombre que la sujetaba, la soltó y se apartó de ella. Una luz blanca los cegó por unos segundos.
Cuando volvieron a tener visión, la chica había dejado de gritar y tenía su cabeza agachada. Todo su cuerpo había cambiado en carácter físico y vestimenta.
Tras unos segundos, alzo la mirada con una sonrisa en su rostro y con confianza, coloca su mano derecha en su cintura.
—Bien, ahora… Me parece que tú eres el que está a cargo ¿verdad? —dijo mirando al hombre. Él retrocedió un poco, por el extremo cambio de la chica.
—No creas que me asustaras con esos truquitos —el hombre se acercó rápidamente mientras creaba una espada de luz en su mano.
La peli rosada lo esquivo colocándose a un lado y pateo al Hostil—us con su pierna derecha, mandándolo a chocar con un árbol, dejándolo inconsciente. Ella se gira a mirar a los demás que estaban por entrar al bosque.
—¿Alguien más? —Todos niegan con la cabeza—. Muy bien —ella comienza a levitar para ver el horizonte—. No se preocupen por mí, sigan haciendo desastres, yo los ayudaré un poco.
Al mirar al frente, a pesar de la distancia, logra hacer contacto visual con Lisa, quien sospechaba desde un principio que ella era la causante de todo esto. Ella sonrió y con rapidez realizo un golpe fuerte al suelo.
—Furu —pronuncio y al instante ocurrió un terremoto.
—¿Q—Qué es esto? —pregunto Elvira con confusión.
—E—Espera… Esto es… —Mayra identifico el ataque.
—No, no puede ser —dijo Lesly incrédula.
Todos dejaron de atacar por el repentino movimiento de tierra, el cual creaba nuevas grietas y así, parte de los enemigos disminuyeron rápidamente.
Kati miro hacia el centro del bosque, totalmente confiada de lo que estaba pasando.