—Bueno. Ya oyeron a la jefa, hay que llevar a esta chica a un lugar seguro —comento Karina despreocupada.
Cristina quito el campo de protección mientras miraba en dirección hacia donde Kati se había ido. Todas la apreciaban mucho, y por eso, se preocupaban por ella.
—Espero le vaya bien —dijo con cierto optimismo para su personalidad.
Kati corrió y observo los lugares, no quería perder de vista cada detalle para ver si la podía localizar. Su expresión más que enojo, revelaba ansiedad.
El líder de la base se encontraba inspeccionando el área, tal y como le informo a su discípulo. Todo iba bien, hasta que el sonido de ramas y arbustos moverse a su alrededor hicieron que se alarmara.
La causante de esos sonidos era Kati, quien cruzo mirada con el aquel hombre peli azul, pero… en vez de restarle importancia, su mirada reflejaba… miedo y sorpresa. Estaba perpleja, y no era la única, su contraparte se encontraba de la misma manera que ella.
—¿Kati? —hablo el hombre primero.
Estaba tan sorprendido, que dudaba que fuera ella.
—Néstor… —esa mirada de miedo se transformó en una de desprecio.
—Tú… ¿Sigues viva? —Kati bufo.
—Creo que yo soy la que debería hacer esa pregunta —se cruza de brazos.
—Bueno… —Néstor se rasca la nuca—. Tengo mis métodos —sonríe vanidoso.
Kati se enojaba cada vez más.
—Aunque… En cierta forma me alegro de que estés vivo —sonríe macabramente—. Ya que… Yo seré la única que te destruirá.
—Oh, vaya, que cruel eres conmigo —dice con sarcasmo—. ¿Qué fue lo que te hice para que me trates así? —esa fue la gota que derramo el vaso.
A Kati se le borró esa sonrisa, ahora estaba furiosa, asqueada, avergonzada. Su cuerpo volvió a envolverse entre llamas, su cabello se elevó un poco por lo mismo y con rapidez se abalanzó sobre él, dando golpe tras golpe, pero desafortunadamente, él los esquivaba con facilidad.
—Es la primera vez que veo esa expresión en ti —se burló Néstor—. Siempre te mostrabas fría, a excepción de cuando estabas conmigo. En vez de eso, tú eras… —no terminó de hablar, ya que fue interrumpido por Kati.
—¡Cállate!
El último ataque que lanzo hacia él, poseía tantas llamas que logro hacer que Néstor retrocediera un poco.
—Wow, estás decidida a hacer esto ¿verdad? —pregunto con sorpresa.
—Ya te lo dije —su voz delataba su cansancio—. Yo me encargaré de destruirte.
—Muy bien —se coloca en posición de lucha—. Demuéstrame lo que tienes —desafió.
Mientras ella resolvía sus problemas con golpes, las chicas se encargaban de realizar la orden que Kati les asigno momentos antes.
—¿Creen que Kati esté bien? —pregunto Flora.
—No lose, pero si queremos averiguarlo debemos apresurarnos —respondió Areli, mientras cargaba a la chica en una hoja de árbol gigante.
—Si tan solo tuviéramos más velocidad —dijo Cristina.
—Haberlo dicho antes —Karina sonrió y se coloca detrás de todas—. Velocidad es mi segundo nombre. Sujétense fuerte.
—¿D—De dónde? —dijo Cristina asustada.
Areli extendió su mano hacia abajo para sacar unas cuantas semillas que causaron que salieran grandes hojas de árbol, similares de donde se encontraba la chica. La cual, estaba descansado.
—¿Listas? —pregunto Karina ansiosa.
—No —afirmo Cristina mientras se tapaba los ojos con sus manos.
—¡Aquí vamos! —sus alas comenzaron a moverse causando una gran ola de viento que las aventó con fuerza.
Las chicas gritaban de miedo, Karina en cambio, gozaba de esas expresiones que realizaban sus compañeras, pareciera que sonreía más con cada gemido.
De vuelta con Kati y Néstor, quienes seguían peleando, con una notoria desventaja de parte de Kati, pues estaba más cansada que él.
—¿Qué te pasa? Tú das mucho más que esto ¿Por qué no peleas de verdad? —exigió Néstor.
Kati no podía responder, pues trataba de recuperar el aire perdido.
Respiraba agitadamente mientras lo miraba con ojos de desesperación. Tras un rato, bajo la mirada en señal de estrés.
—¿No me digas que sigues sintiendo algo por mí? —respondió provocativo.
De repente, Karina freno de golpe, provocando que todas las chicas cayeran al suelo.
—¡Oye! ¿Qué te pasa? —dijo Areli con molestia.
—Lo siento —se disculpó, aunque no dejaba de sonreír placenteramente—. Pero los chicos aventureros están más adelante. Es mejor dejarla con ellos —se excusó.
—Nos hubieras avisado al menos —bufo Areli mientras se levantaba del suelo.
—Bueno, bueno. Chicas, no peleen, hay que apresurarnos si queremos ir junto a Kati —tranquilizo Flora mientras intentaba cargar a la chica.
—Tiene razón —apoyo Cristina.