Cada una de ellas había terminado con su trabajo, así que con rapidez y firmeza, se apresuraron para ir nuevamente a reencontrarse con Kati, quien había decidido ir al núcleo de todo.
Corría con rapidez, no se detenía, atacaba a cada enemigo que se le acercaba, lanzaba bolas de fuego, patadas y muchos ataques más. Aprovechaba al máximo su poder de flama.
No tardo mucho para que las alertas de que las cabinas habían sido destruidas llegaran hasta Néstor.
—Qué extraño —comento uno de los soldados dentro de la estructura.
—¿Qué sucede? —pregunto Néstor acercándose a la pantalla que miraba su subordinado.
—El radar me indica que no tengo señal de la cabina oeste.
—Vuelve a revisarlo —ordeno Néstor y el soldado obedeció.
—Ha—Hay un error, no puedo comunicarme —decía mientras llamaba desesperadamente a la cabina.
Tras unos segundos esa misma alerta fue puesta en la cabina noroeste, este y noreste respectivamente.
—A—Algo muy raro está pasando aquí, señor —se alertó el hombre.
Intentaba comunicarse con los soldados de los alrededores, pero nada. No respondían y en algunos casos ni siquiera permitía la señal.
—¿Qué sucede? —pregunto Kira con más desinterés que curiosidad.
—Creo… que hay un error técnico —su duda fue resuelta cuando un alboroto se escuchó desde las afueras.
Néstor y Kira se acercaron con rapidez a la ventana central, y lograron ver a Kati eliminando a todos y cada uno de los Hostil—us.
—¡Explosión! —al instante, el colgante de Kati comenzó a brillar.
Golpeo el suelo con su puño creando una explosión que destruyó a gran parte de los Hostil—us a su alrededor.
—Parece que se nos adelantaron —comento Kira sonriendo.
—¡Esa mujer otra vez! —alzo la voz Néstor. Kira lo miro confundida.
—¿De qué hablas?
—Esa mujer —la señala—. Kati está dentro de ella, pero no creí que la tuviera dominada, ¿tanto control tiene sobre ella? —se cuestionaba pensativo.
—Tú… ¿No lo sabes? —pregunto Kira desconcertada.
—¿Saber qué?
Kira solo se burló de él.
—¿Qué es tan gracioso?
—Nada —contenía su risa de a poco, hasta que finalmente se tranquilizó—. Te aconsejo, que antes de que te vayas de este lugar como el cobarde que eres, observes la batalla unos cuantos minutos.
Kira se colocó en la ventana y salto de ella, fue así que se encontró cara a cara contra Kati.
—Vaya, vaya. Debo admitir que esta vez me sorprendiste —aplaudió Kira.
Alrededor de ambas no había nadie más. Kati se había encargado de todos.
—Tenía que hacerlo, no permitiré que tus planes continúen.
—¿Así? ¿Crees que sola podrás contra mí? Te recuerdo que yo tengo esto —dijo alzando su mano izquierda.
—Ella no está sola —se oyó decir a una voz femenina.
Se trataba de Fivi, quien llego haciendo una pirueta hacia delante.
Su ropa, al igual que su pelo, se encontraba húmeda. Ella se colocó a la izquierda de Kati, un poco alejada.
Jil llego después, cayendo del cielo, gracias a unas hojas que ella usó como helicóptero. Su ropa estaba igual de desgarrada que antes, se colocó entre Kati y Fivi.
Lesly llego volando al lugar, colocándose al lado derecho de Kati. Su cabello, a pesar de ser corto, estaba totalmente alborotado.
Por último, pero no menos importante, aparece Lisa utilizando un tipo de tele transportación, apareció al lado derecho de Lesly. Sus ojos se encontraban rojos por el llanto.
—¿Y qué? ¿Por ser ahora cinco harán alguna diferencia? —dijo Kira aun confiada.
—Creo que aún no te has dado cuenta —dijo Jil.
Kira confundida las miro con más detenimiento, percatándose de la presencia de aquellas piedras en cada uno de las chicas, esto causo que ella se sorprendiera y en su rostro se dibujó una cara de pánico.
Ante esto retrocedió un par de pasos, pero apretó sus puños con fuerza y se obligaba a no huir. Nerviosa, pero firme volvió a sonreír.
—Entonces vengan por mí —extendió sus brazos hacia los lados, dejándoles el paso libre.
Mientras tanto, de vuelta con nuestra compañera Mayra, quien se encontraba frente a la entrada del cuartel de los Hostil—us, resguardando para que nadie entrara.
Para fortuna de ella, no había nadie a su alrededor, o al menos, hasta ahora. Al instante, nuestro otro grupo de aventureros se colocaron frente a ella. Mayra estaba de pie con un bastón de madera frente a ella.
—Así que ellas están adentro —comento Elvira.
—Que ella esté aquí lo confirma —especulo Agur.
—Sea cierto o no, no les permitiré pasar —dijo Mayra apuntándoles con su bastón.