Prai-Isu: Secretos Ocultos

Capítulo 3

—Bien, ya estamos todos, así comencemos con esto —dice Lucinda recargada en la pared—. Erika, la mujer pelirroja, fue el recipiente de aquel monstruo que desato todo hace seis meses —explica.

—¿Fuiste tú? —pregunto Agur molesto.

—N—No fui yo, exactamente —dice vagamente.

—Su alter—ego —responde Lucinda.

—¿A sus otras personalidades? —especulo Clelia.

—Sí, pero no —corrige Lucinda.

—¿Cómo? —cuestiona Elvira.

—Si son ellas, pero no eran nuestras “otras personalidades” —Lucinda mira a Agur—. ¿Recuerdas lo que leíste en el computador de Liz?

—Sí, lo recuerdo —hace una pausa para analizar lo que dijo—. Un momento, ¿cómo sabía que yo…? —pensó intrigado.

—En él se menciona a la reina del reino de fuego y a un demonio que provoco el genocidio de la época ¿cierto?

—Sí.

—Bien, no solo era un demonio, sino siete y cada uno de ellos fueron sellados dentro de una de nosotras.

—Excepto yo —aclaro Mayra.

—Y… ¿Aún siguen dentro de ustedes? —pregunta Cinthia aterrada.

—No, despreocúpate. Ellas ya no están con nosotros —Lucinda la consuela.

—Interesante, pero ¿eso que tiene que ver con este pueblo? —pregunta Leonardo.

—Bien, como ya escucharon allá a fuera, yo cuide este pueblo hace unos años.

—Eso es cierto, nos debes una explicación —exige Leonardo interrumpiéndola.

—Eso es lo que estoy haciendo —señala.

—Bien, así me gusta.

Después de un incómodo silencio de reflexión, Lucinda continúa su relato.

—Bien, hace más de 20 años, yo llegué a este pueblo y me establecí en él. Ayude a los habitantes del mismo y los cuide durante unos 10 años, después de eso fue cuando llego el cuartel de los Hostil—us.

—¿Estuviste aquí cuando todo eso pasó? —pregunto Elvira.

—Así es. Lo siguiente que sigue lo puede explicar Mayra con mayor detalle.

—Gracias —afina su voz—. Mi hermana y yo estábamos siendo amenazas por un hombre que sabía exactamente la persona que habitaba el cuerpo de ella. Así que la llevo hasta el límite para que saliera y fue entonces que comenzó a ser destrozos por todos lados hasta llegar aquí.

—Eso lo recuerdo —dice Leonardo.

—Sí, nuestras aldeas fueron víctimas de esos ataques que dices —reafirma Agur. Mayra asiente.

—Yo fui por las demás chicas y partimos hasta este pueblo, para impedir los planes de Kira.

—Fue entonces que me encontraron a mí —continúa Lucinda—. Y me dijeron cosas que yo desconocía hasta ese momento, pero que daban sentido a todo lo que estaba pasando y fue así que con la ayuda de ellas colocamos la barrera, encerramos a Kira en un sello y a nosotras mismas para reforzarlo. Este se rompería cuando el de Kira lo hiciera.

—Y es así en que suceden los acontecimientos de hace poco —finalizo Florián.

—Así es —afirma Lucinda.

—Bien, si tú eres la protectora de esta aldea —dice Agur apuntando a Lucinda—. ¿Quiénes son ustedes? —refiriéndose a las demás chicas.

—Una cantante profesional —dice Fivi.

—¿Una cantante? ¿Teniendo 10 años? —cuestiono Elvira. Fivi da una risa inocente.

—No tengo exactamente 10 años… —desvía la mirada sonriendo.

Los demás quedan inquietados, pero prefieren dejarlo por ahora, y dirigen su mirada a Jil.

—Mmm… Se podrían decir que soy una amiga incondicional con poder —dice serena.

—¿Qué clase de poder? —pregunta Agur.

—El más alto —responde mirándolo fijamente, incomodando a Clelia.

—¿Y tú? —pregunta Leonardo a Lesly.

—¿Eh? ¿Yo? —Duda un poco—. Una luchadora.

—Soy una guardiana —respondió Lisa.

—Yo soy una espía entrenada —dice Mayra.

—Y yo soy su hermana —responde Erika.

Los chicos quedaron más confundidos que antes, pues sus respuestas no eran claras, sino vagas y sin sentido.

—Pero… Hay algo de lo que debo hablar, algo muy importante —dice Lucinda colocando un aire de tensión en la habitación.

—¿Qué cosa? —pregunto Florián.

Sin embargo, antes de que Lucinda respondiera, una persona entro a la casa, interrumpiendo su charla. Esa persona, era Emma.

Respiraba agitadamente, parecía que había corrido hasta la casa de ellos.

—¿Emma? ¿Qué haces aquí? —pregunto Clelia angustiada.

—Tú… —dijo Lucinda, logrando captar la atención de todos.

Sin ningún tapujo, Lucinda corrió hacia ella y le dio un fuerte abrazo, sorprendiendo a nuestros aventureros.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.