Prai-Isu: Secretos Ocultos

Capítulo 9

Lucinda entro al comedor y se encontró a los demás sentados mientras que Clelia les daba el desayuno recién hecho.

—Que rico, Hotcakes —dijo Cinthia con ánimo mientras lo partía.

—¿Qué se te dio por hacerlos, hermana? —pregunto Elvira.

—Mm... Digamos que... Alguien me lo sugirió —le guiña el ojo a Erika.

Clelia le da su plato y esta no tarda en apenarse.

—Tienen mermelada, miel y mantequilla —dijo Clelia indicándoles donde esta cada una.

—¿Tienes chocolate? —pregunto Fivi.

—Claro —le muestra dos botellas—. Crema de maní y chocolate líquido. Toma el que gustes —dijo amable.

Lucinda se sienta y comienza a comer del plato, echándole a uno mermelada y a otro chocolate líquido.

—¿Cuál es el plan de hoy? —pregunto Lisa.

—El día de hoy ayudaremos a los aldeanos, al parecer siguen teniendo complicaciones en sus hogares —explico Florián al terminar de tragar su hotcake.

—Esperamos tener su apoyo como el día de ayer —dijo Elvira.

—¡Por supuesto! —dijo Erika animada.

Lucinda se ponía a pensar sobre la aparición de aquella mujer, la mantenía inquieta.

—¿Nos ayudaras Lucinda? —pregunto Abi al ver a su compañera tan callada.

Lucinda despierta del trance y dirige su mirada a Abi.

—¿Eh? ¿Qué dijiste? —pregunto desorientada.

Todos rieron por su confusión.

—¿Qué harás? —pregunto Agur.

Lucinda pensó un poco su respuesta.

—No es como que tenga cosas que hacer —dice bromeando—. Por supuesto que puedo ayudarlos —sonríe.

—¡Perfecto! Te veremos allá entonces —dijo Clelia con emoción.

—Claro, no se preocupen.

Todos se fueron de la casa para comenzar las labores con los aldeanos. Lucinda se quedó para analizar su estado emocional.

—Muy bien. Lo único que tengo que hacer es acercarme a ellos y decirles la verdad, sencillo —comenzó a reír, risa que se fue apagando poco a poco.

“Veo que te reencontraste con quienes querías.”

Recordó las palabras de esa mujer, pero de inmediato sacudió la cabeza negándose.

—No, no tengo que pensar en otras cosas. Debo hacerlo, aunque me sea difícil.

No tardo mucho para que saliera de la casa y se dirigiera con los demás.

Lucinda busco con la mirada a Florián, quien se encontraba frente a una de las casas de los aldeanos. Estaba por hablarle, pero alguien gano la atención de él.

—¿Entonces si puede arreglar mi patio? —pregunto una mujer anciana.

—Trataremos —dijo Florián.

El patio de la mujer parecía estar inundado, así que Florián se metió para ver la causa de eso.

Después de unos segundos, salió Florián a tomar aire.

—Hay algo obstruyendo la salida del agua —dijo tomando aire.

—Amm... Florián —trato de llamar Lucinda, pero Florián seguía hablando con la demás gente, para averiguar cómo sacar eso.

Parecía que eso sería muy largo, así que decidió buscar a su siguiente objetivo: Clelia.

La busco entre la multitud, hasta que la vio de espaldas, estaba por hablarle pero nuevamente alguien la interrumpió.

—¡Clelia! La gente se impacienta —dijo Abi algo nerviosa.

—Ya voy, ya voy —dijo con rapidez.

Clelia tomo el sartén frente a ella y lo llevo hacia el otro lado. La gente se acercó con rapidez y pidió un plato de la comida.

—La cosecha mala hace que no coman bien —decía para sí misma.

—¿Crees que sea suficiente? —pregunto Abi.

—Pues... —no pudo responder, pues la gente la presionaba por ser atendida.

Comenzó a atenderlos uno a uno, aunque no tenían orden alguno.

Nuevamente Lucinda se dio cuenta de que no tendría éxito, así que decidió ir con su último objetivo: Elvira.

Busco por los alrededores, hasta encontrarla arriba de una casa, parecía que arreglaba el techo de la misma.

—¡Elvira! —grito Lucinda.

Sin embargo, utilizaron un ascensor eléctrico para subir las cosas que necesitaría Elvira, y hacia demasiado ruido.

Lucinda continuo gritando, hasta que Elvira volteo.

—Necesito hablar contigo.

—¿Qué? —pregunto Elvira.

—Que necesito hablar contigo —dijo un poco más fuerte.

—¿Qué? —volvió a preguntar.

—¿Qué? —pregunto Lucinda ahora sin escucharla.

Elvira se intentó acercar más, para ver si podía escuchar mejor, pero en ese intento, casi cae de la casa.




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