Prai-Isu: Secretos Ocultos

Capítulo 15

María y Angel continuaron charlando unas cuantas horas, y fue entonces que el atardecer se hacía presente.

—Qué bello paisaje, ahora entiendo por qué Lucinda se quedó aquí —dice Angel admirando el lugar.

—¿Tú no tienes un hogar? —pregunto curiosa.

—Digamos que... Fue destruido por alguien que no sabía lo que hacía —pronuncio con dureza.

—Yo también tenía un hogar... Pero... —No sabía explicarlo.

Angel la miro serio.

—Una vez alguien me dijo, que el hogar no es el sitio donde resides, sino donde se encuentran los seres que amas.

María lo miro asombrada por sus palabras, continuaron con las miradas cruzadas, hasta que un ruido se hizo presente detrás de ellos.

—¿Q—Qué fue eso? —pregunto algo asustada.

De repente alguien tomo a María y la alejo de Angel.

—¡Mari! —la busco con la mirada, pero no encontró nada.

—Que linda escena, odio las cosas felices —dijo un hombre delante de él, mientras tenía cargada a María como costal.

—¡Bájame! —golpeaba su espalda.

—Suéltala —ordeno Angel.

—No—No, eso no es ser cortes —dice provocativo.

Angel se lanzó sobre él, pero se movió más rápido que él.

—Eres muy lento amigo —dijo detrás de él.

—¿Acaso?...

—Si es lo que piensas —se mueve de un lado a otro rápidamente—. Soy veloz.

—Bájame, bájame, ¡bájame! —gritaba María.

—Sí que eres ruidosa —la tira al suelo.

—Mari —Angel intento acercarse, pero una pared invisible lo detuvo.

—¿Qué es esto? —pregunto María al darse cuenta de que estaba en una especie de caja de cristal.

—Es un invento, claro —dijo un chico peliblanco con gafas.

—¿Un invento? —pregunto Angel molesto.

—Claro, observa —oprime un botón de su control.

De repente María sufre de un rayo que la aturde y provoca un grito desgarrador.

—¡Mari! —Grito Angel desesperado—. Ahora verás.

Una flecha pasó por su costado, una persona en los árboles lo estaba acechando. Estaba por moverse, pero el chico de antes se colocó frente a él.

—No tan rápido, que digo, pero si eres lento.

Angel intento golpearlo, pero era demasiado veloz, fue entonces que alzo su mano izquierda, pero al instante fue sujetada por algo, cuando se giró no vio nada hasta unos segundos después.

Una persona apareció, como si se hubiera camuflajeado.

—¿Qué estabas por hacer? —pregunto la mujer.

Angel intento golpearla, pero su cuerpo se convirtió en metal, dañando su puño.

—Vayamos al siguiente nivel —dijo el peliblanco mientras oprimió otro botón.

Dentro de la caja ahora se oía un sonido horrible, lastimando los oídos de María.

—¡Mari! —grito Angel, pero fue sujetado por el chico por detrás, sujetando ambos brazos.

—Veamos que tanto resistes —estaba por golpearlo teniendo su mano convertida en metal.

En ese momento, Kimberly disparo hacia la caja, rompiéndola y liberando a Maria de esa tortura.

Brenda tumbó a la mujer de sus pies y le intento clavar los cuchillos, pero su piel volvió a transformarse, evitando que la atravesara.

El arquero de aquel árbol lanza una flecha, dañando el brazo de Brenda. En eso Liz y Lucinda llegan a la escena, la primera hace piruetas, llega detrás del arquero y lo noquea con un golpe en el cuello.

Brenda continuaba forcejeando con esa mujer, quien tenía todo su cuerpo convertido en metal, pero en ese momento, Lucinda salta hacia ella con su mano encendida en llamas, derritiéndola por completo.

—Regresa, dile a los demás lo que pa— decía el joven con gran rapidez, hasta que Kimberly le disparo a la cabeza, logrando que dejara de hablar.

El joven peliblanco salió corriendo del lugar.

Angel se incorpora y se dirigió hacia María, pero fue detenido por Brenda.

—Te dije que te alejaras de ella —lo empuja.

—Tú no me dices que hacer —le reprocha.

—¿A no? Si no hubiera llegado, María ahora estaría muerta —dice molesta.

—¡Ya basta! —detuvo Kimberly.

—¿Q—Qué fue eso? —pregunto María débilmente.

—Un ataque de los Hostil—us —dice Liz.

—¿De verdad? ¿Vinieron a atacar este sitio? —dice Lucinda frustrada.

—Pero... ¿Por dónde llegaron? —pregunto Liz nuevamente.

—De seguro por donde yo entre —respondió Angel.

—¿A qué te refieres? —pregunto Lucinda mirándolo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.