Prai-Isu: Secretos Ocultos

Capítulo 17

Lucinda había salido de la casa antes, para que nadie la viera. Pero no había ido hacia el bosque, sino hacia la casa de Ariadna, estaba a punto de entrar, hasta que alguien la interrumpió.

—¿Así que te piensas ir? —pregunto Mayra detrás de ella.

Lucinda se giró y la miro con tristeza.

—Creí que las palabras que te dijo Jil te había hecho reflexionar, pero veo que no es así.

—Ellas son mi familia —dijo Lucinda refiriéndose a Emma y Ariadna.

—¿Y ellos acaso no? —señala hacia donde los demás van—. Ellos si son tu verdadera familia, de sangre. Comparten el mismo padre todos ustedes —decía frustrada.

Lucinda calló por unos segundos.

—Son familia sentimental, tú sabes perfectamente lo que es eso.

—Sí, sé lo que es. Pero Erika ya es mi hermana, aunque no compartamos sangre. Tú estás abandonando a todos a su suerte, mientras tú... Tú te largas de este lugar que juraste proteger —reclamo.

—Lo protegía por ellas, y ahora están peligro. No me arriesgaré a perderlas de nuevo —se excusa.

—¿Y los demás qué?

—Ellos lo entenderán —dijo segura.

—Realmente eres una cobarde —insulto Mayra.

—¡No lo soy! —se sobresalta Lucinda.

—Entonces demuéstrame lo contrario, cállame y calla la boca de todos los demás, de que tú no eres una cobarde —dice en un tono más bajo.

—No voy a arriesgarme... No otra vez —le da la espalda.

—Entonces... Espero no quede en tu conciencia esta decisión —estaba por irse, pero Lucinda la detiene con sus palabras.

—No les digas a los demás mi decisión —pidió.

—No soy quien para decirles algo tan cruel sobre ti —dice eso y se va.

Lucinda mira hacia atrás.

—Eso no es de mi incumbencia, yo no tengo nada que ver... No dejaré que ellas paguen por mis “responsabilidades” Las sacaré de aquí —dijo para sí misma y entro a la casa.

Emma se asoma a ver quién entraba por la puerta.

—¿Lucy? —pregunto sorprendida—. ¿Qué haces aquí? ¿Qué paso? —pregunto nerviosa.

—Te lo explicaré después —sujeta sus hombros—. Ahora ve a empacar tus cosas, nos vamos.

Emma se sorprendió por sus palabras, pero al ver la determinación en su mirada, no pregunto y se dirigió a hacer lo que le pidió.

Lucinda entra al cuarto de Ariadna, que miraba hacia la ventana tranquila.

—Ariadna —le hablo.

—Lucy —dijo al girarse—. Que gusto me da verte —comenzó a toser.

—No te preocupes por eso —se acerca y comienza a desconectar las cosas—. Pronto te sentirás mucho mejor —dijo positiva.

—Lucy —le hablo.

—Emma y tú tendrán un nuevo hogar. Una casa de dos pisos, o quizás tres, lo que tú quieras —ignoro su llamado.

—Lucy —hablo nuevamente.

—¿Quieres estar al lado del lago o del parque? Que digo, puedo hacer ambas —decía para sí misma.

—¡Lucy! —alzo la voz, lastimándose internamente.

Lucinda la sujeta.

—No te fuerces, tú y Emma no tendrán de que preocuparse ahora, lo prometo —dijo abrazándola.

—Lucy... —hablo débilmente.

—¿Si?

—Déjame ir...

—¿Eh? —Lucinda se separa y la mira a los ojos—. ¿De qué hablas? —pregunto asustada.

—Tú sabes de qué hablo —tose.

Emma estaba por entrar, pero se quedó en la puerta al ver la situación.

—Q—Que dices, estás delirando. Yo te aseguro que te recuperaras.

Ariadna negó con la cabeza.

—Ya no hay tiempo...

—Claro que lo hay —miro hacia la mesita al lado de la cama, estaba por abrir uno de los cajones, pero Ariadna la detuvo.

—No... Yo... Ya hice mi vida, estoy feliz de haberte cuidado, de verte crecer y de poder ver a mi Emma ser una mujer responsable —la mira—. Estoy orgullosa de las dos —se recuesta en la cama.

Lucinda sujeta su mano.

—Ariadna... —la mira con tristeza.

—No me mires así, yo moriré feliz, hice todo lo que quise, y es hora de irme... Quiero irme, quiero descansar —tose—. Emma, mi niña, ven —llamo.

Emma se acercó y se colocó a su derecha.

—Le doy gracias a los espíritus por dejarme tenerte y ver la maravillosa mujer en que te has convertido —tose—. No hubiera querido tener otra hija que no fueras tú.

Emma suelta una lágrima por ese comentario.

—Te amo mama —dijo Emma con su voz quebrada.

—Yo te amo también, hija —dice y le besa la mano.

Ariadna se gira a ver a Lucinda.




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