Capítulo 18

Todos los equipos estaban en cada una de sus posiciones. Es entonces que Agur se comunica con Mayra, para saber si ya había llegado.

—¿Mayra? ¿Estás ahí? —pregunto por el comunicador de oído.

—Sí, ya estoy llegando.

—¿Lucinda viene contigo? —pregunto Jil.

Todos estaban esperando su respuesta con impaciencia.

—No pude encontrarla —respondió.

—Sabía que no vendría —pensó Jil frustrada.

—¿Ahora qué haremos si nos falta un integrante? —pregunto Florián.

—Nada, todo sigue igual. No tengan miedo y sigan con el plan, lo lograremos —dijo Jil para calmar el ambiente.

Comenzaron a oírse pasos acercarse.

—Es hora —dijo Jil y volvió a taparse la cara con las ramas.

El equipo de Florián se encontraba algo nervioso por la falta de un miembro importante.

—¿Lo lograremos? —dudaba Elvira.

—Claro que sí, confiemos en nosotros y lo lograremos —motiva Liz.

Es entonces que llegan los Hostil—us y los comienzan a atacar.

Florián se acerca y los atacaba golpeándolos con su espada, dejándolos desangrados. Elvira cubría su espalda golpeándolos con su hacha destruyendo unos árboles como estrategia. Liz se encargaba de los francotiradores o arqueros.

—Espera, tú eres...—

Aquel francotirador no pude terminar de hablar porque Liz le dio una patada en la cara.

—Lo siento, quiero que el mismo me vea, no que le comuniquen.

El equipo de Jil no tenía ningún problema hasta ahora, los cuatro tenían excelente coordinación y nada les entorpecía... o al menos hasta ese momento.

Jil se encontraba despojando a uno de los Hostil—us con unas ramas de su cuerpo, hasta que un hombre con armadura se disponía atacarla por detrás.

—¡Jil! —advirtió Clelia.

Jil se giró y se cubrió con sus brazos rodeados de ramas.

—¡Jil! —Fivi se distrajo y casi era golpeada por un Hostil—us.

Agur le disparo con su pistola de rayos.

—¡No te distraigas! —le ordena.

De pronto, su pistola fue envuelta en una telaraña fina, pero muy pegajosa.

—¿Qué?

No pudo decir nada más porque Clelia se colocó delante de él.

—Shield —dijo Clelia y un escudo se hizo presente delante de ellos, evitando el ataque de aquella araña.

—¿Qué es eso? —pregunto Agur alterado.

—Nuestros enemigos... —respondió Fivi.

—Ha comenzado —Jil se impulsa y se hace hacia atrás.

De una flor que nace de su muñeca salen unas semillas, las golpea contra el suelo y crea una pequeña explosión delante de aquel Caballero.

El equipo tres, estaba preparándose para que llegasen los enemigos, Lesly preparo su varita como anteriormente lo hizo, mostrándola ante todos.

—Wow, eso es un bastón muy grande —dijo Leonardo.

—¿Qué es eso? —pregunto Cinthia.

—Es mi varita. Soy una hechicera —revelo.

—Pensé que tú estabas informada de esa habilidad adquirida, ¿no te narro un cuento? —pregunto Lisa.

—¡Oh! ¿Tú eres la chica del cuento? —pregunto asombrada.

—Sí, lo soy —dijo con algo de pena.

—Lamento que no puedas procesar esa información en tu pequeño y no desarrollado cerebro, pero debemos concentrarnos en esto —dijo Lisa.

Unos pasos demasiados grandes y pesados se podían escuchar y sentir, poco después se encontraron con una máquina enorme.

Se alcanzó a escuchar una risa en lo alto del robot.

—¿Les gusta? Es mi nueva creación —dijo el loco peliblanco de antes.

—Tengo el presentimiento de que haremos un buen equipo, amigo —dijo Alonso.

Alonso estaba encima de una plataforma flotante.

Lesly bufo y apretó su bastón con fuerza.

—Lesly... —Cinthia se acercó a ella sujetando su blusa con fuerza.

—Ese no es el único problema —dijo Leonardo mirando detrás de ellos.

La misma silueta de antes estaba detrás de ellos, con un ejército de sombras y bestias de las profundidades.

Lisa se colocó detrás de Lesly.

—¿Cómo en los viejos tiempos? —pregunto Lisa.

—Eso parece —bromeo Lesly.

—Leonardo apártate, esta batalla es mía. Ayuda a Lesly —dijo Lisa.

Leonardo obedeció.

—¿Qué les parece una ración de plomo? —dijo el peliblanco disparando hacia ellos.

El libro de Lesly comenzó a ojearse solo, hasta detenerse en una página y la leyó.