Prai-Isu: Secretos Ocultos

Epilogo

Unos cuantos meses han pasado, y las cosas han vuelto a la normalidad, o al menos en su mayoría.

Con la ayuda de Eric limpiaron un poco el bosque, logrando hacer un camino que dirigía al reino, para así el pueblo vuelva a hacer visible.

Algunas casas se construyeron en el alrededor, haciendo que más gente viniera al pueblo a vivir.

Lucinda se encargó de limpiar todos los alrededores gracias a su hechicería.

Florián junto a Leonardo ayudaron a crear las nuevas casas; Clelia y Elvira ayudaron con la comida, la cosecha y la salud de todos ahí; Agur realizo una ardua investigación con algunos de los artefactos de los enemigos, llenando su propio diccionario, y con la ayuda de Liz y Lucinda lo completo un poco más.

Liz se comunicaba constantemente con ellos, decidió irse del pueblo, y ayudar a más gente que sufría de la esclavitud de Néstor y así liberarlos.

Eric decidió instalarse en el pueblo, le pareció bastante acogedor y hasta cierto punto, tranquilo.

Los chicos le insistieron a Emma que viviera con ellos, pero se negó, ella prefería quedarse en su casa, sentía la esencia de su madre, y la hacía sentir tranquila de alguna forma.

En cuanto a Abi y Cinthia... Tras lo sucedido, ellas se fueron. Ese día ella empacó sus cosas y solo les aviso a los chicos.

—¿Te vas? —pregunto Elvira confundida.

—Si —ríe nerviosa y se rasca la nuca. Pero de inmediato su cara se tornó seria—. Mayra me dio una información bastante... Sospechosa, sobre mí y mi familia y quiero comprobarlo —explico.

Florián le sonríe.

—Si ese es el caso, adelante. Nosotros te apoyamos —dice levantando el pulgar.

—¡Al menos déjame prepararte unos bocadillos para el viaje! ¡No tardaré! —dijo Clelia y corrió hacia la cocina.

—Nosotros seguiremos aquí si decides volver —dijo Elvira con ánimo.

—¡Si! —dijo Leonardo. Todos lo miraron al instante.

Abi soltó una carcajada.

—Definitivamente, tú serás a quien extrañé más —comento Abi.

Leonardo se extrañó por su comentario, pero le respondió con una sonrisa.

—Sí, yo también extrañaré tu irritante voz —comento juguetón.

Abi comenzó a llorar, Leonardo se sentía culpable, creyendo que fue su culpa el hacerla llorar.

—Hermana, ya no llores —comento Cinthia consolándola.

—Oye, no te lo tomes tan en serio. Si es irritante, pero te acostumbras —comento Leonardo al acercarse a ella.

—¡Mi voz no es irritante! ¡Estoy en la pubertad! —grito molesta, aturdiendo a nuestro compañero.

Abi había llorado por tristeza, de que extrañaría a sus amigos y todos los momentos que vivió, pero sentía calidez al saber que ellos siempre estarían para apoyarla, si es que los necesitaba alguna vez.

Todos en la habitación rieron ante la escena. Cuando no faltaba nada más, ella se despidió y se fue del pueblo junto a su hermana en busca de respuestas.

Lucinda volvió a aquella casa en medio del bosque y así podía presenciar cuando alguien nuevo llegara al pueblo. Las cosas ya habían terminado, era una total paz... Al menos por ahora, pues seguían pensando en aquellas palabras dichas por la mujer, dejándola intranquila.




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