Praise ❃ Hyunin

♡ :  REGLA #VII

 

[NO MIRES DEMASIADO TIEMPO EL CULO DE TU NUEVO ASISTENTE.]

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HYUNJIN.

Estaba preparado para que Jeongin se presentara en mi casa con las mismas botas negras con las que lo he visto ya dos veces. Estaba preparado para que fuera torpe y estuviera nervioso. Incluso estaba preparado para que llegara tarde. Para lo que no estaba preparado es para que apareciera cinco minutos antes con una camisa casi transparente y unos pantalones negros que hacen que me piquen las manos por la forma en que su culo los llena.

Muy inapropiado mirar así a mi asistente y ex novio de mi hijo, lo sé, pero en mi defensa, no estoy acostumbrado a tener un empleado plutónico en mi oficina. Las ganas de verlo de rodillas con ese atuendo son condenadamente dolorosas.

—Buenos días —dice al entrar en mi casa a las 8:55 de la mañana.

Mis ojos se posan en su lápiz de labios rojo intenso: ¿Está intentando joderme?

—Buenos días —refunfuño. Su nueva adquisición de calzado, unas botas de bajo tacón, chocan contra el suelo de mármol mientras me sigue al interior de la casa.

Le señalo el armario de la entrada y le muestro dónde puede poner sus cosas.

—¿Chaqueta?

—Oh —balbucea, empezando a encogerse de hombros para quitarse el pesado abrigo de cuero. Le pongo una mano en el hombro, lo detengo y lo guío suavemente para que se dé la vuelta. De espaldas a mí, le quito el abrigo, dejando que mi mirada se detenga en los suaves cabellos que rozan su cuello. Después de colgar su chaqueta en la percha, se da la vuelta y mis ojos bajan inmediatamente, posándose en su pecho.

Me equivoqué. La camisa no es casi transparente… es totalmente transparente, y lleva alguna especie de mierda de encaje negro debajo.

¿Qué pasó con el chico de los patines o el que iba vestido de negro el otro día?

Esto parece una emboscada para la que no estaba preparado.

—¿Café? —pregunto porque mi mente parece estar atrapada en frases de una sola palabra.

—No, gracias.

—Entra entonces —le respondo, poniendo una mano ligeramente en la parte baja de su espalda y usando la otra para señalar hacia mi despacho.

Tengo que comprobarlo yo mismo. Su sorprendente aparición de hoy me ha desconcertado. Por mucho que intente mantener la naturalidad y comportarme como lo haría normalmente, sigo viendo mis acciones como demasiado atrevidas y sexuales. Lo cual no es lo que pretendo. Es sólo un asistente. No es un sumiso. Esta no es una escena.

Aclara tu mente, maldita sea.

Después de dirigirlo a la silla frente a mi escritorio, le entrego el paquete que Chan me dio para que lo rellene para la nómina. A Karina le dio un pequeño ataque cuando contraté a un nuevo empleado, pero tengo fe en que encontraremos espacio en el presupuesto. Necesito un asistente, después de todo, un asistente de verdad, y Shin está demasiado ocupada gestionando a todos nosotros para hacer el trabajo que necesito aquí.

—¿Así que trabaja desde casa? —pregunta Jeongin.

—Sí, así es. Todos lo hacemos en este momento. El nuevo edificio está en construcción ahora mismo.

—Oh, eso es emocionante.

Me resisto a sonreír, imaginando el plano del nuevo edificio con las jaulas, el escenario y las salas privadas totalmente equipadas.

Sí, es emocionante, pero no voy a darle todo eso ahora mismo. Mejor que se vaya metiendo y descubriendo por sí mismo.

—¿Tienes alguna pregunta sobre la empresa? —pregunto.

Sus ojos se abren de par en par.

—Toneladas. Tengo toneladas de preguntas.

Tengo que volver a morder mi sonrisa.

—Bueno, pues adelante. Empieza por una.

—Uhm… —Él tuerce sus labios rojo rubí, y arruga su frente aparentemente pensando—. Así que contrata a chicos y chicas para que se arrodillen y le sirvan. ¿Es eso lo que hace todo el mundo?

—En absoluto. Es sólo mi estilo. Hay una serie de fantasías que nuestros empleados cumplirán.

—¿Pero no hay sexo?

—No exactamente.

—¿Qué significa eso? —pregunta con una expresión de curiosidad.

—Significa que el dinero que se intercambia no es por sexo. Lo que hagan a puerta cerrada es asunto suyo. —Mejor dejarlo así. Encontramos un montón de lagunas y lenguaje suelto en los libros de leyes con los que hay que trabajar, pero para eso tenemos a Kim Suho, el mejor abogado de Briar Point.

La expresión de su cara, tensa y escéptica, indica que no se cree del todo lo que estoy diciendo, así que insisto un poco más.

—¿Qué otras preguntas tienes?

—¿Qué otras… cosas hace la gente? —pregunta con una especie de placer curioso en sus ojos.

Tengo que reconocer su mérito. No parece tan incómodo como esperaba, y me encanta su abierta curiosidad. Las fantasías sexuales y el placer siguen estando tan estigmatizados que es ridículo. Pero a Jeongin no parece molestarle eso.

Me levanto de mi escritorio, camino hacia el frente donde me apoyo en su superficie y cruzo los brazos.

—Todo y cualquier cosa. Mientras sea consentido y todos sean mayores de edad, todo vale.

—¿Como… atar a la gente y azotarla?

Me encojo de hombros.

—Claro, si eso es lo que les gusta. También tenemos clientes a los que les gusta mirar… o ser mirados. Juegos de rol. Degradación. Juegos con la edad, la manipulación, la objetivación, la esclavitud…

Con cada palabra que sale de mi boca, veo que los ojos de Jeongin se abren de par en par y sus hombros se tensan, así que me detengo, dándole un momento para que diga lo que sea que esté pensando, o mejor dicho, preguntándose.

Quiero decir… sólo son las nueve de la mañana. Puede que necesitemos un café para esta conversación.

—No sé qué es la mitad de ellos —responde.

—Bueno, no es algo que necesites saber para este trabajo, pero si tienes curiosidad, puedes aprender. No hay razón para sentirse intimidado por todo ello. Sé que parece extraño, pero te sorprendería lo normal que es.



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En el texto hay: hyunjin, jeongin, hwang

Editado: 30.07.2023

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