Praise ❃ Hyunin

♡ :  REGLA #XXVIII

 

[CUANDO TE DIGA QUE VALES LA PENA, CRÉELO.]

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JEONGIN.

Creo que me voy a enfermar. Esto no puede estar pasando.

De alguna manera, estoy de pie entre una horda de otros trece chicos y chicas, todos ellos magníficos como supermodelos y en ropa interior, si es que se puede llamar así. Estoy haciendo esto por Hyunjin. No puedo decir si me dice que lo haga porque me necesita o porque quiere que lo haga.

¿Realmente va a dejar que alguien más gane una hora conmigo, suponiendo que alguien siquiera oferte? ¿Significo tan poco para él?

No puedo dejar de retorcerme las manos cuando mi mirada se cruza con la mujer del salón del trono, la mismísima Madame Kink. Con su larga melena y sus ojos verdes cautivadores, se acerca a mí con una cálida sonrisa.

—Hola de nuevo.

—Hola —balbuceo, intentando mantener la mirada en su cara y no en sus pechos, cubiertos únicamente por cubre pezones. Nunca me he sentido más ridículo por llevar ropa.

Enderezo la columna vertebral y trato de fingir que soy sexy y confiado. Aunque no estoy seguro de que funcione.

—No estás nervioso, ¿verdad?

—¿Nervioso? No... —Sí, definitivamente no lo estoy vendiendo. Ella responde con una sonrisa—. Sí, estoy un poco nervioso —continúo—. Esto no es realmente normal para mí.

—¿Cómo te llamas? —pregunta.

—Innie, Jeongin, ugh, quiero decir Jeongin.

Sonriendo, dice:

—Soy Mina.

—Encantado de conocerte —susurro, todavía retorciéndome las manos.

—¿Puedo? —Toca los botones de mi camisa.

Mirando a sus amables ojos verdes, respiro profundamente y asiento. Hay algo en el hecho de que me quite la ropa que hace que me sienta un poco más relajado al quitármela en público.

—Oh, esto es bonito —dice, notando mi piel cubierta de pecas escondida bajo la camisa—. Me pregunto en cuántos lugares más las tendrás. —Me quita la camisa blanca de los hombros.

Luego, de pie delante de mí, me baja la cremallera de los pantalones.

—¿Cuánto tiempo llevan juntos Hyunjin y tú? —pregunta despreocupada.

—No lo estamos. Sólo soy su asistente —la corrijo.

Se oye una pequeña risita cuando se inclina hacia delante y presiona su boca junto a mi oreja.

—Tienes una marca de mordisco en la nalga, Jeongin.

Jadeo, llamando la atención de los que me rodean.

—Oh, Dios mío. —Trato de ocultar mi mortificación, pero Mina se limita a deslizar sus manos sobre mis hombros, tratando de consolarme.

—Relájate. Eso es muy atractivo.

—¿Se nota mucho? —pregunto, tratando de cubrirlo con la mano.

Ella se mueve para observar, asintiendo.

—Mucho. Entonces, ¿Hyunjin no lo hizo?

Ni siquiera puedo intentar ocultarlo a estas alturas. Tuerzo los labios y me encojo de hombros, y ella asiente con conocimiento de causa.

—¿No crees que es demasiado viejo para mí? —pregunto, tratando de leer su expresión. Pero ella sólo se ríe.

—No, no creo que sea demasiado viejo para ti. ¿Y tú?

Me encojo de hombros.

—Es complicado.

—Conozco a Hyunjin desde hace unos años y nunca le he visto prestar a alguien tanta atención como a ti.

Me hace sentir mejor, pero sólo por un momento. Me concentro en su rostro y el temor me recorre mientras pregunto:

—Espera... tú y Hyunjin nunca... ¿lo han hecho?

—No —responde claramente—. Hwang es muy dominante... y yo también.

—Oh. —A veces me siento como un idiota aquí, como si no entendiera nada de esto y tal vez nunca lo haga. Es como si estuviera entrando en un mundo ajeno del que nunca formaré parte realmente. Sólo existo en el brazo de Hyunjin, como su accesorio, y no realmente como yo mismo.

Mina debe sentir mi aprensión porque toma mis manos entre las suyas.

—Relájate, Jeongin.

Y entonces pregunto lo que me moría por preguntar desde que empezó a hablarme.

—¿Puedo hacerte una pregunta?

—Por supuesto.

—¿Vas a... dormir con ellos esta noche?

Sonríe y mira más allá de la cortina a los hombres y mujeres que esperan en la planta principal. Luego, encogiéndose de hombros, dice:

—Estoy en el club, ¿no?

Vuelvo a estar lleno de temor.

¿En qué carajos me metió Hyunjin?

Observo de reojo cómo los chicos y chicas suben, uno a uno, al escenario, donde se pavonean semidesnudos mientras los hombres y mujeres del público pujan por su tiempo. Algunos de los chicos han ofrecido su compañía a cambio de bebidas, mientras que algunas chicas, como Mina, han prometido tiempo en una habitación concreta.

Empiezan las pujas en mil dólares, y la mayoría de los candidatos van por más de cinco, y mi mandíbula casi se cae al suelo cuando un hombre en la parte de atrás gana una noche con Mina por cincuenta mil dólares.

Mis zapatos chocan contra el suelo del escenario mientras me dirijo a los focos.

Sé sexy. Sé seguro de ti mismo. Sé Jeongin.

El maestro de ceremonias me presenta, y apenas oigo una palabra de lo que dice mientras ojeo a la multitud. Todos me miran con expresiones cálidas y curiosas. Me hacen sentir un poco más cómodo, aunque todos parecen querer devorarme; es mejor que parecer desinteresados o aburridos.

Al instante me fijo en un hombre conocido que está delante. Lleva un traje negro y está bebiendo un vaso de algo ámbar. Es uno de los hombres que estaba jugando al póquer la primera noche en el club, también con una mujer arrodillada a su lado mientras él le acariciaba la cabeza. Hay algo en él que me aterra. Exuda poder y riqueza, y sólo puedo suponer que sería igual de aterrador en la cama.

Al levantar la vista, veo a Hyunjin de pie cerca de la pared del fondo. Tiene los brazos cruzados con fuerza delante de él y hay algo en su lenguaje corporal que parece raro. Está tenso.



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En el texto hay: hyunjin, jeongin, hwang

Editado: 30.07.2023

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