[A VECES NO SON NECESARIA LAS PALABRAS.]
════ ∘◦❁◦∘ ════
JEONGIN.
Cuando entro, mi hermana y mamá están sentadas en el sofá. Hay manchas rojas alrededor de la nariz y las mejillas de Yuna, un signo revelador de que ha estado llorando.
—Oh, Yun, lo siento —digo, dejándome caer en el sofá junto a ella. Sólo es la 1:00 p.m. y el día de hoy ya ha sido agotador. Todavía hay mucho que procesar. Un enfermo le habló a mi padre de mí en el club. Mamá y papá saben lo de Hyunjin y el club y lo de que me subastaron - inserte mortificación. Y la crème de la crème del día tuvo que ser Hwang Hyunjin proclamando su amor por mí delante de todos. Es un poco difícil preocuparse por las otras cosas cuando eso se repite una y otra vez en mi mente.
—Está bien —murmura mi hermana mientras apoya su cabeza en mi hombro—. Espero que no estés enfadado por haber llamado a Hyunjin.
Levanto la cabeza y la miro sorprendida.
—¿Enfadado? No, claro que no. Hiciste lo correcto.
—¿Lo viste golpear a papá contra la pared? —pregunta, ocultando su sonrisa mientras pellizca sus labios entre los dedos.
Mamá y yo nos reímos.
—Fue genial —dice mamá.
—Siento no habértelo dicho... —añado, sobre todo a mamá, ya que Yuna se ha dado cuenta por sí misma. Y supongo que esta podría ser una conversación más adecuada en privado, pero me gusta la idea de que no nos guardemos secretos. Al menos, ya no.
Mi madre me frota la rodilla mientras dice:
—No pasa nada, cariño. No es que no supiera la edad que tenía. Tenía mis sospechas, pero confío en ti, Innie. Eres un chico fuerte e inteligente, y sé que puedes cuidar de ti mismo.
La emoción me escuece en la garganta mientras me obligo a tragar y no llorar.
—Gracias, mamá.
Luego, le revuelve el cabello a mi hermana.
—Y ninguno de ustedes tiene que verlo o enfrentarse a él hasta que estén preparados. Siento que te haya asustado.
—Está bien —murmura Yuna.
—¿Alguien más tiene ganas de pijamas y películas? Creo que necesitamos un sábado perezoso.
—Eres el único que sigue en pijama —dice Yuna riendo.
—Entonces ve ponerte el tuyo. Voy a poner algo de Disney en la tele y mamá hará los bocadillos.
—Me parece bien —responde mamá, levantándose de un salto y dirigiéndose a la cocina.
Agarro las mantas de la cesta, me acurruco junto a mi hermana con mi madre en el lado opuesto y nos evadimos de la realidad durante las siguientes horas, cantando nuestras películas de princesas favoritas e intentando olvidar el día de hoy y todo su drama. Por mucho que quiera ducharme e ir directamente a casa de Hyunjin, necesito estar un rato con mi familia. Necesito saber que están bien.
Hacia la mitad de la segunda película, llaman a la puerta principal. Me asomo para ver el cabello castaño desgreñado de Seungmin a través de las cortinas. Suelto un fuerte suspiro. Si ha venido a buscar problemas o a seguir hablando de esto, no estoy de humor.
—Hablaré con él —digo, poniéndome en pie con un suspiro.
—No aceptes su mierda —dice mi hermana con una brillante sonrisa, y mi madre se queda boquiabierta.
—¡Yuna! Cuida tu boca.
Sigo sonriendo mientras abro la puerta. Seungmin se mira los pies antes de levantar la cabeza para mirarme.
—Hola —saludo, a lo que él responde con su propio y perezoso:
—Hola. —Salgo al porche y cierro la puerta tras de mí. Pero no habla de inmediato, y me doy cuenta de que está incómodo. Si quiere odiarme o enfadarse conmigo, estoy dispuesto a dejar de lado nuestro pasado y nuestra amistad, pero si Hyunjin y yo vamos a intentarlo, necesito a Seungmin de mi lado.
—Lo siento —dice tan rápido que casi no lo capto.
—¿Qué?
—Por ser un novio de mierda... Lo siento —murmura. Tiene las manos metidas en los bolsillos mientras aparta su mirada de mi cara—. Nunca debí haberte engañado, y debería haber sido más amable contigo, y debería haber sabido que eras infeliz.
Oh, dulce Jesús, por favor no dejes que Seungmin esté diciendo todo esto con la esperanza de recuperarme. No creo que pueda soportar ese nivel de locura.
—Gracias... —digo con incertidumbre mientras espero a ver a dónde va esto.
—Sólo quiero que seas feliz, Innie. Te mereces ser feliz. Un resoplido escapa de mis labios.
—¿Incluso si estoy con tu papá?
Suelta un fuerte suspiro, y me doy cuenta de que está luchando con esto, pero aun así se las arregla para asentir.
—Sí. Aunque estés con mi papá.
—Espero que lo digas en serio.
—Después de lo que he visto hoy... no sé, ahora veo las cosas de forma diferente. Como si fuera de verdad. Obviamente te merece más que yo.
La tristeza que irradia su rostro me atrae y tomo sus cálidas y bronceadas mejillas entre mis manos.
—Deja de castigarte, Seungmin. Eres amado y eres joven y estarás bien. Encontrarás a alguien que te haga sentir bien, alguien tan feliz como desearías que fuera contigo.
Finalmente, sus ojos se levantan y encuentran los míos. Cuando lo atraigo en un abrazo, se relaja contra mi cuerpo.
—¿Está bien Yuna? —murmura en mi hombro.
—Sí, está bien.
—Bien. Sé que probablemente me odia.
—Ella no te odia —respondo poniendo los ojos en blanco.
—Acaba de fruncir el ceño a través de la ventana —dice riendo, y me giro a tiempo para ver cómo se cierra la cortina. Los dos nos reímos durante un minuto antes de que me vuelva hacia él con una sonrisa triste.
—¿Quieres entrar a ver Enredados con nosotras?
—Tentador... pero no. Creo que me voy a casa. Además, acabo de salir de casa de mi padre y estoy seguro de que te llamará o querrá verte. —No se me escapa la mirada de disgusto que se dibuja en su cara.
—¿Por qué dices eso?
—Porque se ha pasado las dos últimas horas diciéndome lo mucho que te quiere y no va a esperar mi permiso para salir contigo... abiertamente.