Pre-destinados

UN FALSO INCENDIO

Al principio, ninguno de ellos comprendió lo que María José trataba de decirles y no fue sino hasta que Diego asomó la cabeza por la ventana que los cuatro pudieron comprender la magnitud de aquello.

Haku abrió los ojos de golpe y se acercó a ella tomándola con fuerza de los hombros.

──¿Por qué mencionaste a mi hermana? ──le cuestionó con una mirada llena de furia. Sin embargo, no fue capaz de contestar en el acto y desvió la mirada tratando de evitar el contacto visual con él──. ¡Contestame! ──le exigió sujetando con un poco más de fuerza, lo que provocó que se estremeciera mientras cerraba los ojos presa del pánico.

Fue entonces cuando Diego se acercó a la escena y empujó al chico para liberar a su amiga de él. Ambos quedaron frente a frente, lanzándose miradas amenazantes, mientras Víctor se acercaba a Marijo y la rodeaba con su brazo, preguntándole si se encontraba bien. Luca, por su parte, se acercó discretamente a la ventana y observó a aquel sujeto acercarse peligrosamente al edificio que se encontraba justo a un lado del suyo. Aquel tipo había logrado ingresar por una de las ventanas del primer piso, lo cual lo acercaba peligrosamente a las chicas.

De inmediato, el joven fotógrafo se acercó a sus compañeros quienes aún sostenían su silenciosa batalla y se interpuso entre ellos.

──¡Déjense de pelotudeces! ──les dijo irritado──. ¡Las chicas corren peligro!

──¡Tenemos que pensar en algo pronto! ──corroboró Víctor, acercándose junto a María José, quien aún permanecía algo cohibida── ¡Oh! Y antes de que digas cualquier cosa, Haku, la señorita no tiene la culpa de esto ──agregó lanzándole al joven nipón una mirada desaprobatoria.

Los cuatro jóvenes se asomaron por la ventana, a la espera de ver el paradero del sujeto, pues aún tenían la esperanza de que alguien de seguridad lo hubiera visto rondar por los terrenos de la escuela. Sin embargo, el tipo no se veía por ningún lado y eso los puso alerta.

──Tenemos que bajar ──comentó Diego.

──Eso es obvio, genio ──respondió Haku mientras ponía los ojos en blanco. El mexicano giró de inmediato hacia él, dispuesto a reñirle por aquel comentario, pero no hubo tiempo para eso.

──No, solo yo debo bajar ──dijo de pronto María José observando hacia la primera planta de aquel edificio. El cuarteto de jóvenes volteó hacia ella, alarmados con la sola idea de dejarla ir detrás de aquel tipo.

──¡Eso sí que no! ──sentenció Víctor.

──¡Ni de broma! ──corroboró Diego, quien de inmediato se acercó a ella tratando de tomarla de la mano. Sin embargo, ella se alejó, convencida de que era ella quien tenía que cumplir con esa tarea.

Haku, mientras tanto, observaba hacia la ventana, tratando de idear un plan para poder salir al menos por ese momento, de aquella situación. El resto, por su parte, discutía sobre la peligrosa idea que Marijo había planteado. Fue entonces cuando Haku, sorpresivamente se acercó a ellos con un semblante pensativo. Los demás giraron hacia él confundidos por la manera como estaba actuando.

──Tal vez no sea mala idea la tuya ──le dijo a la chica.

Sus compañeros, por otro lado, lo observaron furiosos mientras hablaban al mismo tiempo, sin dar oportunidad a que sus palabras fueran claras o al menos, entendibles. El chico trató de calmarlos mientras extendía las manos frente a él y cerraba los ojos tratando de encontrar un poco de paz.

──Escuchen, déjenme hablar primero ──les pidió──. Es obvio que no la dejaremos ir sola. Uno de nosotros deberá ir con ella.

──¡Eso lo haré yo! ──se ofreció de inmediato Diego, colocándose al frente con un aire decidido. Sin embargo, Haku movió la cabeza negativamente.

──No. Lo siento, pero por mucho que odie admitirlo, te necesito aquí.

──¿A mí?

──¡Sí, a ti! ──aseguró, irritado──. Ahora, ¡muévanse y hagan lo que les pido! Luca y Víctor, saquen todas las sábanas del armario y amárrenlas entre sí. Haremos una escalera para bajar por la ventana.

──Espera, ¿qué? ──cuestionó la chica, algo aterrada por aquella idea. Sin embargo, ninguno de los chicos le prestó atención.

Tanto Víctor como Luca, de inmediato se acercaron al armario y comenzaron a sacar todas las sábanas que encontraron. Mientras Haku y Diego conversaban en voz baja. Marijo no comprendía lo que estaba pasando, pero por la expresión de su amigo, presintió que no era nada bueno. Fue entonces cuando Haku tomó su celular y marcó el número de alguien que aparentemente le contestó con un tono molesto. Y después de un rato se acercó a ella.

──Tendremos que bajar ──le dijo──. Bajaré primero para asegurar que todo esté bien. Diego se hará cargo de vigilarte desde arriba. Una vez que estemos abajo, los demás crearán una distracción para movilizar a ambos dormitorios.

──¿Ambos? ¿Cómo planeas hacer eso? ──cuestionó tratando de ocultar el pánico que le provocaba la sola idea de bajar colgando por la ventana.

Sin embargo, ya era tarde. Luca y Víctor se acercaron a la litera más cercana y amarraron uno de los extremos de aquella improvisada escalera que recién habían terminado, para después dejar caer el resto por la ventana. Tanto Haku como Diego se acercaron de igual manera y observaron hacia la parte baja.

──Una vez abajo, encárguense de hacer que todo mundo salga de los dormitorios y Diego, manda la señal cuando eso este hecho ──les dijo a sus compañeros quienes asintieron sin reprochar nada.

Acto seguido, el chico se acomodó y en unos cuantos instantes bajó por aquella escalera llegando rápidamente al suelo. Diego se encargó de sostener la soga desde la parte de arriba mientras Luca y Víctor custodiaban su descenso.

Era turno de María José, quien de la nada había comenzado a temblar. Temerosa se acercó a la ventana y al ver hacia el fondo, sintió de pronto un fuerte mareo por lo que cerró los ojos y se apartó de inmediato.

──No puedo hacerlo ──dijo bajando la cabeza.




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