Pre-destinados

EL ALIADO Y EL GATO

──Voy a arrancarles la cabeza. No, mejor aún, ¡los torturaré hasta la locura! ──vociferaba Marijo en voz alta, mientras avanzaba arrastrando los pies detrás de Fabian, quien buscaba desesperado a su hermano y a Lucia. Parecía ser que solo a él le importaba el paradero de ese par, pues aparentemente la presencia de Marijo y Haku, no le era para nada grata. Y es que ese par se había encargado de hacerle ver su suerte. Lo hicieron que regresara hasta la primera fotografía de la exposición, y comenzaron a hacerle preguntas innecesarias que nada tenían que ver con la fotografía. Avanzaban lentamente, y de vez en cuando invadían su espacio personal poniéndolo demasiado incómodo. A ese par parecía divertirle aquello, por lo que lo usaron como distracción. Sin embargo, el plan era regresar con Luca y Lucia, pues deberían regresar juntos a donde Rosalinda, pero estos habían escapado sin previo aviso y para Marijo, esa era una gran ofensa.

Se habían hartado de hacerle la vida miserable al argentino. Estaban cansados y morían por regresar a casa, pues era claro que no podrían escapar cómo lo habían logrado hacer sus compañeros.

──Debemos encontrarlos, rápido. ──dijo Fabian apurado. Haku giró hacia él y lo vio con curiosidad, pues esa reacción no era para nada normal. Cruzó los brazos y decidió jugar un poco más con él.

──Yo creo que ya es tarde ──comentó llamando su atención──. A estas alturas ya deben de haberlos llevado lejos de aquí.

Marijo volteó alarmada hacia él, pues aquel comentario parecía sonar bastante serio. Sin embargo, Haku no volteó a verla, sino que emitió una ligera y casi imperceptible sonrisa, la cual le ayudó a comprender que aquello era una farsa más.

──Es cierto ──agregó en el mismo tono de voz──, bien nos lo dijo mi tía, “este es un lugar peligroso para los turistas”.

Fabian los observó con los ojos muy abiertos. Era claro que el miedo estaba apoderándose de él, pero para ese par, era entretenido verlo en ese estado.

──¿Por qué tienes tanto interés en Fiorella? ──preguntó de golpe Haku, tomándolo por sorpresa.

Era el momento perfecto para realizar semejante pregunta, pues en el estado en el que se encontraba era demasiado complicado que pudiera formular alguna mentira. Haku era consciente de esto, por lo que cruzó los brazos y lo vio burlonamente. El sujeto giró hacia él, mientras su labio inferior temblaba ligeramente.

──¿A quién diablos le importa Fiorella? ¡Mi hermano corre peligro!

Aquel comentario, enérgico y alarmante, los puso en guardia, aunque hasta hace poco parecían divertirse con la desgracia ajena. Intercambiaron miradas entre ellos y se acercaron al argentino en busca de respuestas. Pero el tipo se encontraba tan nervioso que casi parecía imposible que pudiera responder algo. Fue entonces cuando Marijo se le acercó y le dio una fuerte bofetada, para tratar de hacerlo reponer la compostura. Aunque en realidad lo unico que deseaba era un pretexto para poder golpearlo. Haku, se dio cuenta de esto, por lo que sonrió bajando la mirada. Fabian comenzó a respirar de forma pausada mientras se reponía, para después recargarse en la pared y tratar de tomar aire.

──Vine aquí para proteger a Fiorella. ──soltó con la voz ahogada.

──¿Proteger de qué? ──indagó Marijo, aunque claramente podía darse una idea de la respuesta.

──No puedo decirlo. ──respondió el tipo, mientras alzaba la vista hacia ella.

──De Piero, ¿cierto? ──intervino Haku, acercando su rostro al suyo. Fabian lucía sorprendido, pues no esperaba que ellos estuvieran al tanto de la situación.

──¿Cómo sabes sobre eso? ──le preguntó reponiendo la compostura, y sin despegar la mirada de su rostro.

──Digamos que tenemos historia. ──respondió Haku.

──¿Y tú cómo sabes de él? ──le preguntó Marijo──. ¿Quién te ha enviado a protegerla? ──. Aquello parecía una pelea de dos contra uno, y era evidente que Fabian llevaba las de perder, pues ese par lo atacaba de manera implacable. Por ello no le quedó de otra y suspiró resignado.

──Su hermana está preocupada por ella, y me ha enviado a protegerla.

──¡Mientes! Fiorella no tiene hermanas.

──Tal vez no sanguíneas.

──Habla claro ──pidió Marijo, quien se estaba cansando de la situación. Fabian se acercó a la fotografía que tuvo más cerca, y apuntó a una joven que se veía al fondo de esta.

──Ella es Marcella Bianco. La conocí hace algunos años en Londres, en una sesión de fotos. Creció junto a Fiorella y prácticamente son como hermanas, aunque tuvieron que separarse debido a sus carreras. Sin embargo, Marcella conoce muy bien a Fiorella, y está al tanto de la relación que existió entre ella y Piero. Investigó por cuenta propia al tipo y descubrió el tremendo hijo de puta que es. Pero ya era tarde, Fiorella anunció su descanso y después salió de Europa. Le perdimos la pista, hasta que nos enteramos de la relación que mantiene contigo. ──dijo refiriéndose a Haku, quien solo torció la boca, apartando la vista. Aquella explicación parecía ser suficiente.

──¿Marcella es tu novia, cierto? ──preguntó Marijo. Fabian se puso rojo.

──Es mi mejor amiga.

──¡Ooooh ¡que tierno! Un amor no correspondido. ¡Que patético cliché! ──comentó apartando la vista.

──Si estás aquí para protegerla, las cosas cambian ──comentó Haku, ignorando por completo su comentario──. Nosotros tambien estamos tratando de protegerla.

──Entonces supongo que no han hecho un buen trabajo. Piero puede estar en cualquier parte, y estoy casi seguro de que no dudará en hacerle daño, no solo a ella, sino tambien a mi hermano.

──Hace un momento parecías estar más preocupado por él, que por Lucia. Quien diría que el amor fraterno de verdad existe. ──comentó Marijo. Era claro que estaba algo molesta por la situación, pues su sarcasmo era cada vez más evidente. Pero, aunque no lo pareciera, ella tambien estaba preocupada por ambos──. Debemos darnos prisa ──dijo de pronto──. No voy a dejar que ese idiota los encuentre antes que yo.




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