Preciosa

2006

2006: El verano había terminado y Derek y sus amigos empezaban su último curso. Ya estaban todos a las puertas del centro escolar, esperando que el primer timbre los enviara de vuelta a la rutina.

-¿Sabéis quienes han vuelto? Las ricachonas. Vienen a pasar bach aquí antes de largarse de nuevo. Otro capricho más, para niñas ricas mimadas de papá, cumplido –comentó Emily con desdén.

-Sinceramente no sé cómo los ricachones de la parte alta no han pedido un colegio privado. Tiene que ser duro que sus inocentes y dulces hijitas se mezclen con gente de nuestra calaña: ¡Oh, no! ¡Mi hija con ropa de marca está hablando con un chico de barrio pobre, no puedo permitirlo! –dijo Emma, y los novios de ambas se echaron a reír.

-Dios, casi sería mejor. Tener que escuchar sus grititos todos los días es irritante –añadió James justo cuando tocaba el timbre.

Las clases pasaron monótonas y, finalizadas, Emma, Emily, James y Erik se fueron al gym que llevaban; Ethan, fue a ayudar a su padre en el taller y Derek, fue al barrio alto para seguir haciéndole las reformas a los ricos. Llegada la noche fue a recoger a su madre a la casa de los Harrison. Aparcó el coche y entró a esperarla a la cocina. Escuchó unos pasos en el pasillo y se asomó creyendo que era su madre, pero lo que vio, le gustó más. Jane Harrison, con unos shorts vaqueros súper cortos y una camiseta blanca ceñida, unas vistas perfectas.

-¿No te han enseñado que no se entra en casas ajenas? –le espetó la chica.

Él se encogió de hombros. –Vengo todos los días a buscar a mi madre, así que puedo hacerlo.  –contestó examinándola de arriba abajo. Unas piernas de infarto, un culo perfecto, un vientre no demasiado plano, unos pechos que encajaban a la perfección en su sitio y una cara con unos bonitos ojos claros, a juego con unos rosados labios carnosos y un pelo largo castaño.

-Sí –dijo confiada -¿vas a quedarte mirándome?

-Derek, hijo, siento la tardanza –dijo su madre apareciendo de pronto –ya podemos irnos –y salió hacia el coche.

-Hey preciosa, ¿quieres venirte a una fiesta esta noche? –dijo sonriente.

-Depende, ¿pueden venir mis amigas? –respondió con media sonrisa.

-¿Las otras pijas?, no veo por qué no. Te recojo a las 10 –y sin darle tiempo a replicas se fue.

[...]

El tiempo pasó rápido y a las 10 Derek estaba delante de aquella casa otra vez. Timbró y una morena buenísima con un top negro y una falda de pliegues salió del umbral.

-Mis amigas salen ahora, nos seguirán en el coche de Abbie.

-Sabes que con ese conjunto me invitas a comerte, ¿verdad? –dijo sin poder parar de mirarla.

-Madre mía, ¿los tíos solo pensáis en eso? Da igual... Vámonos.

En realidad ella tampoco podía apartar os ojos de él. Era como si una atracción invisible no dejara que apartara la mirada, lo negaría en todo momento pero se estaba sintiendo atraída por aquel chico y no era la primera vez. Cuando estaba primero, antes de irse, también lo estaba. Además era mal visto que las niñas ricas salieran con los chicos malos, los pobres y drogados... ¿Cómo se lo tomarían sus amigas cuando llegaran al bar y vieran que no encajaban con aquella gente?

-Vamos pero no sé si te has visto. Con ese conjunto todas las miradas irán a ti. Y no precisamente la de los mejores tíos.

-Es una fiesta, ¿no? Pues hay que destacar, además, si alguna de esas miradas intenta llegar a algo más mi acompañante hará algo. No creo que le guste compartirme.

-¿Es una proposición para que te lleve a mi cama? Porque está funcionando y pasaría de ir a la fiesta.

-No, es una mínima posibilidad de que pueda pasar algo quizás más subido de tono de lo normal. Siempre y cuando seamos solo tú y yo. Llámale chantaje emocional si quieres.

-Sabes que no podrías hacerme chantaje ni aunque quisieras. De ningún tipo.

-Ya lo estoy haciendo –dijo ella sonriente y arrancaron hacia en Fredic's.

En un abrir y cerrar de ojos estaban con una cerveza en la mano y terminando una partida de billar. Había hecho parejas y apostado a cuál era la mejor. Derek y Jane iban ganando. No les quedaba mucho, una bola, la nº 8 y... ¡Ganaron! Todo el mundo les dio el dinero, que se repartieron, e hicieron un descanso. Jane decidió salir a tomar un poco el aire y él, dándose cuenta, la siguió.

-¿Ya te he dicho que estas preciosa? –ella se dio la vuelta y sonrió.

-No, pero contaba con ello.

-Listilla, te he echado de menos –continuó cogiéndola de la cintura.

-Y yo, pero aquí no. Se supone que no nos conocemos, si nos ven... -antes de terminar la cortó.

-Lo sé, reputación, futuro, etc. Te importa, y lo respeto, aunque creo que podrías tener todo eso sin esconder lo nuestro Jen. ¿Recuerdas las promesas que hicimos hace 3 años? Estoy cumpliendo las mías, intenta cumplir las tuyas.

Ella bajó la cabeza, sabía que Derek tenía razón. Le demostraría que ella también estaba comprometida con aquello que tenían y se lo demostraría allí mismo.



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En el texto hay: amor adolescente, despecho

Editado: 21.05.2019

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