Martes, 25 de octubre de 2011.
El amor es un sentimiento complejo, que abarca incontables aspectos de la conducta y emociones humanas. Existen infinidad de enfoques para abarcar el concepto del amor. Si hablara de esto con un científico, de seguro me diría que el amor es un cóctel de neurotransmisores, como la oxitocina o la dopamina, los cuales nos provocan la sensación “de estar enamorado”.
Pero si lo viera desde la perspectiva de lo psicológico, diría que el amor, es muy difícil de interpretar, que contiene un carácter múltiple, y que la experiencia subjetiva de cada uno se conforma por un conjunto de variables infinitas. Incluso, he descubierto que existen un montón de teorías sobre el amor. Una de ellas fue la formulada por el psicólogo Robert Sternberg.
Según él, toda relación se compone de tres elementos. La intimidad, que es la expresión de sentimientos, el acercamiento con el otro, la conexión o el vínculo emocional. El segundo elemento es la pasión, que es concebida como el deseo sexual, pero también la excitación psicológica o la expresión de deseos o necesidades. Y, por último, el compromiso es la fidelidad. Es el deseo de formar un “nosotros”.
Y luego está Freud, que para él, el amor era la proyección de una imagen ideal, la imagen que uno siente no poseer pero que cree encontrarla en otro. De tal manera que poseyendo al otro es como si uno pudiera, a través del otro, reconquistar esa imagen soñada. Es decir, nos completamos a través del otro. Esa es una manera de pensar… que puedo compartir.
Cómo sea, ninguna de estas cosas me han sucedido a mi. Jamás.
Bien, tal vez este dramatizando un poco. Solo tengo diecinueve años, no ha sido una vida tan larga como para deprimirme ante ese hecho; sin embargo esa pequeña, gran espina que me hace pensar todos los días: ¿Algún día experimentare eso que llaman “amor”? ¿Seré filofobica, quizás? ¿Tendré la dichosa alma gemela?
—¡Dios! No puedo no amar esta canción.
El grito Chloe a mi lado, hace que despegue mi vista de la ventana del bus en dónde vamos. Miro su iPod, y luego ruedo mis ojos.
—¿Cuántas veces oirás What makes you beautiful?
—Hasta que saquen el álbum. —Chloe sonríe y reproduce en sus audífonos de nuevo a one direction.
Cierro el libro en mis manos y lo dejo sobre mis piernas. Me muero el labio en un gesto de impaciencia, y termino por quitarle el audífono a mi amiga en un solo jalón.
—¡Oye!
—¿Sabías que el enamoramiento es un estado que Freud le llamaba un estado patológico porque tiene algo de creencia medio alucinado?
Ella junta sus cejas rubias y tuerce su gesto, yo en cambio, sigo esperando su respuesta.
—Eh, no. ¿Por qué debería de saberlo?
—“El amor” debería ser considerado un desvarío. Una locura. —empiezo a decir.
—¿Qué te fumaste? —ríe y niega con su cabeza. Me quita el audífono y reinicia la música.
Hago una mueca algo indignada, y está vez le quitó el iPod de sus manos. De nuevo grita, y todos en el bus voltean a vernos.
—¿Ves algo en Noah que te falte a ti? Si es así, quizás por eso yo no tenga novio. Porque nada me falta, y no tengo que buscarlo en otra persona. —sigo concluyendo mientras Chloe solo intenta quitarme su iPod.
—Aliyah —ríe y respira hondo—. ¿De que me estás hablando? ¡Dame mi iPod!
—Respóndeme —casi imploro y entonces Chloe deja de intentar quitarme el aparto, y vuelve a sentarse en su asiento—. ¿Y bien?
—¿Qué diablos lees? —toma el libro y lee la portada—. ¿Por qué investigas sobre el amor en la psicología y psicoanálisis?
—Por tarea. —digo con tono obvio.
Le quitó el libro y lo guardo en mi mochila. Chloe se cruza de brazos y me ve con cierta desconfianza, y luego alza una sola ceja. Yo no hago otra cosa que resoplar.
—La profesora Rowling nos mando a investigar sobre sentimientos o estados comunes, y como si la vida me quisiera recordar que soy la persona que más carece de amor, me tocó ese tema. —termino rodando los ojos.
—A veces eres taaan, dramática —ríe y niega con su cabeza—. No careces de amor, careces de pareja.
—Gracias Chloe, era justo lo que quería oír. —digo entre dientes y le entrego el iPod, pero ella no vuelve a escuchar la canción.
—Lo sé, por eso soy tu mejor amiga —se remueve en su asiento—. ¿Y por qué me hacías esas preguntas sobre Noah?
—Porque no le encuentro razón para que tu seas novia de ese idiota —hago un mohín y Chloe me da un golpe débil en el hombro. Rio—. No sé… esta tarea me hace cuestionar más de lo habitual el por que no tengo novio.
—Pues, porque… eres muy genial, y no todos los chicos se merecen a alguien tan genial como tú —Chloe dice con voz muy dulce y acaricia mi hombro. Yo me mantengo viendo al frente y luego a las calles—. Y no lo digo yo, lo dice One direction —me extiende un audífono y lo veo—; vamos, te alegrarán el día.
Al final acepto en medio de una sonrisa, y escucho la lindas voces de los chicos londinenses, mientras voy con mi cabeza apoyada del hombro de mi amiga.
***
Retiro los platos que los clientes de la cafetería han dejando, y los llevo a la barra. Anoto pedidos en mi pequeña libreta y también me encargo de limpiar unas mesas.
La cafetería de Ann. Es donde trabajo por las tardes después de la universidad, y algunos fines de semana. Mi tía Annet, dueña de la cafetería, desde hace unos meses para acá había estando necesitando ayuda extra y me contrató; no dude en aceptar, era una gran ayuda para empezar mi camino a la vida independiente.
—¡Pero si es mi sobrina favorita! —Annet llega batiendo su cabello ondeado negro y con una sonrisa tan reluciente, como los azulejos de este lugar.