Preguntando se llega a Roma (#9 Serie Refranes)

CAPÍTULO 3

Felipe y “Bianca” conocieron muchos lugares de Turín juntos, como por ejemplo el Palazzo Carignano, la Piazza San Carlo con su estatua ecuestre de Emmanuel Philibert, Duque de Saboya, el Museo dell’automobile, la Cattedrale di San Giovanni Battista, la Porta Palatina, que fue una de las 4 entradas de Turín durante la época romana, y luego terminaron comiendo en uno de los casi mil puestos del Mercado de Porta Palazzo.

Si bien no actuaban más que como simples compañeros de viaje, e incluso tal vez como amigos en vista del poco tiempo que llevaban conociéndose, era inevitable la cercanía que estaba fluyendo entre ellos. Los roces “involuntarios”, las miradas robadas, las sonrisas furtivas, todo entre ellos gritaba lo que se estaba forjando en sus corazones. Fiorella atesoraba cada minuto con Felipe como si fuera el último, porque si no lograba que él se enamorara de ella como ella ya lo estaba de él, su futuro se percibía como una aterradora tormenta a la distancia y cada día que pasaba sentía que se acercaba inevitablemente a ella.

Felipe por su parte, también se sentía irremediablemente enamorado de esa simpática, vivaz, chispeante, alegre y hermosa mujer. Cada segundo con ella sentía su cuerpo arder de emociones nuevas. La quería consigo las 24 horas del día y lamentaba tener que despedirse por las noches después de una larga jornada de encantadora compañía. Estaba seguro de que ella era a quien había estado buscando ……esperando. Sabía que había pasado poco tiempo para llegar a sentirse de esa manera, pero no tenía miedo de forjar un futuro con ella.

 

Partieron rumbo a Milán y allí buscaron alojamiento juntos. El lugar escogido fue el Hotel Milano Castello, bastante más moderno y más menos familiar que el hostal de Turín, pero tenía muchos otros beneficios, como la excelente ubicación. Cada uno alquiló una habitación que solo usaban muy tarde por las noches cuando llegaban muertos de cansancio después de tanto recorrer.

Milán era una ciudad para pasar un buen fin de semana lleno de entretención e historia. Allí visitaron una de las catedrales más bonitas del mundo, la Catedral de Milán, también llamado el Duomo de Milán, en cuyo interior puede encontrarse a la estatua de San Bartolomé, el apóstol, además de un enorme órgano y un hermoso altar de mármol de estilo renacentista. Dicen que detrás de este majestuoso instrumento musical se encuentra resguardado uno de los clavos de la cruz de Cristo. Claro que de eso nadie puede dar fe absoluta.

El lugar favorito de ambos fue la terraza de la catedral. Desde allí pudieron acceder a una increíble vista panorámica del centro histórico entre estatuas y pináculos. Fue tan majestuosa y reconfortante la vista, que sin decirse una sola palabra ni dirigirse ninguna mirada, ambos sintieron el magnetismo entre sus dedos. Se adhirieron como con pegamento los unos a los otros y sintieron la electricidad correr por sus cuerpos. Desde ese momento, sus manos no volvieron a separarse más.

La siguiente parada fue la ciudad sobre las aguas ……Venecia, una ciudad llena de canales navegables, palacios e iglesias emblemáticos del arte italiano.

Felipe disfrutaba cada uno de los lugares que había visitado junto a “Bianca”. Como toda una experta en arte, ella se encargaba de contarle la historia detrás de cada lugar histórico o monumento que visitaban. Era toda una experiencia para Felipe. No solo recorrió junto a ella lugares asombrosos, sino también aprendió muchísimo del país de sus padres. Hubiera deseado que ellos estuvieran allí también y que hubieran conocido a la mujer que robó su corazón.

 

Ya habían pasado unas tres semanas juntos y el lazo entre ellos se hizo indudablemente más fuerte. Y fue precisamente en esa ciudad donde todo entre ellos cambió.

Cierta noche Felipe quiso darle a “Bianca” un romántico paseo en góndola por los canales de Venecia. Alquiló una para ellos solos y le pidió al gondolero que los llevara al famoso Puente de Rialto, en donde muchos se habían declarado su amor. Estaba nervioso y Fiorella lo notaba. El gondolero también, así que para distender el ambiente, comenzó a cantar “O sole mio”, de Enrico Caruso. Fue justo lo que Felipe necesitaba. A medida que se acercaban al puente y las luces de los Palacios aledaños iluminaban el ambiente, Felipe se armó de valor para al fin declararse a Fiorella.

- “Bianca” …...sé que hace poco tiempo que nos conocemos, pero siento como si hubiese sido de toda la vida. No soy muy diestro con las palabras pero quiero que sepas que mi alma se ha apegado demasiado a la tuya y temo que me arranques la cordura si me alejas de tu lado. Me he enamorado de ti como jamás lo hice de nadie porque nadie había llegado a mi corazón como lo has hecho tú. Es cierto que todo esto puede parecer demasiado apresurado, pero por primera vez en mi vida no soy capaz de detenerme. En lo que respecta a ti, la racionalidad y el control que tanto atesoré me han abandonado por completo. Te quiero, Bianca. Te necesito. Te amo. ¿Considerarías ser mi esposa?

Fiorella estaba impactada por la dulce y tierna confesión de amor que recibió de Felipe. En cierta medida era como escucharse a sí misma con respecto al hombre que en ese momento sostenía suavemente su mano. Él fue capaz de transmitir los mismos sentimientos que ella estaba experimentando en ese instante. Pero recordó una vez más las palabras de su hermano …… “Tiene que resultar ser digno”.



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En el texto hay: busqueda, amor, desafío

Editado: 29.01.2021

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