Preguntando se llega a Roma (#9 Serie Refranes)

CAPÍTULO 4

Felipe llegó a Génova. No le tomó mucho tiempo. Las indicaciones decían que podía pedir un aventón y así lo hizo un par de veces hasta llegar a su destino. Las coordenadas le indicaron el lugar preciso. La Piazza De Ferrari, el centro neurálgico de la ciudad. Era una plaza bastante diferente a lo que él consideraba una plaza. A su mente vinieron imágenes de árboles y juegos para niños además de una fuente de agua. En ésta, solo estaba la fuente de agua.

Se preguntaba dónde podría estar la siguiente pista. El papel decía “Boca – N°9” Tenía una idea de lo que significaba “Boca”. De hecho, al observar bien la fuente de agua, se dio cuenta que en toda su circunferencia había rostros cuyas bocas despedían pequeños chorros de agua. Se rió al pensar en lo que tendría que hacer. Mojarse no estaba dentro de sus planes, pero por lo visto su pequeña traviesa pensaba lo contrario. Rogaba no parecer un demente al revisar cada una de las bocas que allí había. Afortunadamente, era verano y la gente se sentaba en masa a orillas de la fuente y se refrescaba con el agua de ella, claro que no al extremo en que él lo haría.

Revisó cada uno de los rostros de la fuente ante la mirada curiosa de la gente. Quedó empapado, pero al fin logró dar con la pista. Estaba dentro de la boca que miraba hacia el Palazzo della Borsa di Genova dentro de una pequeña bolsa plástica para que no se mojara. Salió rápidamente del agua y se sentó en la orilla como el resto de las personas tratando de pasar desapercibido. Como hacía calor, no se empecinó en deshacerse de su exceso de humedad. Al contrario, le otorgaba el frescor que necesitaba.

Una vez que abrió el envase, se encontró con una segunda nota. En esta estaba escrito:

44°29'39.4"N 11°20'48.3"E  -  145  –  N°10

Tal como en la primera nota, estaba la coordenada, luego una pista y luego un número. La coordenada y la pista eran fáciles de deducir, pero ¿qué quería decir el número? En la primera nota era el 9 y en la segunda el 10. Quizás era necesario reunir más pistas para entender. Por ahora, iría al hotel a cambiarse de ropa y luego analizaría el mapa buscando el siguiente destino.

Fiorella había estado nerviosa. No sabía si Felipe accedería a su loco desafío, pero era la única manera de probar su amor y la última alternativa antes de que su hermano tomara las riendas de su vida amorosa y en el fondo ……de su vida misma.

Cuando las horas suficientes habían pasado, el guardaespaldas que Fiorella había dejado atrás para “vigilar” a Felipe se comunicó con ella para contarle que al hombre se le veía feliz y dispuesto, que al parecer cumpliría lo que ella le pedía. Fiorella estaba feliz. Al fin veía la luz al final del túnel. Después de liberar al guardaespaldas rezagado, Fiorella se relajó y envió a sus otros guardaespaldas a esconder el resto de las pistas que llevarían a Felipe con ella.

Lo que Fiorella estaba haciendo con Felipe, obedecía a dos razones importantes. La primera, para probar qué tan profundo era su amor por ella y la segunda, para agradecerle por haberla hecho tan feliz. El viaje de Felipe a Italia tenía como objetivo recorrer el país como mochilero en honor a sus padres y sabía que él no tenía idea qué lugares visitar. Por eso ella se encargaría de ayudarlo a la distancia. Lo orientaría por medio de las pistas y luego en el lugar, Felipe se encargaría de buscar otros sitios que picaran su curiosidad.

Y Fiorella no se equivocó. Una vez que Felipe se cambió de ropa y analizó el mapa, vio que su próximo destino sería Bologna. Comparó el mapa que le dejó su “ojitos de chocolate” con el turístico que él llevaba y se dio cuenta de que el lugar correspondía específicamente a la Torre degli Asinelli, una de las llamadas “torres gemelas” de Bologna, torres que tenían una función militar de defensa y señalización, además de ser símbolos de riqueza, poder y prestigio social para las familias más ricas.

Lo sabía porque la familia de su madre era de Bologna y cuando ocurrió el atentado a las Torres gemelas en Estados Unidos, ella le comentó que en Italia también había unas torres llamadas así, pero guardando las proporciones lógicamente. También le contó como anécdota que a Bologna se le conoce como “la culta, la roja y la gorda”. La culta, porque es la sede de una de las universidades más antiguas de Europa. La roja, por el color de las casas y de los tejados. Y la gorda por su gastronomía …...¡¡Mamma mía, che squisito!!  Una vez que partiera de Génova comprobaría que tan cierto era lo que su madre le dijo. Pero mientras, debía quedarse allí en Génova por al menos dos días de acuerdo a las condiciones de su gatita mimosa.

Al principio no entendió esa condición, pero luego dedujo que quería que él conociera más a fondo cada lugar a donde ella lo incitaba a buscar. Como disponía del tiempo y no deseaba defraudarla, Felipe salió a recorrer lo más interesante de la ciudad. Lo hizo a pie y preguntó a cuanta persona se cruzó cómo llegar a los lugares más significativos de aquella urbe.

Fue así que visitó la Lanterna di Genova, el faro símbolo de la ciudad, el Palacio Real con su Galería de los Espejos, el Galata Museo del Mare, el museo marítimo más grande del Mediterráneo y un mirador con hermosas vistas de la ciudad. También visitó la Catedral de San Lorenzo, de un estilo gótico genovés, así como la fachada de la casa donde vivió su infancia el genovés más importante de la historia, Cristóbal Colón.



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En el texto hay: busqueda, amor, desafío

Editado: 29.01.2021

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