Prejucioso amor

Capitulo 1

Pov Andrea

– ¡¿Que vamos a hacer?! nos van a castigar no tengo el dinero, me lo robaron.– Dice angustiada, clara.

–¡Tranquila!–exclamo, acariciando su cabello. Clara es como una hermana para mí, lo más cercano a una familia que he tenido, tomaré el castigo por ella, no soportaría verla sufrir. De repente se me ocurre algo para animarnos. 

–Vamos.– La aliento, tomemos un te con algunas galletas, nos merecemos esto por todo el trabajo y sufrimiento que hemos soportado, le muestro mi mano derecha con un fajo de billetes.

–Paguemos con esto. Es una generosa propina que me a dado una señora, de muuucha plata y está.–Digo señalando mi mano izquierda.–otro fajo de billetes de mi venta del día, tómalo.–pongo el dinero en su mano y se la cierro con la mía.–Di que fue tu venta de hoy, total a todas nos dan la misma cantidad para vender.

Ella me sonríe, yo la miro y le guiñó un ojo. Cuando visualizo atrás de mi amiga, la calle del frente, justo en una esquina, bien iluminada. Una hermosa cafeteria super elegante y de clase, que seguramente solo gente de plata, puede darse el lujo de pisar. Agarro a mi amiga de los hombros, la doy vuelta para que mire en direccion a ese espléndido lugar y le señaló el lugar con mí dedo.–¡ahi vamos!

Ella me mira incrédula, como pensando ¡¿esta loca?! no le doy tiempo a negarse, la agarró del brazo y la hago cruzar la calle corriendo. 

Estamos sentadas en el lugar más hermoso y lujoso que jamás había visto en mi vida, clara me toma de la mano y me dice. – Andy.... muchas gracias... por todo lo que haces y hiciste por mí... sin ti no se que haría, estaria perdida. Te quiero mi hermana de crianza.

La observo emocionada al borde del llanto y rebato.– Es recíproco ¡te quiero clari!

Sigo viéndola y noto como ve alrededor nuestro, avergonzada de como la gente nos mira, tan despectivamente por nuestros uniformes o forma de reír y hablar sin modales, pero no me importa, nos dimos el lujo de tomarnos aunque sea un te, en este lugar impensado para nosotras, entre charlas y risas a punto de irnos. Pagamos el te más caro de nuestras vidas.

Camino a la salida y veo como un hombre lleva del brazo casi hacia las rastras, afuera del lugar, a una mujer con expresión de horror en la cara, suplicándole con la mirada que se detenga. En la calle el hombre sigue forcejeando con la mujer para que suba en la parte trasera de una limusina (que reconocí por verlas en revistas obviamente nunca en vivo y directo. Todo mí conomiento es por leer revistas y diccionarios, libros a escondidas de mis carceleras que están en la biblioteca del hogar. Este lugar es una fachada para pedir más dinero, jamás nos dejaron estudiar o tocar un libro sin su consentimiento y si aprendí a leer fue por clara, ella si tiene un conocimiento mínimo por la anterior familia que la adoptó y la devolvió) Miro a los costados como la gente ven la misma escena que nosotras sin inmutarse ni actuar en defensa de la mujer. Indignada como nadie hace nada me acerco hasta pararme a lado del hombre y le gritó. –Es usted una bestia como puede tratar así a una dama.

El hombre detiene su forcejeo por un momento se paraliza en el lugar y noto que ejerce más presión en el brazo de la pobre mujer y está gime de dolor. Lo miro con más rabia y el se da vuelta. Me mira de arriba abajo despectivamente con asco y odio. Me dice sin soltar el brazo de la chica con una voz bastante cargada de ira.–Metete en tus asuntos pordiosera. 

Esas palabras me impactan, me llenan de furia « ¡ Ah así ! Te mostrare lo que esta pordiosera puede hacer » con mi sangre todavía hirviendo levanto la pierna sin pensarlo y con todas mis fuerzas le doy una patada en medio de su entrepierna en su parte sensible. Este se retuerce de dolor y suelta a la chíca, momento que aprovecho y me tomo el atrevimiento de sujetar a la mujer de la mano, la miro y le ordenó.– vamonos. 

La mujer me mira y sin pensarlo salimos a correr las 3 como si de eso dependiera nuestras vidas.

Ya después de un tiempo, no se cuanto transcurrio de que solo corrimos, sin importarnos nada. Cuando logramos mirar atrás y notar que nadie nos seguía, entonces nos detuvimos sudorosas, cansadas y jadeantes. Tomo aire y le pregunto a la mujer.– ¿como te llamas?

Paula ¿ y tú ?.–consulta la joven hermosa de rasgos delicados.

–Un gusto mi nombre es Andrea y ella.– digo señalando a mi amiga.–Es clara.

Las 2 se miran y se saludan con un asentimiento de cabeza, en cambio a mi me mira, titubea por un momento, luego me abraza fuerte y me dice al oído. –¡Gracias muchas gracias! .– Llora en mi hombro amargamente. Por un momento quedo inmovil, pero cuando reaccionó, le correspondo el abrazo. Espero un tiempo prudente que esta más calmada, para indagar. –¿ Quién es ese hombre y por qué te estaba maltratando asi ?

Era mi prometido, teníamos fecha para casarnos... el mes que viene, pero hace poco lo descubrí engañandome. Entonces tome la determinación de citarlo en esa cafetería, para exponer la situación, cosa que el no admito y tampoco tomo muy bien.–Paula callo un momento con ojos lagrimosos y entre sollozos, confiesa.– tenía pensado secuestrarme y obligarme a casarme con el, para vivir siendo una prisionera lejos de mi familia.. ¡Mí única familia es mí hermano! Empezó a llorar nuevamente.

Tranquila.–la consuelo.–Estás a salvo.–Le dije frotando su espalda. Estamos las 3 sentadas sobre un lindo y cuidado pasto, puedo ver qué es una plazita con aparatos para ejercitarse. 

Paula me mira y afirma.–sino fuera por ti, nunca más vería a mi hermano ¡muchas gracias!. –Entre sollozos me agarra las manos. –¡¿Que puedo hacer para compensarte?!– Nos observa a clara y a mi intercalando.– Necesitan dinero lo que sea... Si ustedes no me hubieran rescatado, no tengan la duda que toda esa gente estirada, jamás me hubiera socorrido.

Yo le aprieto las manos devolviéndole el gesto y le digo. –La verdad te lo agradezco mucho, nosotras lo hicimos de corazón, no tienes que darnos nada. Miro al cielo y es de noche me levanto de golpe y exclam. – ¡Mierda!. 




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