Prejucioso amor

Capitulo 7

ANDREA 

Los días pasan lentamente, luego de 2 meses de ese horrible incidente que presencié con mi jefe. Un escalofrío recorre mi cuerpo de solo recordar la forma como me advirtió y me maltrato. Cumplo con diligencia mi trabajo, trato de esquivarlo, lo más que puedo, cosa que es inevitable, cuando me llama a veces a medianoche para atenderlo a él y sus invitadas a limpiar su desastre cuando viene alcoholizado. Siempre me hace sentir que soy basura y no merezco más que esto, incluso los fines de semana, luego de sus eventos de moda, hasta creo que me despierta por gusto, solo para fastidiarme, esperando el momento que cometa un error para tirarme a la calle y cumplir con su objetivo inicial. No me queda de otra, tengo que aguntarle sus humillaciones y maltratos, no tengo familia, solo clari que no le conte del incidente y menos lo que padezco, la conozco y querrá que nos vallamos ¿ A dónde ? Paula tampoco sabe nada, no quiero poner sobre ella esa carga, despues de todo es su hermano y yo siempre seré la intrusa.

Voy camino a la cocina con una bandeja en la mano, que contienen las sobras de la merienda. Acabamos de merendar en el jardín con clari y Paula, antes de que está última valla a tomar su vuelo a otra ciudad con una persona que está conociendo. Vino a cómpartir su alegría con nosotras, nos consideramos las tres amigas. Hoy ya es finde y los empleados van a sus hogares, menos clara y yo, que no tenemos hogar y la nana que vive en la mansión.

Voy pensando que lavare estos trastes y al fin voy a darme un baño relajante. Sonrió y estoy a punto de llegar a la cocina, cuando escucho un alarido de mujer al chocar con alguien. A continuación toda la bandeja va a parar al suelo y veo con horror como todas las piezas de porcelana se hacen pedazos. – ¡ oh no ! . – Me lamento, me agachó automaticamente para juntar el desastre, pero una mujer me espeta. – Maldita criada, mira lo que has hecho en mi ropa 

Levanto la vista y veo a la misma mujer que había visto ese día en el estudio de Cristian, teniendo sexo con el. Sigo examinando su cara que está roja de la furia. Es una mujer preciosa, rubia de ojos verdes, tiene un vestido rosa pálido ceñido a sus curvas, tiene en el centro del vestido una mancha de te, que yo misma arruine y sabia de antemano que está vez el castigo sería terrible.

Me levanto rápidamente del suelo. –Señorita,.lo siento mucho. – Trato de limpiar la mancha del vestido con mi pañuelo que saco del bolsillo de mi delantal, pero la acción no llega a concretarse, cuando la mano de Cristian golpea con fuerza la mia para apartarla. No había notado su presencia hasta este momento.

– ¿ Quien te dijo que podías tocarla ?. – me grita furioso. – Este vestido que lleva Cristal. – delinea su figura con su mano. – Es un modelo exclusivo, unico mandado a diseñar especialmente, para ella.

– yo no lo sabía, pero puedo limpiarlo o lavarlo cuidadosamente... si usted me lo permite. – Le sugiero mirando con nerviosimo a la mujer, que me sigue observando como si quisiera borrar mí existencia de este planeta, de brazos cruzados por su pechos, sin decir nada

– ¡¿ Que eres sorda además de idiota?! este vestido vale más que tú y no podrás pagarlo ni trabajando toda tu vida. – Me siento tan humillada por sus palabras que no puedo evitar derramar algunas lágrimas.

La mujer parece notar mi angustia y compadecerse, entonces toma el brazo de Cristian y súplica. – Bebe estoy cansada, vamos a tu habitación a olvidar este mal momento. Me hecha una última mirada y agrega. – Dejala es una chica ignorante, hagamos de cuenta que hice caridad con una indigente. – El bastardo la mira y acto seguido la besa, después suben abrazos por la escalera, ignorándome por completo.

Quedó ahí parada con mis emociones a flor de piel, pero que demonios les sucede a este gente, se piensan que por ser pobres no tenemos derechos ni sentimientos ¡ somos seres humanos al igual que ellos !

CRISTIAN 

En la madrugada, bajo la escalera solo con la parte inferior de mi pijama de razo, descalzo y con el torso descubierto. Más que satisfecho al compartir una larga sección de sexo con mi ardiente amante. Voy caminando a la cocina en busca de agua envasada sin gas y unas barras de cereal integral para cristal. En el pequeño barcito que tengo en mi habitación con una mini heladeríta, solo hay alcohol. Al pasar por la puerta de la indigente me detengo de súbito « Espera por qué tengo que gastar energías, cuando esta poca cosa nos puede servir a los dos » Todavía no pensé en el castigo por el incidente del vestido, pero está equivocada si piensa que voy a perdonarla, mientras seguire molestándola y humillandola, para que caiga en la realidad que no vale nada y se valla por voluntad propia. Así también, la alejare de mi hermana, solo verla hablando con ella, como si tuviera el derecho me hierve la sangre. Siempre odie a la gente pobre e ignorante, pero esta sirvienta me lleva a mis límites.

Abro la puerta de la habitación sin golpear por qué es mi hogar y obviamente todo me pertenece. Le dejé claro a esta indeseable que no pusiera llave, para entrar y salir a mi antojo cuando quiera joderla. El cuarto está sumido en total oscuridad, me acerco a la ventana que da al jardín bien iluminado y corro toda la cortina. La luz tenue refleja un poco en el interior para notar que está durmiendo profundo. Boca arriba en la cama, me acerco con intención de levantarla para que me atienda.

Le tironeo la sábana para destapar todo su cuerpo y me quedo de piedra. Detenidamente escaneo su figura al descubrir que lleva puesto una tanga de encaje roja que apenas cubre su feminidad, incluso le marca levemente los pliegues de sus labios vaginales, lo detallo por la transparencia de la diminuta prenda y observo que está toda muy bien depilada. Siento como inconsientemente mi miembro empieza a endurecerse, mientras la sigo viendo idiotizado. Su musculosa corta de breteles, pegada a su fina cintura que no había notado, por qué siempre lleva su delantal suelto. Y el leve escote en el nacimiento de sus pechos que estos sobresalen por lo ajustado de la prenda. ¡Mierda ! está sin corpiño, sus pechos no son pequeños ni tampoco tan grandes, diría normales. ¡ Estoy jodidamente duro y excitado de solo mirarla ! Estoy sorprendido del rumbo que toman mis pensamientos. Quiero ¡ No deseo fervientemente ! despertarla y follarmela en 4 sobre esta humilde cama, contra la pared y todos los rincones de la habitación para calmar mis ansias.




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