Prejuicios y amor

CAPITULO 6

¡Al fin habían terminado! Toda una semana de arduo trabajo. No hubo un respiro entre el pedido de muñecas y darle a cada una su propia personalidad. Incluso en las noches su cerebro trabajaba mientras dormía. Era un caos y al mismo tiempo disfrutába de la adrenalina que la mantenía atenta a su trabajo y a que todo saliera bien. Pasó ambas manos por su espalda baja haciendo unos movimientos de relajación aprovechando el yoga que practicaba desde dos años atrás. Charly estaba en camino a la entrega con toda la energía que le caracterizaba. Ella se quedó para hacer limpieza. Había un montón de pedazos de tela en colores más bien oscuros como rojos, violetas, negros y dorados. Usó la escoba para apilar el material cerca de la puerta cuando el sonido de la chicharra se oyó por toda la propiedad.

Salió del taller casi corriendo y recorrió el pequeño patio para abrir la reja negra.

Un enorme ramo de flores casi chocó contra su cara. Tuvo que dar un paso atrás para evitar que eso pasara.

Un agradable joven asomó su cabeza mostrando una gran sonrisa.

- Buenas tardes - saludó entusiasmado - ¡Es la primera vez que entrego un ramo de éste tamaño! Es una chica afortunada.

- ¿Es para mi? - frunció el ceño -. Debes estar equivocado.

- ¿Es usted la señorita Liliana Vanessa Ramos? - preguntó mirando con dificultad su recibo de entrega.

- Si, pero...

- ¡Qué bueno! Porque no creí encontrar a nadie en la escuela, a estás horas no es muy común que haya alguien todavía en un jardín de infantes.

Lily sonrió ante su comentario. No había pintado aún la barda, estaba reacia a hacerlo. Amaba las mariposas y animales que adornaban el exterior. Charly ya había renunciado a que algún día lo hiciera y ya no hacia comentarios al respecto. Lily no dijo nada al acerca de ello y simplemente se quedó mirando aquel ramo imposible de no notar.

Era enorme, del tipo que su madre amaría. Quizá se habían equivocado al llevarlo y tendría que verificar la dirección.

- Quizá es para mi madre - dijo admirando las flores de un color rojo sangre -. Alguno de sus admiradores.

- Bueno, si su madre se llama Liliana Vanessa Ramos...

- No ella se llama Sarah - rectificó de inmediato -, debieron equivocarse de nombre. Quizás mi madre dió está dirección...

- Pues yo tengo que entregar este ramo a la señorita Liliana Vanessa Ramos - insistió e joven.

- Está bien.

Suspiró abriendo la puerta para dejarle entrar. Los ojos curiosos del chico miraron el patio con las jardineras perfectamente cuidadas para ser un lugar con niños pequeños y dejó su pesada carga sobre una banca cercana. 

- Es curioso que todo esté muy bien cuidado - comentó sonriendo y le tendió el recibo sobre una tabla de madera -. La mayoría de escuelas no terminan bien después de clases. Usted hace un buen trabajo aquí.

- ¿Sabes quién mandó éste... Ramo de flores? - inquirió curiosa -. Mi madre lo amará cuando se lo entregue.

- Debe estar en la tarjeta - respondió señalando el sobre mediano de entre las flores.

Lily firmó de recibido y asintió. Después de entregárselo al chico, él le sonrió y dejo otro paquete que sacó de la mochila que llevaba. Se despidió y Lily cerró la puerta curiosa. Se sentó en la banca y con una sonrisa nerviosa miró el hermoso ramo. ¡Era demasiado! Pero sabía que a su madre le encantaría. Buscó su móvil en el bolsillo de sus jeans y marcó el número.

-Hola querida - respondió de inmediato con una voz cariñosa -, esperaba que me llamaras antes. Estaba preocupada, te fuiste con ese hombre sin decirle nada a nadie y ya sabes que es peligroso...

-Bueno, al parecer no le gustó nada que estuviera allí esa noche, aunque no lo conozco ni él a mí - dijo intentando parecer despreocupada. -. Pensó que me había colado a la fiesta. Ya sabes cómo son esos tipos.

-Debiste decirle que estabas con nosotras.

- No lo hice, fue una excusa para irme temprano a casa-. "demasiado temprano para ser el dia siguiente" pensó con ironía -. Llevaba el carro y se me hizo fácil.

- Tu madrina y yo estábamos preocupadas - el tono de su voz cambió a un reproche -, no volvió para recibir su premio. Su novia lo recibió por él. Es muy bonita, lástima que esté comprometido, quizá podrías haber...

- ¡No!, Ni siquiera pienses en eso, gracias a Dios que me fuí temprano a casa.

Una gota de sudor bajo por su sien mientras volvían a su mente imágenes que no quería recordar. Cruzó una pierna y miró sus botas estilo militar negras. Se concentró en la punta un poco maltratada buscando mantenerse tranquila.

- Te llegó algo al taller - dijo sin apartar la mirada de las botas -. No sabía que le habías dado mi dirección a alguien. ¿Alguna conquista de esa noche? 

Silencio. Lily pasó su mano por una mancha de tierra en la piel oscura mientras esperaba que dijera algo.

- Conocí a alguien, pero jamás le di tu dirección o la mía - respondió con un dejo de duda en su voz.

- ¡Oh! Bueno, quizá quiso localizarte y descubrió que tenías una hija y te mandó éste enorme ramo y una cajita con un moño muy coqueto - sonrió ante la sorpresa de Sarah.

- No lo sé, no parece ser ese tipo de hombre. Si quería darme algo pudo llamar a Grace -, se mostró confundida -. ¿Traerá una tarjeta? Puedes leerla por mí.

Lily buscó entre las fragantes flores. El sobre se veía elegante, parecía personificado - ¡Vaya con el tipo! Se ve que tiene dinero, como a tí te gustan.

- ¡Deja de hablar en ese tono y léelo!

Abrió el pequeño papel que parecía seda entre sus dedos. Sacó una pequeña tarjeta del mismo material del sobre y miró las elegantes letras. Sus ojos fueron juntando las palabras y no pudo evitar una exclamación de sorpresa:

- ¡Hijo de puta!

Casi dejó caer el móvil y se aferró a él con tanta fuerza que sus manos estaban blancas por la falta de circulación.

- ¡Liliana Vanessa! - exclamó Sarah en un tono indignado - ¿Qué demonios has dicho?




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