Prejuicios y amor

CAPITULO 7

Se detuvo ante las oficinas de la corporación Torbes. Cualquiera en la ciudad sabía dónde se encontraban. Estaba segura que lo encontraría ahí, también sabía que era un hombre muy ocupado pero eso no le importaba. Ella estaba ahí con una misión y nada iba a detenerla ni siquiera él. No le importó que no pudiera estacionarse ante la puerta, salió del carro dando un portazo muy segura de que Charly iba a seguirla con el enorme ramo. Era demasiado entrometido como para mantenerse discreto en el carro.

Soltó un suspiro antes de abrir as elegantes puertas de cristal ahumado y dibujó la sonrisa más hipócrita que tenía. Se acercó a la recepción.

-Hola - saludó a a bonita chica ahí sentada -, tengo un paquete y un ramo para el señor Thomas Torbes.

La grandes ojos castaños la miraron con petulancia de arriba a abajo.

-¿De parte de quién? - un brillo de curiosidad a la hizo ponerse alerta.

-No puedo dar informes - sonrió amable -. Tengo órdenes de darlo personalmente. Ya sabe, como puede ser esto. No quieren que se pierda en el camino -. Se inclinó hacia la barra bajando un poco la voz -. Yo creo que ha de ser algo muy importante o muy costoso.

-Tengo que reportar a la oficina del señor Torbes - anunció mientras levantaba la bocina del teléfono.

-Bueno, - movió la cabeza hacia un lado - me dieron instrucciones precisas. Es una sorpresa. La señorita Sanders, usted la conoce...

Un carraspeo de parte de Charly que ya estaba a su lado la desconcentró y lo miró molesta. 

La recepcionista volcó su atención a Charly que sostenía el ramo fingiendo incomodidad. Sus ojos mostraron interés y enseguida lo único que tuvo que hacer fue firmar el libro de registro antes de entrar con unos gafetes al interior del edificio con las instrucciones de como llegar a las oficinas principales.

-Eres una maldita buena actriz - murmuró Charly tras las flores aguantando una risa.

-Siempre hay una oportunidad de sacar el talento que llevamos dentro - levantó los hombros con la mirada en los números que brillaban conforme subían de un piso al otro.

-Que puedo decir, me has sorprendido con talentos que tenías bien escondidos.

-¡Tú hijo de...

-¡Vaya! - exclamó Charly señalando el tablero -, éste elevador si es rápido.

Las puertas se abrieron y Charly salió sin esperar. Lily apretó los labios y salió tras él molesta. A medida que se acercaba a la oficina principal de ese lujoso piso su corazón se aceleraba y sus manos sudaban. Las frotó y respiró pausadamente tomando fuerza y decisión, no queria darse por vencida ahora que estaba ahí, a unos pasos del bastardo. Cuando llegó Charly charlaba con la secretaria y ella le sonreía coqueta.

-Hola, le decía a Lucy que no se ve a diario que se den obsequios como éstos.

-La señorita Sanders le gusta sorprender a el señor Torbes - asintió lá mujer un poco sonrojada.

-Ya lo creo - dijo Lily apretando los dientes.

-Ahora el señor Torbes está desocupado - anunció -, ¿Quiere que los anuncie?

-Eres maravillosa Lucy - Le sonrió Chary mostrando parte de su encanto -. Mi amiga va a llevar el ramo, yo sólo soy su esclavo y me tocó cargarlo por todo el camino. Voy a quedarme contigo y podemos charlar un poco más.

-Tengo instrucciones de que sea una sorpresa - se acercó al ramo y lo cargó acercándolo a su pecho.

-No se preocupe, - la mujer apenas la miró -. Lo será.

Lucy habló unos segundos por el teléfono y al colgar le permitió pasar.

Lily se aferró al costoso ramo ocultando su cara. Charly le abrió la puerta y ella con piernas temblorosas dió un paso a la guarida de el hombre más arrogante y pesado que conoció en su vida.

TT no se esperaba ver un jardín entrando a su oficina. De inmediato se levantó al ver que una mujer llevaba la pesada carga, se acercó y le quitó el enorme ramo de flores ¿Rojo oscuro? ...¿Acaso él ordenó un arreglo de flores similar para...

Dejó la carga en el mueble más cercano antes de dar vuelta y sentir un golpe muy ligero en un brazo y algo caer al piso alfombrado. Ella estaba ante él muy, muy enojada. Erá bonita, no se equivocó en lo que recordaba de ella, una sonrisa apenas dibujada apareció en sus labios.

-¿Cómo se atreve?

Fueron sus primeras palabras y él no pudo evitar reír. Ella se avalanzó furiosa con las manos en puños buscando golpearlo. TT atrapó ambas muñecas acercándola a su cuerpo. Un aroma suave y floral lo atacó de inmediato. El aroma le recordó aquella noche y por un momento bajó la guardia. La furiosa joven, que ahora sabía se llamaba Liliana peleaba por librar sus manos y casi lo logra. Él la sujetó con un poco más de fuerza y la movió hasta que la sostuvo en la pared cerca de la puerta. 

Estaban demasiado cerca, sus cuerpos emanaban calor, mientras Lily se movía buscando liberarse, TT se sentía mucho más excitado a cada roce de su cuerpo

-¡Detente! - le ordenó apenas mviendo los labios.

-¡Es un bastardo! - exclamó ella con voz ahogada - ¿Cómo se atreve a mandar ese monstruoso ramo? ¡Usted...

-¡Detente! - dijo en un tono que la hizo reaccionar y lo miró acalorada a los ojos,-, ¿Qué pasa contigo? ¿Estás aquí por un insignificante arreglo floral? ¡Debes estar bromeando!

-¡Yo no bromeo! - suspiró ella -, ¡Usted no tiene derecho a investigarme y mandar esas... flores y ese collar! ¡Yo no soy una mujerzuela como las que usted está acostumbrado! 

-No lo eres, la mayoría de las mujeres que se van a mi cama al menos cenan conmigo para conocernos un poco - el tono burlón de su voz y sus palabras enfurecieron más a Lily.

-¡Maldito hijo de puta!

Lily intentó levantar la pierna y dar un golpe bajo, TT la atrapó acercando más su cuerpo al de ella. La escuchó jadear, estaba seguro que notó lo excitado que estaba, era demasiado evidente. ¡Oh joder! Era imposible no sentirse así y que recuerdos de una semana atrás volvieran erizando por completo su piel. Inclinó lá cabeza a ella. La suavidad de su cabellera rosada apareció ante sus ojos. Liberó una mano y sostuvo firmemente la barbilla femenina y la obligó a levantar la cara a él. Los ojos castaños brillaban con ira contenida y sus labios eran una línea dura que deseaba suavizar con un beso.




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