Charly dejó de tocar la reja, en definitiva Lily no se encontraba en casa. Bajó la capucha de su deportiva y se deslizó hasta el suelo recargando la espada en la barda. Iba a esperarla unos minutos más. Habían quedado de desayunar juntos. Él esperaba que Lily aceptara rentarle una de las aulas que mantenía vacías, su casera ya lo tenía harto entremetiéndose en su vida. Le rentaba un cuarto en la azotea, que por mala suerte no tenía entrada independiente, era un fastidio salir y tener que entrar por la casa para encontrarse con la mujer esperándole de muy mal humor. La noche anterior pelearon lo corrió de la casa y ahora no tenía donde volver Desde hacía tiempo quería hablar con Lily, pero por una u otra razón no era posible, así que desde muy temprano se salió a conseguir pan recién hecho y un par de vasos de café para invitarle un desayuno atreviéndose al fin a hablar de ello. Había esperado regresar por sus cosas a medio día. Maldijo su mala suerte de no encontrarla.
Quizá había decidido ese mismo día a hacer ejercicio como llevaba planeando desde tiempo atrás. O estaría con su madre; no, Lily no iría a casa de su madre a tan temprana hora. ¿Le habría pasado algo? ¡Mierda! No pensó en nada parecido. Buscó en el bolsillo su móvil y cuando estaba a punto de llamarle una camioneta negra de lujo se estacionó frente a la escuela.
Charly se levantó curioso. Se quitó la capucha y observó intrigado el vehículo oscuro. La puerta delantera del conductor se abrió, bajó un hombre alto vestido con un traje negro, el joven llevó sus ojos de los pies a la cabeza tardando unos segundos en identificarlo. Su corazón se aceleró y su boca se secó a pesar de que era inevitable babear ante ese ejemplar de hombre.
Era el guerrero que detuvo el elevador aquel día. Era imposible no reconocerlo. Había estado en sus pensamientos todas las noches. Charly era consciente de su propia sexualidad. Amaba a hombres y mujeres, le gustaba experimentar con ambos géneros, pero haba adquirido un apego especial por hombres de su tipo. Le causaba curiosidad qué tanta sensualidad podían llegar a poseer y que buenos amantes eran. Sin notar se acercó cuando él maravilloso hombre abría la puerta ayudando a salir a... ¡Lily! Ella le sonrió agradecida.
- Gracias Bruno.
¿Bruno? ¿Cómo es que lo llamaba por su nombre? ¡¿Cómo es que sabía su nombre? Apretó los labios y fue hasta su amiga.
- ¿Quién diablos es tu amigo? - demandó furioso jalando su brazo para apartarla de él.
- Charly.... ¿Qué...
- ¿Dónde has estado? - la preocupación de minutos antes salió olvidándose del oscuro extraño -. Nunca has estado fuera de casa por la noche.
- Lo siento Charly, no es de tu incumbencia - bajó la voz acercándose a su mejilla fingiendo un beso -. ¿Has traído el desayuno?
- ¡Mierda Lily!
- ¿Hay algún problema?
La voz profunda de Bruno les interrumpió. Ambos lo miraron. Lily movió la cabeza negando, mientras Charly enfadado se movía enfrentándose a él.
- ¿Qué intenciones tienes con ella? - inquirió acercándose -. Nadie juega con Lily, no mientras esté a mi lado. No creas que está sola. Si alguien le hace daño tendrá que verse conmigo...
- Lo siento Bruno - Lily corrió interponiéndose entre ellos ,-. A veces Charly no sabe cuando parar. Gracias por traerme a casa. Creo que debes irte.
Charly frunció las cejas mostrando su desagrado. ¡Mierda! ¡Era tan sexy! Frunció más el ceño y se enojó consigo por ser tan débil ante un hombre como ese, sobre todo porque algo tenía que ver con su amiga.
- Le haces daño y...
La mirada insondable de Bruno se sostuvo en los ojos verdes de Charly. Un temblor recorrió el cuerpo del joven, no por miedo, era una excitación corriendo por los nervios de su cuerpo. Abrió la boca temblorosa y fue inevitable sacar la punta de la lengua y humedecer sus labios. Los ojos oscuros brillaron por un milisegundo, Charly lo notó y se tambaleó casi sin fuerza. Lily lo sostuvo rodeando su cintura.
- ¿Estás bien Charly?
- Vamos dentro - dijo enronquecido y se aclaró la garganta.
- Gracias otra vez Bruno - le sonrió amable y ayudó a su amigo a caminar hasta la reja.
Charly se movió consciente de la intensa mirada sobre su persona. ¿Qué jodidos había pasado? Antes de entrar giró la cabeza para mirar atrás. Bruno seguía en la misma posición mirando como un muerto. No parecía haber brillo en sus ojos, ningún tipo de sentimientos reflejados. Entró y cerró la puerta.
- ¿Qué mierda fue esa? - Demandó Lily enfrentándose a su amigo -. ¿Te has vuelto loco? ¡No tienes derecho a hacer lo que hiciste!
- ¿Pásate la noche con él? - interrogó levantando una ceja enfadado.
- ¡Eso no te incumbe! - levantó la voz irritada.
- ¿Cómo jodidos no? ¡Eres mi amiga! ¡Me preocupo por ti! - replicó acercándose a ella - ¿Cómo crees que me sentí al no encontrarte en casa? ¡Mierda Lily! ¡He traído el desayuno! Imagino que él ya te ha invitado a desayunar algo ostentoso y muy rico. Yo sólo he traído café y pan. ¡Mierda!
- Lo siento Charly - movió la cabeza sintiéndose culpable -. No pude negarme, además olvidé que desayunáriamos juntos.
- Es increíble que lo olvidaras - suspiró decepcionado -, desde que conociste a TT y a ese... Has cambiado. No creí que te convertirlas en tu madre...
Hubo un intenso silencio.
- ¿Cómo te atreves?...
- ¿Qué quieres que piense Lily? - se enfrentó a ella molesto -. Te involucras con TT, atractivo y con muchos millones y ahora te vas de puta con ese otro, ¿Qué es lo siguiente Lily?
Lily ardió de rabia y se acercó furiosa arrojándolos un golpe en la cara. Charly no lo esperaba, se tambaleó y dejó salir un gemido ahogado. Por suerte no cayó de nalgas sobre el concreto terminando de ser humillado.
- ¡Yo. No. Soy. Como. Mi. Madre! - levantó la voz -. ¡Tampoco soy una puta! ¡Pensé que eras mi amigo!, Que nunca...
Charly se llevó la mano a la cara. Estaba sorprendido porel golpe de su amiga. Nunca hubiera imaginado que ella reaccionaría de la forma que lo hizo.