Prejuicios y amor

CAPITULO 25

La recuperación de Lily iba muy bien. ¡Gracias a Dios que habían llegado a tiempo! Y una posible pulmonía sólo fue un enorme resfriado. Charly se estaba quedando sin uñas. Había pasado un par de noches en el hospital preocupado por su amiga. La había acunado en sus brazos por las noches y ella se dejó mimar mientras ya consciente empezaba a preocuparse por la cuenta del hospital.

- Hay dinero en la cuenta...

- ¡Pero es para pagar la deuda! - Exclamó Charly raspando la dura superficie de sus uñas con los dientes -. No podemos tocar ese dinero. Voy a ver qué puedo hacer..

- No podemos tener más deudas - Lily miró a su amigo aguantando su angustia -. Nunca saldremos de ellas, nunca saldremos de ese cuartucho y no quiero que tú enfermes. Eres una parte importante del equipo.

- Sólo somos los dos - rió él suavemente -. Somos parte importante de un todo. Deberíamos casarnos y así nuestros problemas desaparecerían.

- Es lo menos romántico que he escuchado en los últimos días - la enfermera entró con un carrito dispuesto con las medicinas -. Hasta los diagnósticos de los doctores se escuchan más adorables que está propuesta matrimonial.

- Charly estaba bromeando - respondió Lily con voz ronca acomodando la sábana azul -. Le encanta ilusionarme y después lo olvida.

- ¡Eso está mal jovencito! - la mujer lo miró molesta mientras se acercaba a la cama -. A una hermosa joven no se le hace esto. Cuando en realidad quieras casarte, quizás ella ya no esté tan dispuesta.

- No quizá yo ya no quiera casarme con ella - bromeó Charly guiñándole un ojo a ambas.

- ¡Buh! Te perderías de un tesoro - rió Lily dejando que la enfermera acomodara el termómetro -. Nunca encontrarás una chica como yo.

- En algún lugar... - posó una mano en su barbilla mirando hacia la ventana de la habitación pensativo -. Podría salir de aquí y en la esquina encontrar a una hermosa y millonaria chica que cayera enamorada de mi a primera vista.

- Has visto demasiadas películas románticas...

Rieron en una atmósfera amena. La enfermera terminó su trabajo y los miró.

- Yo veo a Lily muy bien - dijo ella -, estoy segura que muy pronto la darán de alta. 

Charly se aclaró la garganta y miró nervioso a su amiga que empezaba a aferrarse a la sábana.

- ¿Dónde puedo informarme sobre... - volvió a aclararse la garganta -, lo que debemos al hospital...

La enfermera los miró curiosa antes de mostrar una sonrisa tranquilizándora. 

- ¿No lo sabían? - preguntó con una sonrisa -. Todas las cuentas están pagadas. Uno de los socios se ha encargado de todo. No sé preocupen, no tienen que pagar nada.

La mujer no espero que alguno de los dos hablaran salió dejándoles solos y sin palabras. 

Hubo un tenso silencio entre ellos. Lily estaba confundida, no sabía nada acerca de lo que había pasado, después de todo estaba casi inconsciente por la fiebre. Miró a su amigo interrogante.

- ¿Qué ha pasado Charly?

- ¡Maldición! - gruñó llevándose un dedo a la boca.

- ¡Deja de morderte las uñas! - le regañó impaciente -. Vas a sangrar en cualquier momento. Recuerda que sólo mi cuenta es la que está pagada, no estoy segura que ese misterioso socio del hospital quiera pagar la tuya.

- No tienes que ser tan sarcástica - replicó Charly bajando la mano a su regazo -. Tuve que hacer lo que tuve que hacer.

- Hablas como si hubieras hecho algo de lo que te arrepentirás por mucho tiempo. 

- Quizá...

- De verdad, ¿Qué ha pasado? - lo miró desconfiada -. Comprendo que lo que me pasó fue inesperado y algo se tenía que hacer yo nunca... Nunca me había pasado algo así. Estoy segura que no dejaras de reprocharme todo lo que has hecho por mí. 

- Nunca haría eso - la miró serio -. Tú me has salvado demasiadas veces. Yo tenía que hacer lo mismo por ti.

- Espero no hayas pagado con tu cuerpo mi cuenta de hospital - intentó bromear al ver la preocupación en su cara -. Eso sería creo que demasiado. Incluso para ti.

Charly apenas sonrió moviendo la cabeza negando sus palabras. Se sentó en la cama tomando su mano.

- Él se apareció en el preciso momento - le confesó con voz ronca -. Estabas muy mal y yo... No tuve remedio y dejé que nos trajera hasta aquí. 

- ¿Estás hablando de...

Lily tembló un poco y buscó apartar la mano de la de su amigo.

- Bruno, el chófer de TT - respondió buscando su mirada -. Él... Apareció como un superhéroe en el momento justo. Yo...yo no pensaba racionalmente en ese momento. Tú, tú estabas muy mal...

- ¡Mierda!, estoy segura de que él ha pagado la cuenta del hospital - apretó su mano en un puño -. ¡No quiero deberle nada a ese hombre! ¿Podremos hablar con alguien del hospital? Quizá podamos hacer algo para pagar la cuenta nosotros.

- Iré a hablar con alguien en administración - se levantó apresurado y miró a su amiga -. Estoy seguro que podremos hacer algo al respecto. Lo único que espero es que lo que tenemos en la cuenta del banco alcance para pagar...

- No te preocupes - Lily levantó los hombros - si tienes que usar todo el dinero, mi casa se ha ido. Quizá sea una manera en la que la vida nos da una nueva oportunidad de resurgir.

- Si fuera eso la casa hubiera explotado sin ninguna razón o un temblor la habría tirado - dijo airado moviendo las manos -. No hay manera que haya sido obra de la vida o del mismísimo Dios.

- Sea de la manera que sea - la joven se dejó caer en las almohadas sintiéndose exhausta -, he perdido la casa y no sé de qué manera vaya a recuperarla. ¡Mierda, odio esto! 

- Lo siento pequeña.

- ¡Odio estar enferma! - sorbió un sollozo -. Odio no saber que va a pasar cuando salgamos de aquí.

- Vamos a salir de ésta amiga - se acercó a ella acariciando su cabello -. Podemos hacerlo.

- Lo sé - limpió la solitaria lágrima que caminó por su mejilla -. Lo hice una vez, puedo hacerlo de nuevo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.