Prejuicios y amor

CAPITULO 32

—Cuando salimos de casa mi madre buscó un lugar para nosotras — su voz salió ronca —, un motel en el que nos hospedamos por unas semanas. No era tan malo. Me imaginaba unas vacaciones y al regresar todo volvería a ser como antes.

Hubo un silencio. Tras ella TT no dijo nada, su brazo se ajustó su cintura.

—Nada fue así — suspiró —, papá estaba muerto y mis abuelos no nos querían, nos quedamos sin casa. Sólo éramos mi mamá y yo. Al final se trataba sólo de mamá, había que hacer lo que ella quisiera o tener lo que ella necesitaba.

—Joder.

—Buscar un hombre cada vez más rico para saciar sus necesidades y demostrar que ella podía salir adelante como una sufrida viuda y madre soltera.

—No por ella misma — la voz de TT sonó ronca.

—No, aunque quizá fue su esfuerzo para conquistar a hombres tan exigentes — movió un poco los hombros —, ella era y sigue siendo una mujer muy hermosa.

Volvió a cernirse el silencio sobre ellos. Los labios masculinos rozaron la piel suave de su cuello.

—Cuéntame de las hermanas R.

Lily hizo una muñeca y soltó un suspiro.

—Renata y Romina — soltó sus nombres en un aliento —. Unas brujas. Las hijas del tercer esposo de mi madre. Las hijas adolescentes del hombre más malvado que haya conocido.

—¿Las trató mal? ¿A ti y a tu madre?

—No, sólo a mí.

—¡Joder!

—Quizá fue en ese momento que empecé a odiar a mi madre — su cuerpo se tensó y sus ojos se entrecerraron con ala mirada fija en la rustica pared frente a ella. —, la veía tan relajada y feliz. Siempre era lo mismo cuando iniciaba algo con un hombre que sabía podía darle todo lo que quisiera. No pensaba en mí, eso es una realidad que hasta el día de hoy es lo que es.

—Entonces, no eres cercana a tu madre — gruñó e inclinó su cabeza acomodándola en el hueco de su cuello —, ¿Por qué ese día en la cena tú...

—No sabía de qué se trataba todo aquello  — lamió sus labios resecos —, pensé que tú... Yo no..., bueno...

TT la movió acomodándola bajó él. La miró fijamente a los ojos y pasó una mano por su cabello peinándolo una y otra vez.

—Debio ser todo un shock para ti — dijo él bajando su mano hasta la pálida mejilla —, descubrir el porqué de la cena.

—¿Mi madre encontrando un nuevo prospecto a esposo rico? — levantó una ceja irónica—. No es una sorpresa, lo que lo fue es saber de quién se trataba. Tu padrastro y, ahí estaba ella, tu novia...

—Ella no es mi novia — apretó los labios —, mi hermanastra. Rebecca, ella es la causante de que ahora no tengas casa. Digamos que fue su venganza por la osadía de su padre por querer rehacer su vida. Lo ha hecho otras veces.

—Mierda — musitó apenas con voz —, las consecuencias de los actos de mi madre, aunque me parece que quitarme la casa es algo innecesario, yo no voy a casarme con su padre.

—Rebecca es así — dijo irónico —, no mide el tamaño de las consecuencias.

TT se quedó en silencio y hundió su nariz en el hueco de su cuello. Aspiró profundamente .

—Hueles delicioso — su voz ronca provocó un temblor en su cuerpo —, podría estar así el día entero pero aún sigo curioso acerca de las inesperadas invitadas está noche en nuestra mesa.

—¿Prefieres perder el tiempo hablando de esas brujas? — inquirió levemente molesta.

—Bueno, ellas hablaron maravillas de ti — le informó burlón —. No necesitó decir lo que ya sabes.

—Si y deberías huir — un ligero sarcasmo —, no es bueno para ti que te vean en público conmigo. Soy la peor de las mujeres con la que te hayas topado.

TT se acomodó boca abajo recargándo la barbilla en sus brazos para mirarle con atención.

—¿Qué tan malo es?

—El cuento de Cenicienta es demasiado suave comparado con mi propia historia — dijo burlona —. Las hermanastras eran puras e inocentes y sin ninguna malicia. 

—¿Cuántos años tenías?

—Catorce.

—¡Adolescencia! — exclamó TT —, la terrible adolescencia.

—Una época que prefiero olvidar — suspiró con cansancio —. Me hicieron la vida un infierno. Ellas querían que yo pagara por que nuestros padres se hubiesen casado. No pasaba un momento en el que me lo hicieran ver, corrieron rumores de mí y tuve que pelear por mi propia virtud.

Una grave risa emergió amarga. TT apartó un mechón sobre la frente femenina.

—Me convertí en la escoria del colegio — lo miró —, todo lo que sucedía era culpa mía. Una tormenta, un temblor, que se cayera la campana de una tonelada. Era una bruja —. Se asomó la burla en su voz —. Tenía poderes extraordinarios. Esa parte fue divertida.

—¡Joder Lily! — gruñó TT abrazándola —. Nada de eso me parece divertido.

—Tenia que encontrarle lo divertido a lo que estaba viviendo — replicó ahora más tranquila —. No sabía por cuánto tiempo estaría con ellas alrededor de mi vida. Aunque bien podría ser por toda la vida. Ya lo ves, ahora mismo están metiendo sus narices en mis asuntos.

—¡Joder!

—Si, joder — gruñó ella burlona —. Eso es lo que hacían con todo el colegio. La razón por las que las bauticé como las hermanas R.

TT se apartó un poco para mirarla curioso.

—Eran las zorras del colegio — informó  —. Acusarme a mí era como quitarse de en medio la realidad de lo que eran. Y aunque todos lo sabían y aún así me culpaban de las cosas que ellas hacían. Era la verdad que ellas fabricaban.

—Pudiste huir de ahí, tu madre debió sacarte de ese lugar.

—¡Mi madre! — en esa frase mostró toda su amargura —, ella puede ser la mujer más indiferente cuando se trata de sus propios intereses. El dinero la hace ciega para cosas insignificantes y yo lo he sido siempre para ella.

—No lo sé, ella insistió mucho en que fueras esa noche.

—Quizá lo hizo para hacer creer que de verdad le importa su hija — dijo sin mostrar emoción —, quedar bien con su nuevo prospecto a marido. 

TT la miró intensamente. Lily absorbió su mirada admirando cada detalle de sus ojos. Éstos eran lo más bonito de él. Podía quedarse ahí por mucho tiempo. Se sonrojó un poco. TT pasó una mano por su mejilla acariciando muy ligeramente. Lily cerró los ojos abrumada y pasó la lengua por sus labios.




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