Prejuicios y amor

CAPITULO 37

UN AÑO DESPUÉS

 

Se recargó en el umbral de la puerta, levantó la barbilla mientras veía el nuevo taller y a las dos chicas que trabajaban en armonía al mando de Charly. Al final se había dado por vencida y aceptó que podrían expander el negocio creando ropa para el público en general, o al menos para sus clientes que se lo habían estado pidiendo por un tiempo. La ropa era muy similar a la que usaban para las muñecas que seguía siendo el motor principal de su vida.

—¿Visitando a los mortales ¡oh grandiosa majestad!?

La voz de Charly la sobresaltó obligándola a girarse para mirarlo. Hizo una mueca de molestia y cruzó los brazos volviendo a su posición; Charly se acomodó tras ella y la rodeó acercándola a su cuerpo mientras descansaba su barbilla en el cabello oscuro con un aroma floral que era característico de Lily.

—No eres gracioso aunque lo intentes con todas tus fuerzas — gruñó ella.

—Bueno, alguna vez voy a lograrlo — rió acercándola más a su cuerpo.

—Creo que deberías apartarte un poco — se movió buscando liberarse —, no podemos dejar que las chicas crean algo que no es.

—Hacen una bonita pareja.

Dijo una de ellas con una risita maliciosa.

—¡Muerda! ¡Te lo dije! — suspiró apartándose y miró hacia ellas —, ya quisiera Charly tener una mujer como yo. ¡No puede tenerla ni en sus sueños!

—¡Hey! Que soy un buen partido. Un hombre guapo, ojo verde, buen cuerpo y con una buena cuenta corriente...

—¡Vaya! Te vendes muy bien — rió Lily dejando un beso en su mejilla

Las chicas rieron y el ambiente se volvió más relajado. 

Charly observó a su amiga charlar con las chicas. Se la veía mucho más tranquila. Ahora lo único que tenía en la cabeza era el negocio que gracias a Dios iba por bien camino. Habían recuperado la casa y después de eso todo regresó a la normalidad, bueno, podría decir que casi todo. Estaba seguro que su amiga aún seguía  recordando a ese bastardo de TT. ¿Cómo no podía ser si ella misma había confesado que se enamoró de él?

Apretó los labios, como lo hacía casi todos los días para que no saliera una maldición y el nombre de TT junto con ella mientras se sentía impotente sin saber que hacer para ayudarla a salir de ese enamoramiento que la había cambiado tanto. Y no era  por demás, el bastardo desapareció sin previo aviso, dejándola en su departamento sin una explicación, Sola, angustiada por no saber de él, hasta que días después alguien fue a darle la noticia que podía disponer de su casa en cualquier momento, al mismo tiempo que la arrojaban a la calle ya que TT no volvería en una larga temporada.

¡Mierda! ¿Quién hubiera creído que Thomas Torbes le tratara así? No le extrañaba que Lily odiara a la gente como él. Después de vivir en ese mundo con sus padrastros y su madre tomó la decisión de alejarse y mantenerse así, hasta que ese hombre llegó y la hizo bajar la guardia.

Soltó un suspiro. Ya había pasado un año y las cosas estaban cambiando para ellos. La casa seguía pagándose tal y como Lily quería. El negocio estaba prosperando. Al fin él pudo invertir algo de dinero para no sentirse un socio honorario y podía decir que al fin se sentía con derecho a dar su opinión en lo que concernia al negocio y su idea estaba llevándoles a nuevos horizontes.

Si, eso era lo que si amiga necesitaba para olvidarse de todo. Trabajo para !a tenerla ocupada y un excelente ambiente con las chicas que contrataron para la línea de ropa que estaba siendo un éxito entre el mundo gótico al que representaban con las muñecas. También lo era el cambio de look de su amiga. El cabello más largo de un tono oscuro en la parte de arriba y rosado abajo con un flequillo que suavizaba sus rasgos, tomó un par de meses para convencerla de cambiar un poco y cuando al fin ella aceptó fue algo radical. Algunos percings se fueron y un par de tatuajes aparecieron así como un maquillaje más marcado. Y no solo eso había cambiado, el entusiasmo y la alegría que la caracterizaba era algo forzada. ¡Mierda!

—¿Pasa algo Charly?

Charly parpadeó. Miró a su amiga que sonreía junto con las dos chicas y él lo hizo también acercándose a ellas. No valía la pena seguir pensando en las consecuencias de TT interviniendo en sus vidas. Ya había pasado un año y tenía que mantener lejos esos recuerdos o los iba a hundir más y eso era algo que no iba a permitir.

 

Sus ojos se mantuvieron sin parpadear ante la pantalla de su ordenador. No espero recibir ese  correo después de un año sin tener noticias. Sus uñas golpearon la superficie oscura de la mesa de comedor en donde trabajaba por las noches cuando tenía que hacerlo y movió la cabeza mordiéndose el labio inferior sin saber que hacer. Podría responder como lo haría, con la mayor naturalidad y olvidarse de haberlo recibido, pero ella no era así y estaba segura que regresaría a buscar noticias y así se mantendría mucho más tranquila sabiendo que todo estaba bien. Mierda, pasó una mano por el cabello enredando sus dedos en los mechones rosados casi ocultos por su cabello oscuros. 

El dedo sobre el teclado tembló un poco antes de abrir el correo y leer el contenido. Las letras bailaron ante ella. La pantalla se volvió borrosa y sus labios temblaron antes de apretarlos molesta y a la vez nada sorprendida ante la noticia. ¿Cómo no lo adivinó? ¿Recibir un correo después de un largo año sin tener noticias suyas sin poder imaginar que haría de las suyas? Su mano golpeó el teclado y se levantó incapaz de seguir mirando.

—¡Mierda, madre!

Buscó su chaqueta del sillón en donde la dejó llegando a casa y salió al enorme patio oscuro. Sin titubear caminó hasta el departamento de Charly, ¡Mierda, tenía que hablar con alguien de eso! Si no lo hacía iba a pasar la noche dándole vueltas en la cama toda la noche. Llamó a la puerta, el sonido se escuchó fuerte en el silencio de la noche.

—¿Todo bien pequeña?

Charly pasó su mano por los rizos rubios mostrando su preocupación mientras la miraba de arriba a abajo como buscando si se encontraba bien. 




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