Prejuicios y amor

CAPITULO 41

Un ligero toque en sus mejillas os la sacaron de su profundo sueño. Ella lanzó un suspiro y buscó ese toque que por mucho  tiempo extrañó. Esas manos acariciaron sus mejillas y parte de su oreja, ella gimió buscando acercarse al calor que su cuerpo anhelaba desde hacia un año... Sus ojos se abrieron de golpe y se encontraron con unos azules brillando con el deseo que su memoria aún recordaba.

Se quedaron así por unos segundos. Lily aguantó el aliento como si estuviera esperando un movimiento más de TT. Él apartó la mirada y se alejó de ella. Para Lily fue como si le hubiesen quitado una cálida manta en un día frío. Dejó escapar el aire retenido y bajo la mirada hasta sus manos en su regazo.

—Este es tu hotel — la voz de TT salió ronca y la aclaró un poco antes de proseguir —, la habitación 530. ¿Quieres que te acompañe?

—Creó que puedo encontrar sola la habitación.

TT asintió con una suave sonrisa ante el tono orgulloso de la voz femenina.

—Correcto — posó sus manos en el volante —. Descansa, el jetlang puede ser muy pesado el primer día. Mañana estarás mucho más descansada.

—Yo... Debería...

TT asintió y la miró como si buscara grabarla en la memoria. Ella asintió y abrió la puerta apresurada. Tenía que salir de ahí y alejarse lo más que pudiera de él. Sus pies posaron la acera. Un empleado del hotel la esperaba con su maleta, Lily caminó hasta la entrada sin apartar la mirada de! Uniforme gris y no caer en las tentación de volver sus ojos hacia el vehículo que esperaba estacionado.

¿Qué demonios pasaba? Gimió muy quedo en el momento de entrar al edificio. No debería estar sintiendo nada en absoluto por ese hombre. No debió dejar que la besara, que la tocara. Era un completa locura. Cubrió su rostro sonrojada entre miles de sentimientos que la poseían. Iban desde el enojo hasta la excitación. 

—¿Madame?

Lily descubrió su rostro y se encontró con la mirada preocupada del empleado. Sólo atinó a asentir para seguir el camino hasta la habitación. Subieron al elevador y ella se quedó en una esquina mirando su reflejo en un de las paredes sin parpadear hasta que la puerta se abrió y el hombre carraspeó para llamar su atención.

Lily parpadeó buscando salir de aquel trance y sonrió al hombre antes de seguirle. Él abrió la puerta con la tarjeta, la acompañó dentro dejando su maleta en medió de una bonita decoración. 

—Que tenga un excelente día — dijo el hombre inclinando la cabeza.

—¡Espere!

Fue en busca de su bolso sobre la maleta.

—No hay necesidad, el señor Torbes ya se ha encargado — anunció tranquilamente.

—Él no tiene porque, usted cargó mi maleta y yo me encargo de mis propias propinas — le tendió un billete molesta.

—Será mejor que reciba la propina, ella nunca acepta un no por respuesta.

La voz masculina la sorprendió y ambos; ella y el empleado miraron hacía Charly que se recargaba en el umbral de la puerta.

—¡Oh, maldición Charly! — gimió Lily corriendo para enredarse en un abrazo con su amigo.

Charly le quitó el billete y se lo ofreció al empleado que discreto buscaba salir de la habitación. A penas se hubo ido Charly abrazo con fuerza a su amiga.

—Lo siento..., No debí dejarte sola ni un momento — suspiró hundiendo su cara en su cabello con aroma de flores.

—Él no se habría detenido — sollozó —, nunca debimos hacer este viaje. Mi madre está acostumbrada a mi forma de ser y no se habría sorprendido de que no viniera a su boda.

—Ya estamos aquí y... — volvió a suspirar consolandola —. Vamos a disfrutar la boda de tu madre y nuestra estadía aquí. Es bueno conocer otros lugares...

—¡Mierda! — gritó un poco buscando sacar la frustración —. Yo estaba... Estaba a punto de cerrar ese viejo capitulo. Llegué a pensar que había sido una ilusión y que no podía ser tan estúpida y creer que de verdad me estaba enamorando de ese hombre. Debí hacerle caso a mis instintos. ¡Nada de involucrarme con ricos de mierda! Todos están hechos en la misma fábrica, no hay ninguna sorpresa bajo esa apariencia perfecta...

—Bueno, Lily — Charly se aclaró la garganta —, sería buena idea que te tranquilizaras un poco y quizá...

Lily se apartó de su amigo y fue hasta el pequeño bar tomando la primera botella de la que se, aferraron sus dedos. Charly hizo una mueca de horror y alargó una mano buscando evitar lo inevitable. Buscando que Lily no se metiera en problemas, incluso con ella misma.

—¡No! — movió la cabeza enérgicamente, todavía brillaban algunas lágrimas contenidas en sus ojos —, de verdad...¡De verdad estoy furiosa! No contigo que me dejaste sola y vulnerable en un lugar que no conozco a merced de un secuestrador, no con TT que no encontró otra forma de enfrentarse a mí, ¡No! No, ¡Mierda! ¡Estoy furiosa conmigo por ser una estúpida, idiota que se desmorona ante un bastardo, hijo de puta que piensa que puede arreglarlo todo con un maldito beso y...y...

Se llevó la botella a su boca y le dió un trago largo sin hacer una sola mueca por el alcohol. Charly gimió quedo viendo como tragaba despreocupada la elegante bebida. 

—¡Oh! Bueno, bueno, creo que sería una buena idea dejar esa botella y tomar un baño y después una merecida siesta...

Lily se apartó evadiendo a su amigo. Movió la cabeza negando con vehemencia y agitó la botella dejando que el líquido ámbar se derramará un poco. 

—No, no, no,no — su cabeza se movía enloquecida —, tenemos que brindar por mi propia estupidez. ¡Si!, Porque soy estúpida, no hay otra forma de llamarme... ¡Mierda!

Una lágrima larga corrió por su mejilla, apretó la mandíbula y limpió furiosa la humedad. Bebió otro trago, uno mucho más largo. Tosió un poco y frotó el líquido que roció con el dorso de la mano. Caminó hasta la ventana, observó el panorama nuevo y extraño para ella.

—¿Sabes?, hemos sido engañados — movió apenas la cabeza mirándolo por el bordillo de su ojo —, casi estoy segura que TT le pidió a mi madre que me... nos invitará a la boda. ¡Mierda! ¡Yo creí que quizá... Que quizás ella,,,, que podría,... ¡Mierda! ¡Mierda!




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