Prejuicios y amor

CAPITULO 42

El día siguiente a su llegada fue mucho más relajado. No hubo ninguna señal por parte de TT, ni siquiera una llamada de su madre preguntando por el viaje. Hizo turismo en compañía de Charly a pesar de sentirse avergonzada por su estúpido comportamiento. Su amigo se comportó como todo un caballero y mejor amigo, mantuvo la cordura a pesar de su locura. 

Caminaron por las calles más importantes de la ciudad y Charly no pudo evitar comprar algunas telas que serían ideales para nuevos modelos de vestuarios para las muñecas.

—Tengo unas ideas maravillosas con estás telas.

—Espero que así sea y valga la pena pagar por el peso extra del equipaje — observó ella levantando la bolsa que le tocaba cargar.

—Estoy seguro que valdrá la pena...

Una mirada a la otra acera lo hizo callar. Lily siguió su mirada y se encontró con la figura lejana de un hombre enfundados en ropa casual y una gran bufanda cubriendo su cuello de manera elegante. Su piel morena era inevitable ser notada entre pieles pálidas y cabellos claros. Bruno. Fue el nombre que surgió de su cerebro. Lily se mantuvo al lado de Charly que estaba inmóvil como una estatua. Estaba tan sorprendido como ella.

—¿Crees qué Bruno esté siguiéndonos? — inquirió Lily con cautela,

—Quizá TT no quiera perderte de vista — respondió con voz rasposa —. Ese hombre en definitiva tiene algo contigo.

—Lo único que tiene es una arrogancia que pasa límites — gruñó Lily dando largas zancadas para alejarse  del lugar.

Charly dió una última mirada al hombre que se alejaban entre la gente junto con un golpe fuerte y contundente en el pecho. Siguió a Lily sin ningún problema colocándose junto a ella acomodándose a sus pasos apresurados.

—Vamos, él se ha ido — anunció con una simulada sonrisa —. Tenemos que buscar accesorios para ese vestido tuyo. Estoy seguro que serás la sensación esa noche.

—Yo no voy a ser la sensación de esa noche — replicó ella —, mi madre, ella debe serlo. Es su quinta boda y tiene la prioridad.

—Bueno, quizá debemos hacer que al menos los demás invitados sepan quién eres.

Lily apretó los dientes y miró al frente. 

Se detuvo de repente obligando a Charly a pasarse perdiendo un poco el equilibrio. Ella se giró hacia él y lo miró con los ojos abiertos por una gran impresión. Dejó caer la bolsa de las compras del día que ella llevaba y se aferró a la tela de algodón gruesa que llevaba como parte de la sudadera.

—¡Mierda! — jadeó —, estoy a punto de ser parte de la familia de él, ¿Cómo ha podido pasar?, ¿Cómo lo ha permitido mi madre? Ella, ¿Ella se empeña en acabar conmigo?

—¿De qué demonios hablas? ¿Acaso te has vuelto loca? — inquirió sosteniéndola de los hombros y la miró buscando comprender sus palabras antes de soltar un suspiro—. No puedes culpar a tu madre de todo Lily, ella no sabe que estás perdida por TT o ¿Acaso se lo has dicho?

—¡No! — levantó la voz y lo soltó molesta —, mi madre no sabe de mi vida aunque ella no pierde el tiempo en que yo me enteré de la suya. No, el!a no sabe que tuve algo que ver con el hijastro de su futuro esposo. 

—Entonces, es una tontería lo que dices —señaló Charly —. Tu madre se ha enamorado de ese hombre, que por casualidad está ligado con Thomas Torbes...

—¿Enamorada del hombre? — se burló Lily —. ¡Se ha enamorado del dinero que tiene, de lo que puede comprar con él! Mi madre no sabe lo que es estar enamorada de alguien. A veces pienso que no amó a mi padre. Ella era una simple bailarina en un lugar con algo de categoría...

—¡Por Dios Lily! — gimió Charly pasándose una mano por el cabello —, debes trabajar con el resentimiento que tienes en contra de ella. No le das una oportunidad.

—Le di varias — respondió mirando a su amigo muy molesta —, ella me convenció de que era lo mejor para salir de dónde nos dejó la muerte de papá y lo que hizo el abuelo. Yo acepté y la dejé que fuera tras hombres ricos . ¡Fueron cuatro! Aguanté sus tratos, que uno de ellos intentará abusar de mí mientras mi madre me acusara de querer arruinarlo todo. 

<<Y aquella vez que tuve que soportar a las hermanas R. ¡Mi madre las adoraba! Ellas eran todo lo que deseaba de mí. Elegantes, bonitas, con clase, además que les gustaba salir de compras y estar a lo último de la moda.. ¡Mierda! Ellas me hicieron del colegio una tortura. 

—¿Hermanas R?

Lily lo miró con sorpresa ante su pregunta, movió la cabeza.

—Olividalo Charly — gruñó y siguió su camino 

Charly miró las bolsas en la acera y gruñó. ¡Mierda! Las tomó junto con su propia carga y fue tras la chica de cabello castaño y rosa que caminaba con energía frente a él. 

—¡Espera Lily!

                                                            

 

—¿Podrías fingir que estás feliz por mí?

Lily miró a su madre por el espejo del tocador mientras lavaba sus manos. Tenía meses que no la veía antes de su viaje.. Estaba maravillosa como siempre, no cabía duda de que el dinero la ayudaba a mantenerse joven y hermosa. Su cabello rubio estaba peinado en un moño elegante y su humectante era de lo mejor. Lily bajó la mirada hacia sus manos juntas bajo el chorro de agua. Cerró la llave y fue inevitable que sus ojos volvieran al espejo frente a ella para darse una mirada. Su cabello estaba peinado en una cola de caballo alta en la que trabajo por una hora para verse presentable en la comida a la que su madre invitó. Su humectante era barato y no mantenía la piel de su rostro tan perfecta, por no decir de su maquillaje demasiado sencillo.

Aguantó un suspiro y fue a la maquinilla del papel y seco sus manos pequeñas de cortas uñas, muy lejos de ser las manos elegantes de su madre. ¡Oh mierda! Sacudió su cabeza regañandose en silencio de ser una estúpida al compararse con ella. Nunca serían parecidas en lo más mínimo, ella había heredado a su padre y era tan parecida a su abuela, aunque no en el carácter. Ella no dejaría que un hombre se apoderará de su vida.




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