Preludio Final

I - Start

Era un páramo completamente desolado. No había ninguna persona a más de 200 kilómetros a la redonda. Tan solo los animales visitaban esa parte del planeta.

Cientos de montañas cuidaban aquel pedazo de tierra de los intrusos. Además de que un espeso bosque logaba confundir a todo intrépido que se adentrase en él para llegar al valle.

Un lugar completamente escondido para los hombres de este mundo. Imposible de acceder siquiera por el aire. Estaba protegido por algo invisible, algo que cientos de científicos no podían descifrar con exactitud. Parecía como si una especie de burbuja en la mitad de la nada.

Era un lugar de paz un lugar perfecto. Un rio corría desde el norte del lugar. Cientos de flores y árboles crecían a las riveras de este. Se escuchaba perfectamente el cantar de las aves cada mañana, cuyos trinos resonaban hasta en lo más profundo del bosque que custodiaba aquella utopía.

El hombre solo podía imaginar lo que sería un día en ese lugar. Decían que este era el paraíso en la tierra. Era un lugar por el que, sin duda, cientos de personas pagarían millones para visitarlo. Lo mismo que ocurrió con las idas a Marte y a otros planetas en el siglo pasado, las cuales resultaron beneficiosas para la humanidad.

Ahora, las personas no solo habitaban la tierra, sino que había unas colonias autosuficientes en otros astros, tales como marte y la luna. Se decía que, en los días de luna nueva, se podían observar luces en la luna, las cuales provenían de las ciudades que se habían formado en esta.

El espacio comenzaba a ser parte de nuestro habitad, ya que no solo nos restringíamos a vivir en la tierra. Esto era causado en cierta parte por la contaminación de años pasados, haciendo que parte de la tierra fuera completamente inhabitable. Aunado a esto, las guerras que se habían librado en los últimos cincuenta años, habían reducido la tierra habitable a casi 60% de la superficie total del planeta.

Nos estábamos extinguiendo.

Pero, sin importar a qué lugar llegásemos, que estrella en el espacio habitemos, o qué nueva tecnología se cree, había una cosa que el hombre nunca logró, llegar a esa parte del planeta, la cual permanecía inalterable desde que se tiene registro de la historia de la tierra. Los científicos le dan más de 15,000 años a aquél mágico lugar.

En realidad, tenía mucho menos tiempo, muchísimo menos.

Mientras el tiempo corría y la tierra a su alrededor cambiaba, este lugar permanecía inmutable. Era como si estuviera en una dimensión diferente. Era una teoría que se mantenía con fuerza en la comunidad científica.

Debido a que la humanidad no había podido nunca ingresar al área circundante, se había intentado replicar en otras partes del mundo, pero sin éxito.

Desde su descubrimiento hace aproximadamente seis años, cientos de científicos trabajaban diariamente, tratando de estudiar el funcionamiento de este artefacto, sin tener éxito. Era algo que estaba a miles de años de nuestro entendimiento.

Tal vez, en un futuro, humanidad pueda apropiarse del Jardín, pero, esa es otra historia.

Era imposible replicar algo que se desconoce totalmente. Las copias de este lugar fueron llamadas “Edén”. Cientos de personas iban a esos lugares. Era como regresar cientos de años en la historia de este mundo.

Después de unos años de tratar de investigar aquel lugar, no se descubrió nada, por lo que ese proyecto fue abandonado por los científicos.

El proyecto “Edén”.

A unos cuantos cientos de kilómetros, había una estación de monitoreo, el cual reportaba cualquier actividad reportada en el Jardín o cerca de él.

La paz volvió a los alrededores del lugar. Era como si no hubiese una diferencia entre el mundo de afuera y de adentro de aquella misteriosa cordillera inexplorable para el hombre.

Pero un día, la paz desapareció abruptamente. Todo fue destruido sin dejar rastro alguno. Si te contaran acerca de un lugar así después de unos años, no le creerías, o le dirías que tiene una gran imaginación, entre otras cosas.

Si lo escuchases de un niño, tampoco lo creerías.

Todo comenzó con un intenso sonido, proveniente del interior de la tierra en el centro de aquel lugar, acompañado por la ruptura del suelo de ese lugar sin la ayuda de un terremoto, simplemente la tierra se abrió. La calma que reinaba desapareció como la oscuridad de la noche ante la luz del sol.

Entonces, la tierra comenzó a temblar, abriendo cada vez más las grietas que había en el centro, por donde eran devorados cientos de árboles y plantas. Los animales también caían a las grietas en su intento de huir del lugar.

De pronto, del centro del valle protegido por las montañas, una estructura comenzó a emerger de la tierra por el centro de las grietas abiertas, destruyendo todo lo que estas no habían podido. Se levantó como si fuese una nave espacial rompiendo las nubes en su escape hacia el espacio.

La descripción de tal suceso no podía ser más exacta. Esa torre siguió creciendo, creciendo y creciendo, hasta llegar a tocar las nubes que estaban a kilómetros del suelo.

Era incluso más alto que el antiguo monte Everest, el cual había sido el punto más alto de la tierra hasta hacía menos de 100 años, ya que este fue destruido debido a una bomba de destrucción masiva que había caído en ese lugar, desapareciendo consigo, una gran parte de Nepal.




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