Van me arrastró tras ella hacia el interior de la casa, el cual estaba más oscuro que afuera. Bueno, esto debería ser algo obvio, ya que, afuera apenas se podía ver una tenue luz. Era como si el sol apenas pasase por la densa oscuridad que había en el ambiente. No sé por qué esperaba que fuese de otra manera. Soy demasiado iluso. Creo. Pero no me importa, no está de más pensar positivamente.
Entramos a la casa mientras tiraba de mi hasta llegar a la sala. No sabía exactamente lo que estaba pensando, pero, tampoco me podía resistir. Después de todo, estaba completamente seguro que ella es mucho más fuerte que yo, así que, no tiene ningún caso resistirme.
Ni siquiera traté se sentarme en alguno de los sillones, ya que estos estaban cubiertos completamente de vidrios, los cuales estaban a la espera de un descuido para desgarrar tu carne. Era como si ahí dentro hubiese varias trampas con el único propósito de acabar con tu vida, o, al menos, lastimarte gravemente. Eso era algo que no iba a permitirles.
La situación ya era un caos, no podía hacerla aún peor.
Caminé lentamente por la sala. Los cristales estaban regados por doquier. Volteé a ver las ventanas. Se podía ver el exterior. Digo, no es por nada, pero preferíamos tener las ventanas polarizadas por eso del exceso de la luz del sol que ha estado afectándonos en los últimos días debido a la construcción de un edificio a pocas calles de aquí. Este tiene cientos de cristales completamente pulidos, limpios, pulcros. Estos tenían una única desventaja, reflejaban con éxito la mayor parte de la luz del sol, la cual iba dirigida directamente a nuestra casa. Era algo fastidioso, pero, no había nada que pudiésemos hacer en estos casos. La opción de polarizarlos fue una idea genial de parte de Van.
Encontré una silla que casi no tenía vidrios enterrados en ella. La acerqué a la ventana, y me senté en ella. Podía ver un tenue brillo proveniente de aquel edificio colocado a la distancia. Estaba seguro que la mayoría de sus vidrios se habían destruido por completo, pero, extrañamente, este seguía reflejando la poca cantidad de luz en el ambiente como si no le hubiese pasado nada.
Es verdad, está muy lejos de aquí, pero, por su tamaño, parece que está a tan solo unas cuadras abajo. Es una completan locura.
De pronto, se escuchó otro ruido. Este era más leve que el de las explosiones de hace unos minutos, los cuales habían acabado con la vida de Mike, y tal vez también con la de Eveline. Este sonido, se escuchaba completamente distinto al de una detonación normal. Sí, era el sonido de metal crujiendo. Pero, ¿dónde había tanto metal?
Volteé a un lado. Van estaba sentada ahí en una silla que ella había traído desde la cocina. No me había dado cuenta de su presencia hasta que la vi con la escasa luz que provenía del exterior de la casa. Parte de esta era el reflejo de aquel edificio.
Espera, el edificio. Una cantidad si igual de metal. Metal quebrándose. Sé lo que está pasando.
Volteé a ver en la oscuridad. Pude ver cómo el edificio se comenzaba a tambalear de un lado a otro, como si fuese un metrónomo marcando el pulso de una pieza. Parecía que se iba a romper en cualquier momento. Y, efectivamente, eso sucedió.
Pude ver cómo el edificio se comenzaba a mover hacia abajo. Estaba cayendo en dirección nuestra, la casa sería aplastada de lleno.
–Esa cosa va a golpearnos de lleno…
Estaba entrando en pánico por segunda vez en el día, bueno, ya ni sabía si en verdad era de día o de noche. Aunque eso no importa en este momento.
Sentía como mis manos comenzaban a sudar. ¿Así es como se siente venir la muerte? Siento una especie de impotencia. Algo, debo de poder hacer algo al respecto, pero ¿qué?
En eso, la mano de Van llega a mi hombro. Ella también está temblando. Tiene miedo, es completamente normal tener miedo, pero, aún con todo lo que ha ocurrido hasta ahora, no he visto que Van lo exprese directamente a los demás. Es fuerte. Tal vez tenga sentimientos de hielo o algo por el estilo.
Siento como se acerca a mí. Abre sus labios y solo salen un par de palabras, las cuales se escuchan un poco entre cortadas, por lo que no logro entenderlas perfectamente, pero creo saber lo que dicen. Ella está respondiendo a mis miedos, como si me conociese perfectamente. Además, ella sabe exactamente qué hacer en estos casos, pero, si algo sé es que no hay manera de detenerlo.
–Es imposible, Van, hemos perdido.
Llevé mis manos a la cabeza. Van continuó hablando. Esta vez, se acercó aún más.
–No si lo podemos evitar.
Sus palabras tan solo me confundieron aún más.
¿Acaso no puedes ver lo que se acerca? Ni en broma podremos detener esa cosa, menos poder evitarlo. Acéptalo, estamos acabados. Game Over.
–Nos matará a todos en la casa.
–Tú lo has dicho, Ryan, en la casa…
–¿Eh?
Volteé a ver a Van. Sentía que había algo más en sus palabras. Algo que no podía comprender. ¿Acaso el miedo estaba opacando mis sentidos? Espero que no lo esté haciendo.
–Vamos, hay que correr. Aún podemos salir.
Van me tomó de nuevo de la mano y me arrastró hacia afuera de la casa. Cientos de cristales tronaban bajo nuestros pies mientras corríamos por la sala. Estaba seguro que esa cosa nos caería encima. Sería imposible escapar. Estábamos perdidos.
Editado: 28.06.2020