Preludio Final

XV - Wounds

No siempre he podido confiar en todos. A veces, los que creo más cercanos, son los primeros que me traicionan.

2X06

Era un día cualquiera de primavera. El sol estaba en su máximo esplendor. No hacía calor ni frío, era una temperatura considerable. Nosotros acostumbrábamos jugar fuera en los días soleados. A veces, teníamos la oportunidad de ir a un río cercano a bañarnos.

Astrid y yo habíamos terminado la comida y decidimos salir a jugar. Nuestra madre solo nos dijo que regresáramos antes de que cayera la noche.

Salimos de la casa y corrimos hacia el bosque en la parte trasera. Podíamos explorar, pero no podíamos adentrarnos a lo profundo del bosque. Era una regla que mis padres nos habían dicho.

Eso era suficiente para despertar el instinto de aventura de Astrid.

Ella corrió hacia el bosque, yo la seguía para cuidarla.

Llegamos a nuestra "base secreta" a unos treinta metros del borde. Era un árbol hueco con un tronco lo bastante grande para que cinco personas estuviesen adentro a la vez. Teníamos diferentes cosas en ese lugar. Piedras, ramas, hojas de un color diferente color al verde. Era como nuestro baúl de tesoros.

Ella tomó una piedrita en forma de corazón que nos habíamos encontrado días atrás en el río. Ella era muy buena encontrando ese tipo de cosas. Yo simplemente iba a disfrutar del agua fresca lo más que pudiera.

Astrid sale del árbol y comienza a caminar hacia lo profundo del bosque.

–Astrid, ¿a dónde vas? –pregunté.

Como yo la estaba cuidando, tenía que saber dónde estaba en cada momento. Era un poco excesivo, pero necesario.

–Voy a explorar un poco.

Comenzó a dar saltos de aquí para allá por entre los árboles. De pronto, ella se detuvo. Era algo raro ver como Astrid se detenía en seco mientras estaba saltando por todos lados, así que caminé hacia donde ella estaba.

–Creo que he encontrado algo interesante, pero está en la profundidad del bosque.

–Mamá dijo que no vayamos hacía allá.

Astrid pone un dedo sobre sus labios y me hace una sonrisa maliciosa.

–Ella no tiene porqué enterarse de esto. Volveremos antes de que ella se dé cuenta.

Apenas terminó de decir eso, comenzó a correr. Yo no tuve más opción que seguirla.

No tenía la costumbre de desobedecer a lo que mis padres decían, pero, como dicen, la curiosidad mató al gato.

Nos íbamos adentrando cada vez más en el bosque. Sabía que estaba mal, pero sentía una emoción inexplicable.

Eso duró hasta que llegamos al límite del bosque, justo el lugar que no debíamos pasar. Era una marca a casi doscientos metros de nuestra casa. Ese era nuestro patio de juegos, más allá no podíamos ir.

Astrid estaba parada justo en la marca que dividía lo correcto de lo incorrecto. Y, sin dudarlo, comenzó a correr. Yo estaba detrás de ella.

–¡Astrid!

Ambas avanzábamos por el bosque, adentrándonos cada vez más. Este era un lugar prohibido, pero eso no parecía detener a Astrid.

Yo tenía que acompañarla y tratar de hacerla cambiar de opinión. Era la mayor después de todo. No era algo sencillo.

–Astrid, tenemos que volver. Nos castigarán.

Trataba sin éxito de convencerla de regresar a casa, o, al menos, salir del bosque e ir a jugar a otra parte.

Parecía que le estaba hablando a los árboles. No, yo creo que estos sí me contestarían.

Continué hablándole a Astrid, pero esta seguía sin siquiera ponerme atención. Estaba comenzando a molestarme. Tendría que hacer algo si ella me seguía ignorando.

Mientras pensaba esto, no estaba poniendo atención en el camino, por lo que no me percaté que Astrid ya no se encontraba en mi campo de visión.

Ella se había escapado de mi cuidado.

Cuando me percaté, comencé a buscarla por todos lados. Tenía que encontrarla, pero, ni siquiera sabía dónde se había metido.

Recordé algo que mi madre me había dicho.

–No deben entrar al bosque, los cazarán.

Yo no había entendido esto cuando ella me lo dijo, después de todo, tenía unos tres años, era imposible que alguien de esa edad supiera el significado de la palabra "cazarán". Bien se podría confundir con la palabra "casarán", aunque no tienen conexión alguna.

Cuando pensé en eso, y comprendí el verdadero significado de la palabra "cazarán", comencé a asustarme.

Estaba entrando en pánico.

–¡Astrid!

No había respuesta a mis gritos. ¿Acaso Astrid ha quedado sorda a esta edad? No, eso sería imposible.

Continué llamándola por unos minutos más mientras corría hacia lo profundo del bosque. No sabía dónde estaba, pero eso no me importaba. Tenía que encontrarla.

Al poco tiempo, me di cuenta que yo también estaba perdida. Miré hacia todos lados, solo había árboles rodeándome.

Me encontraba sola.

Era una simple niña de siete años en una parte desconocida de un peligroso bosque. ¿No es divertido?

Estaba llorando.

Estaba completamente asustada.

Yo sabía los peligros de este lugar, pero no pensé nunca sentirlos por mi propia cuenta. Esto es una locura, nadie cuenta las cosas como son en realidad. Esto es mucho peor de lo que me dijeron.

El sol estaba en lo más alto del cielo, por lo que no me debería de preocupar de la oscuridad y el frio de la noche. Era un alivio.

Aún con el sol en lo más alto, las sombras causadas por las ramas de los árboles eran algo tenebrosas. Había algunos árboles deformados, que, con la oscuridad que el bosque hacía, se convertían en las pesadillas de muchos.

Llamé varias veces a Astrid, pero ella no contestaba.

Era mi culpa.

Ella había desaparecido por mi culpa.

Comencé a caminar lentamente, buscando cualquier rastro de ella. Tenía que encontrarla antes de que cayera la noche, sería más complicado si eso sucediera.




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