Preludio Final

XXII - Another One

Desperté después de un tiempo, seguía recostado sobre el hombro de Van mientras ella me abrazaba. Estábamos juntos en medio de lo que podría llamar el final de la tierra.

¿No es divertido?

La oscuridad parecía haberse detenido, ya que el ambiente no había cambiado en lo absoluto.

Traté de mover mi cuerpo, pero Van no me iba a soltar, así que intenté despertarla.

–Van…

Primero, le hablé al oído, casi susurrando. El despertar bruscamente a alguien no estaba dentro de mis opciones. Intenté hablarle muchas veces, tratando de moverla mientras la llamaba, pero nunca respondió.

Vaya que duerme profundo.

Entonces, se me ocurrió la manera perfecta de despertarla. Los cuentos eran una gran fuente de información en cuanto a despertar personas se refiere.

Y creo que hay algo que puedo hacer.

Lentamente, acerqué mi rostro al de Van, tratando que ella no se diera cuenta de lo que iba a hacer.

Es exactamente lo que piensan, despertar a la princesa con un beso, ¿no es una grandiosa idea?

Justo cuando nuestros labios estaban a punto de tocarse, Van se despertó y me empujó hasta la cerca del jardín, parece que ella no se tomó muy bien eso.

Me golpeo contra los frágiles trozos de madera que forman la línea divisoria del jardín con la calle, rompiéndolos a la mitad con mi peso y la fuerza con que Van me arrojó.

–¿Q-qué tratabas de hacer?

Ella lucía un poco confundida por mis acciones.

–Solo trataba de despertarte con un beso.

Yo respondí desde mi lugar. Esa era mi verdadera intención, nada más. No sé qué pensaba Van que haría.

–¿Estás seguro?

Su voz titubeaba. Creo que sé lo que le sucede.

Me levanté lentamente debido a la poca fuerza que tenía después de recuperarme de la herida del cuchillo. Me costó mucho trabajo, pero logré ponerme en pie, comencé a caminar hacia donde Van estaba.

Ella se había volteado, dándome la espalda.

Al llegar a donde estaba, la abracé mientras llevaba una mano a su rostro para comprobar algo. Estaba caliente.

Se había sonrojado.

Esto es divertido.

Sentí como el calor llegaba a mi cara también, eso es porque somos una “pareja” inexperta en demostrar aprecio entre nosotros. No es algo que haga comúnmente, Van, por otro lado, tiene a ser un poco reservada.

Yo también me sonrojé, pero no iba a comentarle eso a Van, sería un secreto.

Ella rápidamente se levantó, causando que cayera de nuevo en el suelo.

–Deja de estar perdiendo el tiempo.

Ella gira su rostro para que no la vea.

No puedo hacerlo de todas maneras, ¿acaso no ves la cantidad de luz que hay en el ambiente? Es completamente imposible ver qué hay en tu cara.

Ella simplemente me dio la espalda y comenzó a caminar hacia la calle, yo me levanté y la seguí, alcanzándola justo cuando ella salía del jardín.

Aún estaba débil, por lo que no podía caminar rápido y me tuve que sujetar del hombro de Van para evitar caerme mientras cruzábamos la calle.

Caminamos unas cuantas casas en dirección contraria de la torre, pasando por la casa donde nos habíamos refugiado del polvo ocasionado por la misma. En el jardín estaba la silla que había usado para sentarme y descansar.

Y, justo en la siguiente casa.

Un cuerpo.

Alguien había muerto detrás de mí.

Yo traté de apartar la vista, pero me fue imposible. La oscuridad me ayudó a no ver el estado real del cadáver, el cual había fallecido recientemente. Lo único que sabía era que el cuerpo pertenecía a una mujer.

No podía ver al hombre por ningún lado, mejor dicho, no podía ver.

Qué cosas, ¿no?

Caminamos un par de casas más hasta detenernos. Van estaba cansada, y yo también.

¿Cómo?

Aunque acabásemos de descansar hace unos minutos, hay algo en el ambiente que hace que uno se canse más rápido. Esa es la razón.

Van se sienta en medio de la calle mientras yo me acuesto en sus muslos. Todavía tengo que recuperarme por completo, por lo que Van no se opone.

Duramos unos minutos en esa posición y nos levantamos, teníamos que seguir avanzando. ¿A dónde? No tengo ni la menor idea.

Yo solo seguía a Van.

Después de un tiempo la perla en su pecho comenzó a resplandecer. Ella la tomó rápidamente y la colocó frente a ella. Aparecieron tres figuras a manera de holograma con un brillo dorado. Dos de estas pertenecían a hombres, y una, a una mujer. No sabía quiénes eran, pero Van sí.

–¿Qué sucede? –Van pregunta.

–Nos siguen. Me ha llegado información desde las cabecillas de perseguir a siete objetivos, nosotros.




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