"El cerebro pasa por ciclos con cinco fases distintivas: fase 1, 2, 3, 4 y el sueño de movimientos oculares rápidos . El sueño MOR representa el 25% del ciclo de sueño y ocurre por primera vez entre 70 y 90 minutos después de dormirse. Dado que los ciclos de sueño se repiten, se entra al sueño MOR varias veces durante la noche.
Durante el sueño MOR, el cerebro y el organismo se energizan y es cuando se sueña. Se considera que el sueño MOR participa en el proceso de almacenamiento de recuerdos y aprendizaje y también ayuda a equilibrar el estado de ánimo... "
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Había un departamento, pequeño, cuidado y simple.
Ella se encontraba frente al computador tratando de imitar un vídeo el cual enseñaba a hablar el idioma de los sordomudos, el lenguaje de las señas y es que siempre había querido aprenderlo.
Él la observaba a la distancia con una sonrisa mientras rasgaba unas cuantas notas en su guitarra.
Momentos después deja su guitarra a un lado y se acerca a ella.
— ¿Has aprendido algo?— pregunta apoyando una mano en el escritorio mientras observa el computador.
Ella le sonríe.
—Esto significa hombre— cerró su mano dejando solo el dedo índice hacia adelante y luego formó un óvalo con ella— Y esto es nombre— abrió la palma de su mano y esta vez formo un puño apoyando su dedo pulgar encima.
—¿De verdad?— él imitó su acción— Wow, genial.
Y desperté...
Abrí mis ojos lentamente para que el sol que pegaba directo a mi rostro no me afectara y estiré mis brazos hacia arriba, giré un poco mi cuello y decidí levantarme de la cama para preparar el desayuno.
Solo un café con unas cuantas tostadas y me senté frente a mi laptop a la espera de alguna idea para mi nueva novela, pero no había caso, me encontraba estacada y no entendía la razón, generalmente era de esas personas que se inspiran con solo observar a un pájaro volando, pero últimamente mi imaginación se había puesto en mi contra y no lograba escribir ninguna escena, ni siquiera el título.
De pronto recordé aquel sueño que tuve en la noche, sobre aquella pareja, recuerdo sus rostros claramente, sus vestimentas y hasta sus voces lo que me pareció extraño, realmente extraño, podía jurar que los reconocería si me los encontrara en algún lado, si es que no fueran producto de mis sueños.
Cerré la laptop y me dispuse a darme una ducha para luego ir al trabajo.
Me vestí con una camisa blanca y sencilla, unos jeans un poco gastados, unas zapatillas y un suéter no tan abultado en color negro con unos cuantos detalles en blanco, para variar. Até mi pelo en una coleta alta, tomé mi cartera y salí de mi departamento.
Al llegar a la parada del bus, me detuve a observar un poco el paisaje en la búsqueda de un poco de inspiración, pero no era más que una avenida doble con coches pasando cada dos segundos, tiendas de conveniencia al otro lado de la calle con algunos departamentos rellenando la cuadra, nada que envidiarle a las cuadras siguientes y me rendí, si la inspiración decidía volver a mí, lo iba a saber en un instante.
Al subir al bus tomé asiento en una de las butacas del fondo y abrí mi libro como entretenimiento durante el viaje.
—¿Qué le has comprado?— preguntó una voz joven masculina provenía de un lado del asiento ubicado detrás de mí.
No hubo respuesta de regreso.
—Lo has olvidado, ¿verdad?— volvió a preguntar la voz.
—Iré a comprarle algo luego de volver del trabajo— respondió la segunda voz que estaba ubicado en el asiento detrás de mí.
— ¡Sabes lo importante que es para ella!— regañó.
—Lo sé, no voy a olvidarlo, no te preocupes.
No quería ser entrometida, pero la curiosidad me ganaba, observé de reojo hacia donde se encontraban las voces y solo pude observar las piernas de un joven que vestía unos jeans ligeramente apegados al cuerpo con unos zapatos casuales y deduje que su amigo o lo que fuera se encontraba a su lado a un lado del asiento siguiente al mío, por lo que no pude observarlo.
Era la hora de bajarme, pero al levantarme, los dueños de las voces ya no estaban.
Guardé el libro en mi cartera y bajé del bus.
Caminé unos pasos hacia al final de la cuadra donde estaba ubicado el café en el que trabajaba "Dulce Escencia".
Saludé a mis compañeros, me puse el uniforme y comencé otro día rutinario de trabajo.
— ¿Aún no llega la inspiración?— preguntó Narel, una de mis compañeras del café.
Narel era de estatura alta de complexión delgada con una melena ondulada en color trigo que le llegaba hasta la cintura, su tez de una tonalidad clara y con ojos almendrados en color topacio. Extrovertida, demasiado si me lo preguntan, pero ese es también su encanto.
—Creo que se ha ido para siempre— respondí con una expresión dramática lo que causo una risa por parte de Narel.
—Tal vez estés necesitando una musa inspiradora— sugirió.
— ¿Y con musa inspiradora te refieres a un novio?— levanté una de mis cejas.
—Solo digo— respondió levantando ambos hombros en señal de defensa.
Sonreí.
— ¿Se me nota mucho la soltería?
—Digamos que... Solo te falta un micifuz de acompañante.
—Eso es muy cruel de tu parte y ni se te ocurra recordarme que siendo más joven que yo, estas por casarte.
Ella soltó una risa.
—Bien, en primer lugar, tú te lo autor recordaste, en segundo lugar solo soy más joven por dos años y en tercer lugar aún tienes tiempo de encontrar a tu príncipe azul, aún no estás tan anciana— me "consoló".
—"Príncipe azul", que cursi— hice una expresión de disgusto.
—Y así menos vas a encontrar a alguien, deberías ser un poco más, mmm, ¿cómo decirlo?... Ah sí, TIERNA— y destacó la palabra tierna.
Solté una carcajada.
—Sí, claro— me burlé.
Otro día de trabajo terminó.
—La anciana se va a casa— informé a Narel.